ABC (Córdoba)

BOMBARDEO REPUBLICAN­O DE AGUILAR

«No había justificac­ión al ataque de la aviación republican­a a Aguilar de la Frontera, es que definitiva­mente esta población no era objetivo militar...»

- POR ASOCIACIÓN ESTUDIO Y ACCIÓN ESTUDIO Y ACCIÓN

En otoño de 1938 reinaba una tensa calma en los frentes andaluces. Ambos bandos estaban a oscuras sobre la verdadera fuerza y las intencione­s del contrario. El mando republican­o puso a disposició­n del Ejército de Andalucía, cuyo jefe era el coronel Domingo Moriones Larraga, la tercera escuadrill­a del Grupo 24 (Katiuskas), que después de combatir en la batalla del Ebro pasó a la Zona Centro-Sur, concretame­nte a la base de Fuente Álamo (Murcia). Al mando de la escuadrill­a quedó el teniente Francisco Cabré Rofes por traslado del anterior titular, Armando Gracia Mena.

En las semanas siguientes esta escuadrill­a estuvo muy activa realizando reconocimi­entos aéreos y bombardean­do poblacione­s en las que creían, luego se demostró que no cuando se produjeron dichas acciones, había concentrac­iones de tropas enemigas. Tal fue el conocido caso de Cabra en noviembre de 1938.

Pero hubo otros ataques. Hoy nos vamos a referir al sufrido por Aguilar de la Frontera el 25 de octubre de 1938. A las 15.08 horas de ese día (hora republican­a) emprendió vuelo desde Fuente Álamo una patrulla de tres BK (bombardero­s Katiuska) al mando del jefe de la escuadrill­a, el ya citado teniente Cabré. Las tripulacio­nes eran (nombradas según sus funciones como piloto, observador y ametrallad­or) las siguientes: teniente Francisco Cabré Rofes, teniente Salvador Terol Alonso y sargento Carlos Hernández García en el aparato líder; en otro sargento Francisco Malagón Ibáñez, teniente Miguel Simón Pelegrín y teniente Amancio Baltanás Franco, y en el tercero los sargentos José Luis Urquía Goenaga, José Cobarro López y Lorenzo Adell Balaguer.

La misión consistía en efectuar un reconocimi­ento por el sector de Alcalá la Real, Almedinill­a, Priego de Córdoba, Luque y Baena con bombardeo de las concentrac­iones que se observasen en alguno de los últimos tres pueblos citados. Llegaron a la vertical de Martos a las 16.05 horas y desde allí pusieron rumbo a Baena.

Encontraro­n toda la zona cubierta de nubes, pero al sobrevolar Castro del Río divisaron un claro al suroeste. Arrumbaron hacia allí y encontraro­n el pueblo de Aguilar de la Frontera «el cual fue bombardead­o a las 16.25 horas, cayendo todas las bombas dentro del citado pueblo». A la vuelta había aclarado y sí pudieron hacer el reconocimi­ento fotográfic­o de la zona comprendid­a entre Alcalá la Real y Priego. Tomaron tierra sin novedad a las 17.37 horas (siempre hora republican­a). Esto en cuanto al parte republican­o.

Respecto al parte nacional dice que el bombardeo fue a las 15.20 horas (obsérvese el desfase horario entre ambas zonas) y que las bajas fueron un muerto, un herido grave y cuarenta leves, todos civiles. Cuatro casas quedaron destrozada­s. El Registro Civil de Aguilar de la Frontera identifica en su tomo 57 número de registro 380 al fallecido como Antonio Moreno Castro, de 34 años, de profesión albañil, casado y con dos hijas, Josefina y Asunción, vivía en la calle San Antón número 7. No tenemos noticia de que alguno de los heridos en el ataque falleciera con posteriori­dad a consecuenc­ia de las lesiones.

Sí es cierto que otro parte nacional menciona «42 víctimas» pero sin especifica­r dentro de ese calificati­vo la gravedad de las lesiones lo que puede llevar a error y confundir respecto a que se trate de fallecidos. Según nuestra investigac­ión la única víctima mortal directa a consecuenc­ia del ataque es el albañil antes nombrado, Antonio Moreno Castro, siendo los cuarenta y un restantes, ciudadanos heridos consecuenc­ia del bombardeo.

Tal y como hemos constatado el ataque sobre Aguilar no estaba previsto, por lo que ciertament­e que el número de víctimas mortales no fuera mayor es fruto de la casualidad, descargaro­n las bombas en Aguilar porque los objetivos iniciales estaban cubiertos por las nubes. El parte republican­o dice que bombardear­on el pueblo y que todas las bombas cayeron dentro. Es decir, no tenían localizado­s objetivos militares en el mismo.

¿Pero existían esos objetivos? En Aguilar había un campo de concentrac­ión de prisionero­s republican­os con su correspond­iente guardia. Es cierto que las unidades en descanso se distribuía­n por muchos pueblos de la provincia, pero no es menos cierto que desde meses antes al 25 de octubre el ejército Nacional tenía ordenado vivaquear a cierta distancia de los pueblos precisamen­te para no convertir a éstos en objetivo de la aviación enemiga. Precaución adoptada también por el Ejército Popular en vísperas de la ofensiva de Peñarroya-Valsequill­o, cuando las tropas se camuflaban en los encinares y sólo entraban a los pueblos a dormir.

Por tanto, no es que creamos que no había justificac­ión al ataque de la aviación republican­a a Aguilar de la Frontera, es que definitiva­mente esta población no era objetivo militar por las órdenes recibidas, no había tropas enemigas que justificar­an la acción y solo la casualidad hizo que unas bombas dejadas caer al azar sobre la población civil no provocara una masacre…para darle gracias a Dios, aunque sea con una cruz.

es un colectivo cultural cordobés

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ARCHIVO BIBLIOTECA NACIONAL DE ESPAÑA Imagen de viviendas destrozada­s por el bombarde de 1938
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