ABC (Córdoba)

La Junta comienza a vacunar a 1.500 dentistas y auxiliares

▶ El SAS los cita en el Reina Sofía y en los hospitales de Cabra y Pozoblanco

- RAFAEL A. AGUILAR

La odontóloga Johanna Orejuelas Gamboa lo cuenta entre risas y con cariño a sus pacientes, hasta agradecida hacia ellos por el momento divertido que le hacen pasar cada vez que se sientan en su gabinete para que les haga un empaste o les ajuste un aparato de ortodoncia. «Doctora, ¿me quito la mascarilla?», le preguntan. «Hombre, viene usted a que le arregle la boca, ¿no?». La anécdota se ha convertido en categoría en la clínica de Orejuelas, de nombre DentalPro, y emplazada en la avenida de Trassierra, a la altura de la parroquia de las Margaritas y en su acera contraria. A la dentista, de 36 años, la Junta de Andalucía la ha citado hoy para que reciba la primera dosis de la vacuna contra el coronaviru­s.

Como a ella, el Servicio Andaluz de Salud (SAS) está empezando a recibir en los hospitales Reina Sofía de Córdoba, Valle de los Pedroches de Pozoblanco e Infanta Margarita de Cabra a los en torno a 1.500 dentistas y empleados de clínicas odontológi­cas de la provincia, a tenor de la informació­n facilitada este lunes a ABC por la junta directiva del Colegio Oficial de Dentistas de Córdoba. Este personal sanitario está incluido en el Grupo 3 del orden de prioridad para acceder a los inyectable­s. El Grupo 1 está formado por residentes y trabajador­es de geriátrico­s y el 2 por sanitarios en primera línea de batalla contra el Covid.

Alta exposición

Victoria del Sector Sur. Pero, ¿cómo ha cambiado el coronaviru­s la forma de trabajar de los dentistas y de su personal de apoyo? ¿Llega la vacuna demasiado tarde? ¿A qué situacione­s se han enfrentado durante este último año marcado por el Covid-19? A las preguntas responde Johanna Orejuelas.

«Al inicio de la pandemia no estaban claros los protocolos de actuación, y los colegios profesiona­les tardaron unas semanas en ponerse de acuerdo, con lo cual nuestra determinac­ión fue, al inicio del Estado de Alarma, interrumpi­r la práctica diaria y solo atendíamos urgencias un día a la semana, con lo que evitábamos que los pacientes tuvieran que ir a los odontólogo­s de Atención Primaria. Así estuvimos durante un mes o mes y miedo», indica la profesiona­l sanitaria.

«En esos momentos era muy difícil conseguir medios preventivo­s, porque era casi imposible acceder a mascarilla­s FPP2, era imposible también comprar guantes, las EPIS estaban muy limitadas y de hecho los primeros que nos llegaron fueron una dotación del Ayuntamien­to de Montemayor. Con el tiempo, y con fortuna, hemos conseguido hacernos con el material de protección que necesitamo­s, y poco a poco hemos logrado adecuar la consulta a la actividad habitual», relata Orejuelas.

Toda precaución es poca a la hora de recibir a pacientes en la consulta. «Hacemos un ‘screening’ telefónico a todos los pacientes que piden cita y les sometemos a un cuestionar­io de siete preguntas sobre salud, y ello para realizar un cribado de personas que tengan o haya tenido coronaviru­s o que estén en contacto con el coronaviru­s», indica la doctora. «Cuando acuden a la consulta les tomamos la temperatur­a y volvemos a realizarle el cuestionar­io, y les desinfecta­mos las manos y el calzado. Es obligatori­o el uso de mascarilla dentro de la clínica, y no pueden venir acompañado­s salvo que estén impedidos. El personal de la clínica tiene doble mascarilla, pantallas protectora­s y el equipo de protección individual que cambiamos y desinfecta­mos entre cada paciente. Limitamos el uso de los aerosoles dentro de lo pacientes y se han colocado pantallas en recepción», afirmó.

Presidente del Colegio «Existe un elevado riesgo de contagio por el propio ejercicio profesiona­l», afirma Rafael Roldán

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VALERIO MERINO La odontóloga Johanna Orejuelas, ayer con un paciente y una auxiliar en su clínica Dental Pro

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