Joe Biden ignora a Pedro Sánchez en sus contactos con líderes extranjeros
▶ El secretario de Estado de EE.UU. tampoco ha hablado con la ministra de Exteriores
Canadá, 9 de noviembre Francia, 10 de noviembre Alemania, 10 de noviembre Irlanda, 10 de noviembre Reino Unido, 10 de noviembre Australia, 11 de noviembre Japón, 11 de noviembre Corea del Sur, 11 de noviembre Vaticano, 12 de noviembre Italia, 13 de noviembre Chile, 17 de noviembre India, 17 de noviembre Israel, 17 de noviembre
Canadá, 26 de enero México, 26 de enero Japón, 26 de enero Corea del Sur, 26 de enero Francia, 27 de enero Alemania, 27 de enero Reino Unido, 27 de enero Australia, 27 de enero Filipinas, 27 de enero Tailandia, 27 de enero pero los resultados no confirmaron como vencedor al candidato demócrata hasta el 7 de noviembre. Ese día, Sánchez felicitó al ganador y a su candidata a la vicepresidencia, Kamala Harris, en un escueto mensaje en Twitter. «Os deseamos suerte. Estamos preparados para cooperar con los EE.UU. y hacer frente juntos a los grandes retos globales».
El PSOE celebraba también la victoria de Biden. «¡Go, demócratas!». El líder de Podemos y vicepresidente del Gobierno, Pablo Iglesias, optaba por no felicitar a Biden. En su lugar, celebraba la derrota de Donald Trump. «Se confirma que Trump ha perdido las elecciones», escribía. «Es una buena noticia para el planeta, en la medida en que la ultraderecha global pierde su activo político más poderoso».
Israel, 27 de enero Irak, 28 de enero Afganistán, 28 de enero Unión Europea, 28 de enero Italia, 28 de enero Jordania, 28 de enero Sudáfrica, 28 de enero India, 29 de enero Nueva Zelanda, 29 de
Israel, 17 de noviembre Sudáfrica, 17 de noviembre Nueva Zelanda, 22 de noviembre UE, 23 de noviembre UE, 23 de noviembre Jordania, 23 de noviembre OTAN, 23 de noviembre Argentina, 30 de noviembre Costa Rica, 30 de noviembre Kenya, 30 de noviembre ONU, 30 de noviembre México, 19 de diciembre 3 de febrero
4 de febrero 4 de febrero 4 de febrero
Como es tradicional, Biden no tardó en comenzar a celebrar llamadas con socios estratégicos. El 9 de noviembre, habló con Justin Trudeau (Canadá). Al día siguiente, con los mandatarios de Francia, Alemania, Reino Unido e Irlanda. El Gobierno de Sánchez no entró en el primer grupo de llamadas del nuevo líder de la primera potencia mundial. No era de esperar que eso ocurriera. Quizá tampoco que Biden hablara con Sánchez antes de hacerlo con los mandatarios de Australia, Japón o Corea del Sur (las tres conversaciones el 11 de noviembre).
Pero el teléfono seguía sin sonar el 13 de noviembre, cuando Biden conversó con el primer ministro de Italia, un país equiparable a España. En noviembre, se constató que líderes de otros países con menos peso que España
conseguían esa primera toma de contacto, un aldabonazo para las relaciones entre ambos gobiernos. Hablaron con Biden los líderes de Nueva Zelanda, Chile, Sudáfrica, Jordania, Kenia, Argentina o Costa Rica.
Fuentes diplomáticas españolas aseguraron a ABC en diciembre que las gestiones de la llamada estaban en curso. Pero el contacto no se materializó. Obama habló con Rodríguez Zapatero el 7 de noviembre de 2008, tres días después de aquella cita electoral. Y en 2016, Trump habló con Rajoy poco más de un mes después de la victoria.
El contacto con Sánchez tampoco se produjo en la ronda de llamadas posterior a la investidura de Biden. Desde el 20 de enero, ha hablado con los mandatarios de Canadá, México, Reino Unido, Francia, Alemania, Ru
El primer año de la ministra Arancha González Laya al frente de Exteriores ha estado, obviamente, condicionado por el Covid, paralizando la diplomacia directa a niveles nunca vistos. También por el Brexit y la negociación que aún no ha cesado en lo que respecta a Gibraltar.
Sin embargo, ha habido ciertos síntomas que traslucen la pérdida de peso de España en sus relaciones con EE.UU., particularmente con la anterior Administración Trump pero que aún persiste inexplicablemente.
El mayor aldabonazo fue el movimiento diplomático estadounidense de reconocer al Sahara Occidental como territorio marroquí el 10 de diciembre. «España ni se enteró hasta que Trump movió ficha, algo que no es de recibo en una relación de aliados que deben tener ambos países, gobierne quien gobierne a uno y otro lado del Atlántico», refiere una fuente diplomática.
Marruecos y Argelia
Las negociaciones por el refuerzo de la presencia militar estadounidense en la base de Rota (Cádiz) o las disputas por los aranceles que impuso la anterior Administración a productos españoles como aceite, queso, vino y aceitunas, que pagan un 25% de sobreprecio en EE.UU., son cuestiones apremiantes en las relaciones. Por eso extraña aún más la falta de contactos con el demócrata Biden.
Otro asunto que ha sorprendido a la diplomacia española en este último año ha sido el pulso lanzado por Marruecos y Argelia –que compiten entre sí– para reclamar aguas territoriales próximas a Canarias y Baleares con el objetivo de ampliar sus zonas de demarcación oceánica. Estos dos países han detectado la debilidad española, también producto de un Gobierno bicolor que tiene a Podemos como un factor distorsionador para Marruecos, por ejemplo.
Sánchez, sin ir a Rabat
La cuestión saharaui y la histórica reivindicación de la autodeterminación de este pueblo, defendida por Pablo Iglesias, es una línea roja que Rabat nunca dejará pasar. Un gesto de esa pérdida de peso frente al vecino marroquí ha sido también la cancelación, a última hora, del viaje que iba a realizar el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, a Marruecos. Estaba previsto para el 17 de diciembre pero el reconocimiento estadounidense del Sahara Occidental como territorio marroquí obligó a su cancelación. Se informó de que se retomaría en febrero de 2021, aún está por ver si se podrá realizar.
El factor Iglesias, y su excesivo papel político en el viaje a Bolivia, también es otro síntoma. Sobre todo porque puede marcar erróneamente posición diplomática española con el estigma de estar alineado con la izquierda latinoamericana.
Por último, España se enfrenta en este semestre ante la negociación de los flecos del acuerdo del Brexit en lo que respecta a Gibraltar. El acuerdo del Brexit dejó un sinsabor: España no renuncia a la soberanía pero entiende que no es momento de priorizarla y, según algunas opiniones, se tiene la sensación de que se ha podido perder una oportunidad histórica para modificar ese estatus hacia una cosoberanía.
En un año diplomático atípico por el Covid, España se ha visto sorprendida por reclamaciones de Marruecos y Argelia, por el anuncio de EE.UU. de reconocimiento del Sahara como marroquí y las polémicas de Iglesias