¿Cuáles son las prestaciones más demandadas?
[Habla su prima Pilar Gómez] Ella vive en una casa en ruinas, no tiene recursos y su enfermedad está ya muy avanzada; necesita la ayuda urgentemente [Habla su hija María José] «Echamos la solicitud en 2018 y aún estamos esperando; mi padre no puede valers
en la capacidades funcionales de una persona y, generalmente, ocasiona trastornos del movimiento, pensamiento (cognitivos) y psiquiátricos.
«Mi prima vive sin recursos, en una casa en ruinas, sin cocina, ni baño, y con su enfermedad, que está agravándose cada vez más. Su caso es urgente, nos dijeron que lo tramitaría por la vía de la urgencia, pero aún estamos esperando», indica Gómez.
Ayudas de ONGs
La dependiente, de 48 años, ha subsistido gracias a la ayuda de Cáritas y Prolibertas, «pero firmó el alta voluntaria en Cáritas y ahora se vale por sí misma. Solicitó la ayuda hace como un año y, aunque ya tiene reconocido el grado II, aún no han ido de los Servicios Sociales Comunitarios a verla y estudiar el recurso más idóneo para ella, que yo pienso que debe ser una residencia. Es desesperante, la situación es grave», indica su prima.
Gómez afirma que «no podemos hacernos cargo de ella, requiere una atención especializada. Ya ha estado ingresada en Salud Mental porque se vuelve muy agresiva si no toma la medicación. Su madre tiene 80 años y su hija no vive ni en Córdoba», se lamenta.
En una situación crítica también se encuentra María José Carracedo. Su padre, de 70 años, presenta alzhéimer en un estadio muy avanzado y requiere ayuda lo antes posible. «He tenido que venir a vivir con él porque ya no puede estar solo; empezó a empeorar cuando falleció mi madre. Es como un niño chico que anda. Hay que darle de comer, bañarlo, afeitarlo, todo. Ya usa pañales, cada vez está más torpe, no habla apenas, es como un bebé».
Carracedo presentó la solicitud de dependencia a finales de 2018. «Al parecer hubo un error. Y esta semana ha venido la asistenta social a hacer la valoración de mi padre. Me dijeron que por la pandemia se ha retrasado todo. El recurso que necesitamos es que los fines de semana los pase en la residencia
La ayuda a domicilio es la prestación más extendida que se facilita a las personas dependientes en Córdoba. A finales de enero de 2021, de las 33.317 prestaciones vigentes, 11.868 se corresponden con este servicio, que consiste básicamente en el desarrollo de las labores de la vida diaria por parte de profesionales en la propia casa de la persona en situación de dependencia. Le sigue el servicio de teleasistencia, con 11.868 prestaciones. Consiste en la atención directa y personalizada ante situaciones de emergencia, inseguridad, soledad o aislamiento. Por otro lado, el resto de prestaciones se distribuyen así: 3.175 servicios de atención residencial; 1.208 servicios de centro de día y noche; 168 servicios de promoción de la autonomía personal y prevención de la dependencia; 392 prestaciones económicas vinculadas al servicio; dos para asistencia personal y 6.163 prestaciones económicas para cuidados en el entorno familiar, según datos de la Junta de Andalucía. San Rafael, donde ya acude de lunes a viernes».
La joven recuerda la pesadilla que supuso el confinamiento: «Mi padre lo pasó fatal. Me salió un trabajo de teleoperadora y fue un desastre. Él se ponía muy nerviso, rompía cosas. Nos hemos planteado ingresarlo, pero estando como está todo con la Covid no nos atrevemos. Además, tampoco tenemos dinero para eso».
Con una dependencia de grado 3 espera la ayuda, desde hace ya cinco años, María Serna, que cumple 81 en marzo. Su hermana Paqui, de 74 y que padece fibromialgia, artrosis y otras afecciones propias de su edad, es quien se encarga de cuidarla. «Ella tiene demencia y principio de alzhéimer; además, sufre pequeños ictus y se cae con frecuencia al suelo. Es muy corpulenta y tengo que llamar a la vecina para levantarla porque yo no puedo sola», apunta la mujer.
Después de dos valoraciones de trabajadores sociales, en enero de este 2021 se resolvió el reconocimiento de la prestación, una ayuda económica de 320 euros mensuales. «He tenido que ir como veinte veces a Servicios Sociales para conocer el estado del expediente y, de momento, no nos han ingresado nada», señala.