LA BASE, Y III
DESPUÉS de la merecida celebración por la elección de Córdoba como sede de la Base Logística, y un tanto perplejo por la desafortunada intervención de la portavoz del PP en el Congreso, que nada aporta y bastante encabrita, nos encontramos con la primera decisión política municipal relativa al proyecto: dos comisiones. Aunque manida, resulta imposible no traer a colación la célebre frase de Napoleón. «Si quieres que algo sea hecho, nombra un responsable; si quieres que algo se demore, una comisión». Es difícil no recordar las palabras del hoy alcalde cuando, a mitad de la legislatura pasada, acusaba (con bastante razón) al cogobierno anterior de «marear la perdiz en comisiones» y de malgastar el tiempo en ellas. A falta de una, dos.
La llamada participación ciudadana es un mecanismo estimable siempre que no desemboque en asamblearismo o sea utilizada como excusa para aplazar o evitar las decisiones. Hay multitud de ejemplos. La verdad es que no alcanzo a entender qué papel pueden tener en estas comisiones los sindicatos o el movimiento ciudadano. Resultaría más lógico un equipo de apoyo formado por profesionales, ingenieros, arquitectos, abogados expertos en derecho administrativo, militares, expertos en movilidad e inteligencia artificial del sector privado: sí, la célebre colaboración público-privada puede ser útil aquí. Quizá sea exagerado, pero todo apunta a comisión de las que criticábamos en el pasado. Unas cuantas fotos y poco más. La base es una de las mejores noticias que Córdoba podía recibir. Pero aparte de la dificultad que entraña su correcta y ágil gestión, esconde un peligro importante: creer que todo está hecho y que las próximas elecciones están ganadas. Este logro no puede suponer que se olviden otros asuntos que pasen a ser ‘menores’, como aprobar con urgencia presupuestos, racionalizar ordenanzas, agilizar la concesión de licencias hoteleras o bajar de verdad impuestos. De cumplir el programa, en definitiva. Decía Serrat de aquellas pequeñas cosas que «como un ladrón te acechan detrás de la puerta, te tienen tan a su merced como hojas muertas». En esas pequeñas cosas también se decide el voto.