La consagración europea de Mbappé
▶ El francés, auténtico protagonista del partido, sentencia al Barça con tres goles
cación amarilla. Y el gol finalmente llegó como inevitablemente llegan las derrotas cuando no sólo eres inferior sino que además tu actitud es la de entregarte. Kean sentenció la eliminatoria marcando el tercero de cabeza. La derrota fue contundente en el marcador, pero todavía peor en la actitud, en la inanidad, en el dejarse tomar sin capacidad de reacción, ni de nada, que tuvo un Barça sometido, sin nervio, sin músculo, sin alma, muñequito roto que se va sin que nadie le dé las buenas noches cuando ya todos han acabado de usarlo.
Si al desastre deportivo le añadimos que en lo económico la ruina es total, lo mejor para el Barça sería ni viajar a París para el partido de vuelta y así por lo menos podría ahorrar. Justo cuando este comentario corría el riesgo de parecer exagerado, Mbappé marcó el cuarto.
Kylian Mbappé tardó un minuto en dejar claro que quería ser el protagonista de la eliminatoria ante el Barcelona. Cansado de quedar en un segundo plano, tras Neymar y Messi, el delantero francés convirtió el Camp Nou en el jardín de su casa y asumió los galones que Pochettino le reclamó nada más llegar al banquillo parisino. Era un reto obligado tras la ausencia del paulista y de Di María.
El galo volvió loca a la defensa azulgrana y logró tres tantos que pueden valer los cuartos de final. Se destapó, haciendo olvidar la ausencia de Neymar y retratando la fragilidad defensiva de la zaga culé. Ni el regreso de Piqué frenó al galo, auténtico
Messi, imagen de la impotencia estilete del PSG y sinónimo de peligro cada vez que le llegaba el balón.
En la primera parte tuvo varias ocasiones para marcar. Ter Stegen desbarató un disparo suyo, Piqué llegó a tiempo de salvar un estratosférico taconazo dentro del área pequeña y Dest acertó a mandar a córner desde el suelo cuando ya estaba superado. Incluso se convirtió en un asistente perfecto regalándole un pase a Kurzawa que Ter Stegen atinó a desviar, o arrastró a la defensa azulgrana dejando solo a Icardi para obsequiarle con un balón que Pedri sacó en la línea de gol. Pero tan fuerte era su incidencia en el partido que finalmente acabó encontrando el premio. Un delicioso pase filtrado de Verratti lo controló el francés dentro del área para romperle la cadera a Lenglet y fusilar a Ter Stegen. Buen gol para lograr el empate.
Le gana la batalla a Messi
La segunda parte fue otro vendaval de Mbappé, que no paró de generar peligro en cuanto el árbitro ordenó la reanudación. Anotó el segundo gol y puso casi imposible el pase del Barcelona con el tercero en su cuenta, el cuarto del PSG, culminando un buen contraataque. La actuación del delantero, con su primer triplete de goles en Champions, reactivó la ilusión de los aficionados del Real Madrid, que sueñan con la posibilidad de que Florentino Pérez lo fiche este verano, un año antes de que finalice su contrato con el PSG. Mbappé le ganó la batalla claramente a Leo Messi, que aunque también anotó, su gol llegó desde los once metros tras un discutido penalti de Kurzawa sobre Frenkie De Jong. «Un penalti de broma», ironizaba Neymar en las redes sociales junto a varios emoticonos llorando de risa. Poco más hizo el argentino.
le al América a doble partido, con la vuelta ante casi 100.000 personas en el estadio Azteca. Yo tenía 19 años en aquel momento y marqué dos goles ese día. Ganamos 3-2 y es una de esas cosas que te marcan para siempre y te encaminan un poco. Pero también hay momentos malos, como mi etapa en Ucrania, un paso muy desafortunado por todo lo que pasó, que fue muy fuerte y que te hace valorar otras cosas. Y, sin duda, me acuerdo de la etapa en el Atalanta, donde pasamos de ser un equipo que luchaba por evitar el descenso a ser uno de los mejores de Italia y de Europa.
—Lo de Ucrania fue muy duro, ¿no?
—Recuerdo que estábamos en Austria de pretemporada con el club y mi familia estaba en Argentina. Nos íbamos a encontrar en Ucrania porque arrancaba el campeonato, y resulta que con un mortero derribaron un avión muy cerca de mi ciudad. Ahí dije ‘no, no vuelvo’. Mi mujer tenía que volar de Argentina a Ucrania… una locura. Desde Austria me fui para Argentina y no volví nunca más.
—De lo que sí tiene muy buenos recuerdos es del Arsenal de Sarandí.