ABC (Córdoba)

Embriaguez de sol para olvidarse de las restriccio­nes

Miles de personas toman las calles y abarrotan las terrazas en el primer festivo con medidas más suaves

- LUIS MIRANDA

SI Andalucía es tierra de primavera, es lógico que la estación más dulce del año empiece en su día. A finales de mayo ya puede ser un verano en que haya que buscar la sombra y poner el aire acondicion­ado, pero cuando acaba febrero, y salvo algún año un poco más atravesado en que llueve, el día 28 es un día de primavera plena.

Todavía no huele a azahar, pero suele pasar, como pasó en el día de ayer, que el sol en todo lo alto sin una sola nube, que las iglesias con cultos y altares estén abiertas y que se pueda disfrutar de la calle sin cazadora, sin prendas de abrigo e incluso con manga corta.

En la mañana del 28 de febrero de 2021, segundo domingo de Cuaresma y con la renovación de las promesas de la vida que suele ser la Semana Santa ya a la vista, el único invitado novedoso eran las mascarilla­s que tapaban la nariz y la boca de todo el mundo, o casi. Para bastantes, sería algo necesario y molesto que les dejaría en el rostro un moreno extraño, porque el sol pudo pegarse a la frente, los párpados y algo de las mejillas, pero no a la barbilla ni a lo que tapaba esa prenda que ahora tiene que llevar todo el mundo cuando justo el año pasado, a pocos días de que comenzase un confinamie­nto que casi nadie esperaba, era casi un objeto para hipocondrí­acos que además se había agotado en las farmacias.

De un día de Andalucía a otro, de una jornada en la que no acabó febrero porque era año bisiesto a esta que sí da paso a marzo, Córdoba notó más que nunca el cambio de las medidas para contener el Covid. No con turismo, que es lo habitual en circunstan­cias normales, sino con los mismos habitantes de la ciudad y de la provincia. Desde el primer minuto del viernes 26 Córdoba está en el grado 1 del nivel 3 y eso quiere decir que el interior de loas bares puede estar al cincuenta por ciento de su capacidad

Con el termómetro rondando los 20 grados, un domingo en vísperas de un día festivo y la posibilida­d de llenar las terrazas, el mejor lugar para comprobar que los cordobeses han salido a la calle es el Puente Romano. Es el lugar ideal para los paseantes, para los que han llegado de los pueblos y cualquiera con ganas de disfrutar del día.

Paseantes

No es la bulla compacta que hay los días de turismo, cuando desde toda España es mayor el río de personas que va arriba y abajo que el Guadalquiv­ir que fluye manso bajo los milenarios pilares, pero no para de pasear gente. Muchos, con ropa de deporte de andar deprisa; otros, con bicicleta, y los más, arreglados, para disfrutar del domingo.

Tres jóvenes se hacen una fotografía

No pasa lo mismo en las tiendas turísticas de la calle Deanes y de los alrededore­s de la Mezquita-Catedral, que en otros días de grandes puentes festivos son como hormiguero­s de los que parece que nunca terminará de salir gente. Ahora el Patio de los Naranjos está tranquilo, porque los que tienen que llegar son los de fuera, y todavía no hay movilidad entre provincias.

Pero sí que hay bulla en la Ribera, que en los días de sol es como un paseo de pueblo antiguo donde se cruza todo el mundo, y cada uno con un objetivo, sea tomar algo o hacer dejercicio.

«Con el sol que hace, un domingo a la espera de un día festivo y ahora que parece que el virus va para atrás, no íbamos a quedarnos en casa», cuenta Victoria, que junto a unas amigas disfruta de una cerveza, aunque procura quitarse la mascarilla sólo si está bebiendo. En San Francisco hay una boda, que tendrá que ajustarse a las medidas, y en todas partes la gente ha salido a la calle, muy en especial en la Corredera.

Dice Rafael Pérez, que ha llegado desde Santa Rosa, que otras veces ha tenido miedo, sobre todo viendo que mucha gente estaba sin mascarilla, pero ahora se ha calzado las gafas de sol y disfruta de una primavera que en Córdoba siempre empieza mucho antes que el 21 de marzo. Las calles siguen repletas por todo el Centro y el día acaba tarde y gozoso. Quién va a pensar en la cuarta ola si en Córdoba es primavera.

El Puente Romano presentó el aspecto de los grandes días, aunque sin turismo

La Ribera, con paseantes y deportista­s, y la Corredera, con las terrazas, fueron hervideros

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