Sánchez maniobra para que el caso Hasel desgaste a Pablo Iglesias
▶El presidente evita desautorizar a su vicepresidente públicamente para no soliviantar a su electorado, pero fija posición para diferenciarse de Iglesias ▶Ante la expectativa de un fin de semana «complicado», el presidente del Gobierno se compromete a gar
Después de tres noches de movilizaciones violentas en las calles de diferentes ciudades de España, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, decidió ayer romper su silencio y condenó el uso de la violencia en las manifestaciones convocadas para protestar por la entrada en prisión del rapero Pablo Hasel. «La democracia ampara la libertad de manifestación y la libertad de expresión, incluso la expresión de los pensamientos más infames y absurdos; pero la democracia nunca, jamás ampara la violencia. La violencia es lo contrario a la democracia. La violencia es la negación de la democracia», dijo ayer el jefe del Ejecutivo nada más arrancar su discurso para presentar el plan de recuperación económica en Mérida. Sánchez introdujo esta reflexión al margen de la temática del acto para que su silencio dejase de ser el foco de atención.
La defensa de estas protestas vandálicas por parte de Unidas Podemos ha elevado la tensión en el seno de la coalición, en un momento en el que los ánimos ya venían caldeados por tres factores: la competencia por las leyes de Igualdad, la negociación de la ley de vivienda y una campaña catalana en la que Pablo Iglesias buscó el protagonismo cuestionando la «normalidad democrática» de España.
La situación es de mucha tensión. Y el presidente ayer decidió lanzar un mensaje nítido sobre sucesos, pero lo hizo sin ninguna referencia explícita a su socio de coalición. ¿Por qué? Fuentes gubernamentales destacan que ninguno de los miembros del Gobierno que representan a Unidas Podemos se han pronunciado al respecto. Se ciñe por tanto la cuestión a unas consideraciones de Pablo Echenique alentando las marchas y a la negativa de Rafa Mayoral de condenar los sucesos violentos. Mensajes que, se insiste, se producen «al margen del ámbito del Gobierno» y que, en cualquier caso, defienden que ya fueron contestados por la vicepresidenta Calvo.
Debilidad en Podemos
Desde el Ejecutivo defienden que el presidente no saliese hasta ayer a responder a la polémica. Consideran que ya en la sesión de control del miércoles Sánchez remarcó el concepto de «democracia plena» y que la vicepresidenta primera, Carmen Calvo, ya afirmó que «de ninguna manera se defiende con violencia el derecho a la libertad de expresión ni ningún otro derecho». El jueves fue de nuevo Calvo quien tuvo que responder a Echenique. Se sumó ayer Fernando Grande-Marlaska, ministro de Interior, con una defensa genérica de la Policía y definiendo los sucesos como «actitudes injustificables» por parte de «una minoría que tiene un concepto equivocado de los derechos y hace uso de la violencia», informa Ana I. Sánchez.
La Moncloa defiende que «no cabe ninguna duda respecto de la posición del Gobierno», y que el presidente se ha manifestado al respecto en el primer acto que tenía previsto tras los altercados y «a las puertas de un fin de semana que podría ser complicado», explican desde la presidencia del Gobierno.
En La Moncloa defienden que Sánchez no va a alterar su agenda ni a dedicarse a interpelar a Echenique. En el fondo subyacen también dos estrategias. Los socialistas piensan que pese a salvar los muebles en las elecciones catalanas, Podemos está en declive electoral y «sin capacidad de recuperación», observa un ministro consultado. En este sentido, a Sánchez le interesa que la formación de Iglesias y el propio vicepresidente se aproximen a sus planteamientos más insurreccionales. En la convicción de que eso los desgasta y refuerza al PSOE por el contraste institucional. Pero además la intervención de Sánchez, como es costumbre, evitó reproches explícitos a su socio.
En el PSOE defienden que es lo adecuado porque por el momento prima la idea de que la coalición debe subsistir pese a las discrepancias porque la falta de acuerdo entre PSOE y Podemos «tiene costes en el electorado progresista», recuerdan. Y ponen en valor que Sánchez tiene una «muy buena aceptación» entre los electores de
Podemos. Al nivel de la del propio Pablo Iglesias o incluso superior en función del sondeo que se analice. La Moncloa monitoriza esos datos y observan que es una tendencia que se viene consolidando desde 2018.
Formar un Gobierno compartido, sin embargo, no ha revertido el hecho de que la valoración de Pablo Iglesias siga siendo mala entre los electores socialistas. Los sondeos que manejan demuestran que el PSOE sigue teniendo capacidad para recuperar votantes de Unidas Podemos y que no los pierde hacia su derecha. Cuidar ese equilibrio está en el fondo de una estrate
«La democracia nunca jamás ampara la violencia. Es lo contrario a la democracia»
«El Gobierno mejorará la protección legal de la libertad de expresión. Existe un consenso amplio»
gia de Sánchez que evita polemizar, que deja a sus ministros las réplicas a Iglesias y con una exposición muy controlada, enfocado en actos amables que le permita situarse por encima de los conflictos. El presidente lleva sin responder a preguntas de la prensa desde el pasado 29 de diciembre.
Sánchez defendió ayer en su intervención que «la violencia no es una libertad, es un ataque a las libertades de los demás», y la consideró «un ataque a la democracia». Asegurando que el Gobierno «hará frente a cualquier forma de violencia y garantizará la seguridad ciudadana». El presidente se comprometió con la reforma del Código Penal para «ampliar y mejorar la protección de la libertad de expresión». Unidas Podemos ha planteado la derogación de los delitos de injurias a la Corona, contra los sentimientos religiosos y el de enaltecimiento del terrorismo. Pero La Moncloa quiere pilotar la reforma y la planteará como un proyecto de ley del Gobierno para que sea liderado por los ministerio de Justicia e Interior. De momento el compromiso no es derogar los delitos, sino que no sean susceptibles de ser penados con la prisión.
Tras las algaradas de los antisistema de estos días no hay grupos estructurados, pero sí tienen núcleos dirigentes que deciden qué hacer en cada momento, incluso con pocas horas de antelación. Esa inmediatez es uno de los dolores de cabeza de la Policía, ya que en pocos minutos, en función del escenario, los radicales cambian los puntos de concentración.
En todo este engranaje las redes sociales juegan un papel clave, porque los violentos saben dónde buscar las consignas. «El núcleo dirigente, que usa canales de comunicación internos más cerrados, hace una ‘asamblea virtual’ y luego difunden las consignas a través de su canales habituales. No es muy sofisticado, pero sí eficaz», precisan fuentes policiales consultadas por ABC, que insisten en que esta forma de operar les proporciona una gran flexibilidad en la toma de decisiones y, por tanto, una mayor dificultad para que la Policía anticipe una respuesta. De hecho, el martes en Barcelona, y el miércoles en Madrid, sorprendió la magnitud de la movilización y eso jugó a favor de los alborotadores.
Telegram, la red favorita
Un grupo de Telegram, servicios de mensajería como Whatsapp o Signal y redes como Twitter son los foros en los que se convocan las protestas y donde se llama a acudir a las mismas. Pero las cuentas clave son las que están controladas por ese núcleo duro que diseña la estrategia. Tiene predilección por Telegram para coordinar sus acciones, en grupos cerrados, para evitar cualquier control, y luego ya dar a conocer las convocatorias en redes sociales abiertas, perfectamente coordinadas y retroalimentadas.
Si además, en este caso Podemos, un partido experto en el manejo de las redes –su crecimiento lo logró en buena medida con ellas–, justifica las algaradas, se dan las circunstancias perfectas para que los alborotadores no solo no se aplaquen, sino que se envalentonen y puedan sumar nuevos adeptos.
En cuanto a la financiación, las fuentes consultadas por ABC explican que estos grupos apenas necesitan dinero. «Las ‘armas’ las encuentran en la vía pública, no tienen locales que mantener, sacan algo de su propio ‘merchandaising?’ y las directrices, incluso cómo actuar en los enfrentamientos con las Fuerzas de Seguridad, también. Eso sí, hay que estar muy atento por si dan un paso más, porque estaríamos entonces cerca de un fenómeno terrorista, y por ahora no es el caso. No son organizaciones como tal, aunque exista ese grupo dirigente. Y saben lanzar los mensajes precisos para movilizar no solo a los suyos, sino también a jóvenes que quieren emociones fuertes y que no tienen más ideología que la de causar destrozos».
En Cataluña, el ‘modus operandi’ para movilizar a las masas es semejante al de Madrid, pero juega un papel crucial el separatismo de extrema izquierda. Las marchas contra el encarcelamiento del rapero las controla