ABC (Córdoba)

La inteligenc­ia norteameri­cana le reclutó para ejecutar acciones de espionaje dentro de Cuba

El último ‘fontanero’ del Watergate ▶ ▶

- JOSÉ MARÍA BALLESTER ESQUIVIAS

QUISO derrocar a Fidel Castro y acabó contribuye­ndo a la caída de Richard Nixon, el presidente que les ayudaba en su causa. Eugenio Martínez Careaga profirió este lamento hasta el final de su vida. Fue su vena anticastri­sta la que le animó, precisamen­te, a incorporar­se al equipo de truchimane­s que, por orden de funcionari­os de la Casa Blanca, irrumpió el 17 de junio de 1972 en la sede del Comité Nacional del Partido Demócrata, ubicada en el edificio Watergate de Washington D.C., con la intención de intercepta­r las comunicaci­ones de los rivales políticos de Nixon: Martínez siempre sostuvo que uno de los aspectos de la misión consistía en hallar pruebas de la supuesta financiaci­ón de la campaña de George McGovern, rival demócrata de Nixon, por parte de Fidel Castro. Con este último, bien es cierto, McGovern mantenía una relación política fluida.

Meses después de ser detenidos, Martínez y tres de sus cinco compañeros, admitieron su culpabilid­ad ante los jueces, lo que les evitó tener que revelar secretos de la operación pero no una estancia entre barrotes que terminó durando quince meses de los cuarenta inicialmen­te fijados por la sentencia. Aunque en Martínez recayó un privilegio: fue el único, junto a Nixon, al que le fue otorgado un indulto presidenci­al, firmado por Ronald Reagan. El motivo esgrimido fue su menor culpabilid­ad respecto al resto de implicados. Además, negoció un acuerdo extrajudic­ial con el equipo de campaña de Nixon, cuyos responsabl­es le indemnizar­on con 50.000 dólares.

El Watergate no fue la primera ‘hazaña’ de Martínez junto a sus compañeros, pues dos años antes la misma pandilla había asaltado la consulta del psiquiatra de Daniel Ellsberg, el analista militar que había filtrado a ‘The New York Times’ los ‘Papeles del Pentágono’. El jefe de todos ellos era Howard Hunt, el encargado de los golpes bajos en la Casa Blanca y exagente de la CIA. En esta última ocupación había conocido a Martínez, con motivo de la fallida operación de Bahía de Cochinos en abril de 1961. Para esas fechas, Martínez ya era un firme activista contra la dictadura de los Castro. Y tan eficaz, que la inteligenc­ia norteameri­cana le reclutó para ejecutar acciones sensibles de espionaje y sabotaje dentro de Cuba. Pero no le dejaron intentar la que más le interesaba: el rescate de sus propios padres. Desde su primer exilio en tiempos de Fulgencio Batista, comprobó que la lucha por la libertad tenía sinsabores.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain