ABC (Córdoba)

Por amplia mayoría

-

Draghi recibe el 70 por ciento de apoyo en las encuestas y el respaldo de todo el arco parlamenta­rio desde la izquierda radical hasta la ultraderec­hista Liga de Matteo Salvini, con la excepción del partido de extrema derecha Hermanos de Italia. Algunos de sus líderes se insultaban y atacaban ferozmente hasta pocos días antes de la formación del gobierno, gritando que «nunca jamás juntos». Hoy se sientan codo a codo en el consejo de ministros.

Teniendo en cuenta la heterogene­idad de las fuerzas políticas, se explica el llamamient­o a la «unidad» y a «un esfuerzo colectivo» que les hizo Draghi en su primer consejo de ministros: «La unidad no es una opción, es un deber. Venimos de diferentes culturas políticas, de diferentes experienci­as profe

sionales. Las diferencia­s deben ser un elemento de riqueza y deben utilizarse para afrontar juntos este desastre, que ha provocado una grave crisis sanitaria, económica, social, cultural y educativa. Miles de muertos, el sufrimient­o de trabajador­es y empresas». Ese mismo espíritu de unidad, «para poner en seguridad al país», fue el que invocó en el Parlamento: «Es un deber guiado por lo que estoy seguro que nos une a todos: el amor a Italia».

No es casual la insistenci­a en su llamamient­o a la unidad, porque «un factor decisivo para el éxito de las reformas es que haya un fuerte consenso de la opinión pública y de las fuerzas políticas para acometerla­s», afirma el profesor de Economía Carlo Cotarelli, director del Observator­io sobre las cuentas públicas italianas de la Universida­d de Milán. Italia es un país dividido, al igual que su clase política, incapaz como demostró el gobierno de Giuseppe Conte de ponerse de acuerdo y formar una mayoría parlamenta­ria. «Este es un gran problema. Si en Italia continuamo­s peleando entre nosotros, no saldremos nunca de la crisis, aunque yo pienso que la superaremo­s», nos dice el profesor Cotarelli. Pese a que las lógicas del pasado, con interminab­les batallas políticas, están muy radicadas, hay señales de que, por el momento, por interés nacional se pliegan las banderas partidista­s e incluso un político belicoso como Matteo Salvini habla de enterrar el hacha de guerra. Pero el camino de la unidad aparece lleno de insidias y está por construir.

Nuevo panorama político

En la fotografía oficial que se hizo el gobierno tras el juramento realizado el sábado en el palacio del Quirinal faltaban tres protagonis­tas polémicos que han permanecid­o entre bastidores, pero que han sido fundamenta­les en la llegada de este gobierno: Matteo Renzi, líder de Italia Viva, gran muñidor de la crisis con acrobacias políticas dignas de su paisano el florentino Maquiavelo; el cómico Beppe Grillo, fundador del Movimiento 5 Estrellas en el año 2009, que ha abandonado la inicial retórica del populismo y la antipolíti­ca; y Matteo Salvini, que fue el último en convertirs­e y quedar fulgurado por el mago Draghi en su camino no a Damasco sino a Bruselas. Al abandonar el soberanism­o, Salvini inicia un proceso para legitimars­e fuera de la extrema derecha a los ojos del establishm­ent europeo y nacional. Hasta hace pocos años pregonaba la necesidad de un referéndum para la salida del euro y hace solo unos meses calificó a Bruselas como «un refugio de chacales». El mundo empresaria­l del norte, muy ligado a Europa, y su brazo derecho, el economista Giancarlo Giorgetti, amigo de Draghi –lo ha nombrado ministro del Desarrollo Económico– le aconsejaro­n un cambio de paso. Solo así el ‘Capitano’ podrá mantener su sueño de ganar las próximas elecciones generales dentro de un par de años y encabezar un gobierno de centro-derecha. ¿Es sincera su conversión o es una táctica política electoral? Aunque está por ver su sinceridad, la conversión de Mateo «podría favorecer la transforma­ción de todo el sistema político italiano», afirma el politólogo Giovanni Orsina, profesor de Historia Contemporá­nea en la Universida­d Luiss de Roma.

En general, el marco político ha cambiado en Italia tras la experienci­a de los dos gobiernos técnicos anteriores: después de Carlo Azeglio Ciampi, expresiden­te del Banco de Italia, en 1993, llegó el empresario Silvio Berlusconi, con buenas dosis de populismo. Luego, tras Mario Monti, exrector de la Universida­d Bocconi y excomisari­o europeo, en el 2011, comenzó el ascenso de los populistas del Movimiento 5 Estrellas. ¿Cuál será el efecto del laboratori­o político italiano con Mario Draghi? En esta ocasión, se iniciará un proceso de reformas, que al margen del impacto en la econo

 ?? EFE ??
EFE
 ?? POOL ??
POOL

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain