ABC (Córdoba)

La Guardia Civil, sin hilo para reabrir el crimen de Almonte

▶ Tras la absolución del acusado, revisó el caso completo y llega a las mismas conclusion­es

- CRUZ MORCILLO

«No se han obtenido datos objetivos suficiente­s que permitan motivar la apertura de una nueva línea de investigac­ión o profundiza­r en las descartada­s anteriorme­nte». Esta es la conclusión fundamenta­l del informe entregado por la UCO de la Guardia Civil a la juez que instruye el doble crimen de Almonte, el «caso maldito», como llegó a definirlo el fiscal. Miguel Ángel Domínguez, de 39 años, y su hija María, de ocho, fueron asesinados el 27 de abril de 2013 en su casa. Les asestaron 151 puñaladas, de ellas 104 a la niña.

Casi ocho años después el doble crimen no tiene autor. El único encausado, Francisco Javier Medina, entonces pareja de Marianela Olmedo, esposa y madre respectiva­mente de las víctimas, fue juzgado y absuelto en 2017 tras el veredicto de no culpabilid­ad del Jurado. El Tribunal Supremo ratificó la sentencia en 2018.

Pero en enero de 2019 la juez instructor­a, la titular del Juzgado de Primera Instancia e Instrucció­n número 1 de la Palma del Condado, abrió una pieza separada y ordenó a la UCO que reabriera la investigac­ión. Solicitó «la práctica de cuantas indagacion­es fueran precisas». La Guardia Civil creó un nuevo equipo de tres personas, «tres ojos nuevos no contaminad­os» que durante 21 meses peinaron informes policiales, periciales, declaracio­nes, registros telefónico­s, fotos y grabacione­s. Un trabajo ingente, cuyos resultados —un informe de ocho páginas con dos anexos, al que ha tenido acceso ABC en exclusiva— entregaron al juzgado el pasado 20 de octubre.

No han encontrado datos que motiven una nueva línea de investigac­ión, concluyen en primer lugar, y en segundo insisten en las tesis de sus compañeros que sentaron en el banquillo al único sospechoso: «Las actuacione­s practicada­s no permiten descartar ni contradeci­r las conclusion­es a las que llegó el anterior equipo de investigac­ión». Con estos resultados la pieza separada se estanca por el momento.

El informe firmado por tres investigad­ores de la Sección de Homicidios, Secuestros y Extorsione­s de la UCO consta de cuatro partes: los antecedent­es del caso, la metología utilizada, las actuacione­s realizadas y las conclusion­es. Los anexos son un extenso perfilado criminal elaborado por agentes de Análisis del Comportami­ento Delictivo de la Guardia Civil, en busca de autor (ver informació­n), y una declaració­n nueva a la que no se da ninguna credibilid­ad.

Más de mil informes y declaracio­nes. Los agentes han revisado 335 informes policiales, 545 entrevista­s, 35 informes periciales, 102 declaracio­nes policiales, 35 declaracio­nes judiciales, todos los registros telefónico­s, más de 45 Gb de fotografía­s y grabacione­s de cámaras.

Otra vez «el puerta a puerta»

Durante un año y medio volvieron al «puerta a puerta» y tomaron declaració­n otra vez a vecinos y conocidos, entre ellos un chico de 15 años que escuchó golpes mientras jugaba a la videoconso­la. La revisión de cuentas bancarias y registros técnicos (teléfonos y cámaras) no aportó ninguna informació­n nueva y a las tres inspeccion­es oculares de la causa se sumó una cuarta del equipo de revisión. El asesino solo pudo salir por la puerta de la vivienda tras matar a padre e hija. Recuerdan los agentes la «especial violencia del escenario y el superior ensañamien­to con la menor»: 104 lesiones; 38 inciso penetrante­s, 18 incisas, 39 erosiones y 9 contusione­s. Hubo golpes, arrastre de muebles y María gritando sin parar: «Papi no, papi no» al ver cómo el asesino remataba a su padre.

Al volver sobre las autopsias descubrier­on que Miguel Ángel tenía un trozo de papel higiénico en la mano con sangre que no fue conservado y una herida anterior que se produjo tres o cuatro días antes del crimen con un borde de algún mueble. Nadie sabe cómo se la hizo.

Finalmente, los agentes retomaron otras líneas de investigac­ión diferentes a la de Francisco Javier Medina, entonces novio de la madre y absuelto cuatro años después. Esas líneas pivotaban en torno a un rumano y un marroquí a los que se investigó en su momento y que fueron descartado­s. Tampoco en la revisión obtuvieron nuevos datos de interés. Dos rumores propagados con evidente mala intención en años posteriore­s fueron también objeto de las pesquisas del nuevo equipo. Tras las gestiones concluyero­n que no había ninguna base, aunque las explican y detallan en su informe.

Marianela, la madre de María, que tuvo que dejar su pueblo, acosada decía hace casi dos años a ABC: «Para mí la investigac­ión está cerrada. Yo ya no creo en la Justicia; prefiero no pensarlo a todas horas para no volverme loca». Y Aníbal Domínguez, hermano y tío de las víctimas, que lleva casi ocho años buscando luz, sostenía la esperanza. «Puede que aparezca algún hecho nuevo o desenmasca­ren a alguna de las personas que mintió».

No han encontrado datos que motiven una nueva línea de investigac­ión, concluyen

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