El nuevo canal de Disney+ para adultos, se estrena en España
Se ofrece dentro de la suscripción y promete nuevas series y sistema de control parental
‘Big Sky’ y ‘Con amor, Víctor’ son dos de las nuevas series que, a partir de hoy, los suscriptores de Disney+ podrán ver a través de Star, su canal para adultos, cuyo precio (7 euros) no varía para los ya abonados hasta el próximo agosto, pero sí para los nuevos (9 euros). La animada ‘Solar opposites’, de los guionistas de ‘Rick y Morty’, y la última serie de Marvel, ‘Helstrom’, son otras novedades. Como en anteriores ocasiones, la plataforma estrena los dos primeros episodios para después lanzar uno cada viernes. Durante la presentación telemática y pregrabada del canal, destinado a un público adulto, se incidió en un nuevo sistema de control parental, con el que cada perfil solo mostrará aquellos contenidos adecuados
Cimino, en ‘Con amor, Víctor’ a la edad del usuario. La vicepresidenta de producción original en nuestro país será Sofía Fábregas, pero no se anunció ninguna producción española original; serán Italia, Francia, Alemania y Países Bajos los primeros países en producir contenido para la plataforma. Sí han adquirido, para su estreno en marzo, la miniserie de Mediaset España ‘Besos al aire’, comedia romántica con Paco León y Leonor Watling ambientada en la pandemia. Con Star se incluye una biblioteca de clásicos ahora pertenecientes al conglomerado como ‘Anatomía de Grey’ y ‘The Walking Dead’ (sus nuevas temporadas también), ‘Mujeres desesperadas’, ‘Perdidos’, ‘Buffy, cazavampiros’ y ‘Expediente X’. ‘Con amor, Víctor’ es la secuela televisiva de la película ‘Con amor, Simón’. Aquí el protagonista es un adolescente latino (Michael Cimino) que tiene dudas sobre su orientación sexual. «La decisión de hacer a este personaje de clase trabajadora y padres religiosos era una oportunidad para contar una historia diferente de la película y una que no siempre se ve representada en televisión», cuenta a ABC el productor Brian Tanen.
22.00 TCM
or lo visto en su entrevista en el ‘Deluxe’, el problema de Rafael Amargo es la hospitalidad. Tiene un problema de hospitalidad. Su casa se pone como una boca de metro porque allí se vende «alegría», se da «gloria bendita», la diferencia entre una casa de Bernarda Alba y un coño de la Bernarda del que salir con menos de lo que se entró.
Amargo no estuvo en Telecinco lo excesivo que se esperaba, pero aun así dio para mucho. Sus frases cambiaban de sujeto cada cuatro palabras, con algo de Ángel Garó y algo de Andrés Pajares, evasivo por el gran tabú del sumario, donde consta una balanza de precisión que no es la de la Justicia y una foto policial de cosas incautadas en las que él no ve un alijo sino un «bodegón».
Siendo un poco decepcionante porque no hubo espantada, ni apareció la archienemiga Patiño, resultó extraordinario en su serlo todo: padre e hijo, amante y esposo, patriarca y calavera, jotero y etéreo, hetero y romano, a
Padre e hijo, amante y esposo, patriarca y calavera, jotero y etéreo, hetero y romano...
E.UU. 1969. Drama. 90 min. Dir.: Dennis Hopper. Con Peter Fonda, Dennis Hopper, Jack Nicholson, Karen Black, Luke Askew, Luana Anders, Phil Spector.
Dos jóvenes se lanzan a la ruta, consiguiendo uno de los filmes-ícono de la generación hippie, un relato que además, por su lenguaje y escaso presupuesto, ayudará a cambiar la concepción de los rodajes y el cine mismo. ‘Road movie’ con ropajes de wéstern moderno, el relato se enfoca en las inquietudes de estos moteros que van en busca de la «América real» y pretenden encontrarla a través del humo. Con luz «naturalista» de Laszlo Kovacs, el filme sirvió de trampolín para las carreras de Fonda, Hopper y, sobre todo, de Nicholson. La banda sonora incluye The Byrds, The Jimi Hendrix Experience y The Band, entre otros. ratos Lauren Postigo, a ratos Pepe el Romano, a taquilla y a caché, empresario y divo, deudor y acreedor, sensual y terapeuta («máster de drogodependencia, mindfulness y salud mental»), macho y Yerma, modelo y bailaor, misterio y «María Clarilla», iracundo y dulce, mundano y solitario, pandémico y celeste, lorquiano y griego, que por algo interpretó una vez un Dionisio y lo vio tan parecido a él que no le costó hacerlo.
El dios llevaba un séquito de ninfas y silenos, de faunos que le rodeaban como una corte ebria o un friso inscrito en un portal de Malasaña. Justo cuando el gran problema de los telediarios son las fiestas ilegales, prohibidas en España como se prohibían en Roma las bacanales, se enjuicia a este folclórico dionisiaco que celebraba, con sus tres días y sus tres noches, entre el ‘chemsex’ y los tete-a-tete («a mí de uno en uno»), unas zambras sin discriminación del «lustre» o del «escuerzo», viajes al fondo de la noche en los que divisar (¡Rodrigos de Triana!) lo que hay después del después del ‘after’.
«Al final del túnel», como dice él, «se verá la guinda del pastel».