El Atlético, como en casa en Bucarest
▶ Simeone busca la inspiración ante el Chelsea en la ciudad de su primer título octavos de final
Igual que buscan la fe los devotos en los símbolos religiosos, busca Simeone la inspiración en su catálogo de supersticiones. En los octavos de final de la Champions, juega el Atlético como local ante el Chelsea en el estadio Nacional de Bucarest, imponente recinto en la ciudad con más perros sueltos de Europa. Es el primer santuario del cholismo, el primer título de su prolífica carrera en el club madrileño cinco meses después de su aterrizaje en sustitución de Gregorio Manzano. Una victoria sin réplica en la final de la Europa League frente al Athletic de Bilbao, con el partido superlativo de Falcao (dos goles) y Diego Ribas (uno). Pese a las cuatro horas de traslado y los inconvenientes de una eliminatoria desigual (el Chelsea jugará la vuelta en su estadio de Stamford Bridge), Simeone no se queja y siente Bucarest como la sucursal del Wanda.
La limitación de vuelos desde Reino Unido a España y las restricciones por el coronavirus llevan al Atlético a Bucarest, con un largo viaje en la gestión de la eliminatoria y la desventaja de no jugar en su estadio. «No gasto tiempo ni energías allí donde no tenemos influencia», resumió el defensa Savic. Simeone compró ese argumento: «No podemos resolver estos asuntos en un momento de complicación mundial. Los trabajadores de muchos sectores no pueden trabajar y nosotros sí podemos jugar al fútbol. Nos encanta. Y vamos a hacerlo aquí donde estamos».
Después de una primera mitad idílica de temporada, el Atlético vive ahora en un retroceso. La rigidez defensiva, sello de los colchoneros, se ha quebrado en 2021: el equipo solo pudo mantener una vez la portería a cero en nueve partidos de Liga (2-0 ante el Sevilla). «Todo el equipo debe mejorar en la fase defensiva», reclamó Savic.
El otro freno colchonero es la secuencia de partidos sin marcar de Luis Suárez (tres). El delantero uruguayo fue fuente de comentarios durante las horas previas al choque. «Quisimos ficharlo, pero eligió al Atlético –confesó Tuchel, el técnico del Chelsea–. Quería quedarse en España. Es un delantero nato. Su mentalidad, su voluntad, su sed de goles. Y nunca está satisfecho con eso».
A Suárez se encomienda Simeone para salir del bache y lograr un resultado potente para la vuelta. «Tiene la jerarquía, la confianza, la atención del rival... La historia y su don para el gol lo acompañan».
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de paso, su estabilidad emocional y deportiva.
La sobrante patada a Rubén Sobrino en el minuto 88 culminó el rosario de errores y despropósitos del central francés, que también alentó la victoria del Real Madrid en el Camp Nou (13) con un inocente agarrón a Sergio Ramos dentro del área, o unas manos ante la Juventus (0-3) que facilitaron que el club italiano le arrebatara el primer puesto en la fase de grupos y acabara emparejado en octavos con el PSG. Tampoco puede quedar exento del segundo gol del Cádiz (2-1) en la primera vuelta, logrado por Negredo tras una indecisión suya tras un saque de banda de Jordi Alba. Cinco puntos perdidos ante el Cádiz con los que podrían estar en la pomada por la Liga.
Renovado hasta 2026
No imaginaba Lenglet cuando fue presentado por Josep Maria Bartomeu en el verano de 2018 que su fulgurante y prometedora carrera viviría unos momentos tan amargos dos años y medio después. Sus buenas actuaciones en el Nancy-Lorraine lo catapultaron al Sevilla, que lo fichó en enero de 2017, con apenas 21 años, por 5,4 millones de euros. 18 meses y 73 partidos después, el Barcelona decidió ejecutar su cláusula de rescisión (35,9 millones) ante la necesidad de apuntalar su defensa tras la debacle de Roma. Suplente de Umtiti, logró arrebatarle la titularidad cuando la rodilla del francés lo apartó de los terrenos de juego. Su contrato, que expiraba en 2023, fue renovado recientemente hasta 2026, dentro el marco de reestructuración económica diseñada por el club para paliar el impacto económico a causa del coronavirus.
Lenglet ha jugado más de 40 partidos por temporada en el Barcelona desde que llegó (este año suma 33 encuentros), aunque bajo la batuta de Ronald Koeman ha perdido el protagonismo inicial. El técnico holandés ha apostado por Mingueza y Araújo. De hecho, el central uruguayo ha sido uno de sus grandes descubrimientos y se perfila en el futuro como inamovible junto a Gerard Piqué. Lenglet ha ido aprovechando las ausencias por lesión de ambos para disfrutar de minutos, aunque sus desajustes defensivos provocaron que Koeman apostara por Umtiti en algunos encuentros.
«Para un defensa es importante dónde está y la situación de la jugada. No sé si Clément tiene que arriesgar e irse a por el balón. Puede ser que no, pero tengo que analizar mejor la jugada», criticaba veladamente un decepcionado Koeman minutos después del empate ante el Cádiz. «A mí no me gusta culpar a un jugador individualmente», añadió. No obstante, la fotografía, con Lenglet como protagonista en todos los tropiezos, ya se repite demasiado.
El francés se marchó llorando a casa tras su error ante el Cádiz