Bajos precios en que se mueven los viticultores, falta de relevo generacional y baja comercialización
progresiva pérdida de explotaciones vitivinícolas. Por un lado, a su juicio, se encuentra la falta de rentabilidad del cultivo. «Llevamos muchos años con precios que no son lo suficientemente atractivos para que se frene la caída de superficie, lo que origina una situación que ya es insostenible porque tampoco hay perspectivas de que mejore la comercialización de nuestros vinos a corto plazo», aseveró el representante de la patronal agraria.
Desde su punto de vista, el otro aspecto que se encuentra detrás de la merma de vides es la falta de relevo generacional en las plantaciones, ya que «es un cultivo que requiere mucho trabajo y un gran esfuerzo diariamente frente a otros como es el caso del olivar que no precisan tanta atención y, además, son más rentables». Centella abogó por «ser capaces de dar valor a nuestro producto a fin de que se pague por él una cantidad adecuada». En relación a la crisis sanitaria del Covid-19, el dirigente agrario auguró el incremento de los excedentes antes del inicio de la próxima vendimia debido a la suspensión de eventos, como fue el caso el año pasado de la Cata del Vino Montilla-Moriles.
Los lechones ibéricos puros al destete para vida se cotizaron a 243 euros —todos los importes por 100 kilos—. En el porcino para sacrificio, los cerdos ibéricos de cebo (132 euros) y de cebo de campo se comercializaron a 161 euros, los ibéricos de bellota, 229 euros. La cotización más cara, 246 euros los ibéricos 100% de bellota.