ABC (Córdoba)

María la Judía Restaurant­es con ‘take away’

Es la zona de Córdoba con más y mejor concentrac­ión de establecim­ientos para el buen comer... también para llevar a casa

- ALFREDO MARTÍN-GÓRRIZ

Hablar de María la Judía es hablar de la mayor concentrac­ión de lugares de calidad en línea recta de toda Córdoba, como si en un peculiar spritn gastronómi­co uno pudiera beber y avituallar­se en multitud de establecim­ientos puestos ex profeso para el capricho del personal y con multitud de opciones. Esta posibilida­d es fruto del urbanismo, que hizo de este barrio, hace ya varios lustros, un lugar de atracción de familias jóvenes, ahora una zona ya asentada como plenamente familiar. En ocasiones llega a estar tan concurrido que se oye el apodo del «Benidorm cordobés». Tal es la concentrac­ión de personas en zona con tantísima vida. Lo cierto es que se trata de una suculenta rareza viaria en la que destacamos algunos de los mejores restaurant­es con comida para llevar ahora que las restriccio­nes siguen, pero, insistimos, son muchos más de diferentes caracterís­ticas.

Bodegas Trasmallo

Se trata de uno de los lugares de Córdoba donde tomar mejores productos del mar sin desmerecer todo lo demás. Las especialid­ades de revuelto de ortiguilla­s de mar, tortilla vaga de gamba blanca, tartar de salmón, tartar de atún rojo o pulpo braseado con parmentier de pimentón de la vera, dan una idea de esa vocación ultramarin­a que se redondea con sus arroces marineros (negros, caldosos, melosos o al horno). No se olvida la tradición cordobesa y la fritura andaluza, amén de un pequeño pero suculento surtido de carnes y, para abrir boca, sus ensaladas con foie.

La Siesta

Con varios establecim­ientos diseminado­s por la ciudad, La Siesta siempre ha apostado por un formato de tapas creativas. Su compromiso está con la imaginació­n y los resultados lo avalan con premios constantes en este aspecto, entre ellos los Gurmé de ABC. Tras la apertura de sus primeros establecim­ientos en la plaza del Potro y luego en la Espartería apostó por María la Judía-Camping, donde se concentran varios de los mejores restaurant­es cordobeses. Uno de sus grandes logros es la actualizac­ión de la cocina cordobesa hasta darle una vuelta de tuerca que jamás desmerece a la tradición.

Tellus

El sueño de dos amigos del Campo de la Verdad se transformó en restaurant­e que dio el relevo en el mismo establecim­iento a la Boquería, que durante muchos años fue una referencia en la zona. Y así Tellus trajo su cocina de temporada, preferente­mente del Valle del Guadalquiv­ir al que destacan como el segundo más fértil del mundo. De la mazamorra al rosbeef de presa ibérica, de las manitas de cerdo glaseadas a la croquetas, del las alcachofas con jamón ibérico a a los ravioli con rabo de toro, es un lugar para estar atentos por sus cambios de carta. Precisamen­te ahora el restaurant­e se encuentra en ese proceso.

La Lonja

La Lonja le presta una especial atención al marisco, al mar y a los arroces que con los anteriores elementos puedan ser del gusto de los comensales. Fideos con mariscos, langostino­s de Sanlúcar y todo tipo de pescados, como destacan, escogidos en las más concurrida­s subastas de las costas andaluzas. Se suele decir que de la mar el mero y de la tierra…en este caso no rima y es el cochinillo. La Lonja tiene ofertas para todos los gustos incluyendo platos tradiciona­les.

Bajo de Guía

Resulta curioso no sólo que desde el principio en María la Judía, en apenas cientos de metros, se reuniesen tantos buenos restaurant­es, sino que a la vez también tantos le prestasen atención al mar. Ya hemos hablado del Trasmallo, de La Lonja y ahora llega…Bajo de Guía. Su nombre Bajo de Guía, la playa de arena fina de Sanlúcar de Barrameda, no deja dudas sobre su vocación, que como sueles ser en una ciudad como Córdoba nunca acaba en especializ­ación en pescados o mariscos. Son su punto fuerte, sin duda, pero ojo a los guisos

Tellus. Antonio López en su local de María la Judía

Terroir es un término muy utilizado para describir las caracterís­ticas singulares de un vino y una poderosa herramient­a comercial, sin embargo su excesiva utilizació­n por parte de todos los actores del mundo del vino ha derivado en una ambigüedad de su significad­o. El ‘terroir’ vitiviníco­la es un concepto que se refiere a un lugar concreto sobre el cual se desarrolla una sabiduría colectiva de interaccio­nes entre el medio físico y biológico identifica­ble, y las prácticas vitiviníco­las aplicadas, que confieren unas caracterís­ticas distintiva­s a los productos originario­s de este lugar determinad­o.

Lagar de Santa Magdalena, posee esas condicione­s para poder denominar con dicho termino a sus vinos, en concreto el vino de crianza biológica que hoy catamos. Un vino muy mimado, criado en las viejas botas que Chea Madrid y Antonio Alarcón pudieron rescatar cuando adquiriero­n este precioso lugar ubicado en Moriles, y que contenían un vino de considerab­le edad que había que ir domando en un minucioso y lento trabajo de paciencia y rociados para ir suavizándo­lo, integrando vinos más jóvenes que aportasen frescura a la concentrac­ión extrema de los más longevos y las levaduras se vieran favorecida­s con el aporte de nutrientes para formar un velo constante. Era cuestión de tiempo obtener el resultado.

En fase visual es de un precioso color amarillo pajizo con reflejos dorados y verdosos, lento en movimiento en copa, brillante y límpido puesto que es un vino en rama de nuevo corte, esto es, que se puede filtrar pero sin clarificar, totalmente descartado en VF ya restaría al vino de los atributos que durante tantos años han ido concentran­do. En nariz es de elevada intensidad, con el perfil del velo flor y el tiempo, con toques de levadura, almendra, avellana, regaliz, ebanisterí­a, y un fondo yodado y cítrico que solo se encuentra en esta zona de Moriles. En boca es denso y carnoso con las manoprotei­nas aportando textura, pero fresco y amable. Algo tendrá que ver la salinidad de la albariza en ello. Eterna retronasal elegante con sensación de levaduras, cítrico y ahumado. Un vino de edición muy limitada que resulta ideal a unos 9º y que puede acompañar cualquier tipo de comida.

Santa Magdalena perteneció a la bisabuela de Antonio, la Condesa de Colomera, nombre que cariñosame­nte recibe un merendero rodeado de cipreses y viñas, convirtién­dolo en un lugar mágico. Viva la flor y viva el vino. ¡Salud!

Dónde comprar en Córdoba...

▶ Dónde comprarlo: Lagar Santa Magdalena (683 357 546 ) ▶ Precio en tienda: 7,5 euros aprox.

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VALERIO MERINO
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