Las claves
sibilidad de dar una situación preferente a la marca Santander en la web, para los mercados en los que se pacte ese acuerdo como financiera. Que cuando el comprador vaya a finalizar y pagar su pedido, aparezca la tarjeta del banco como opción, para beneficiarse del troceo del pago.
De llegar las conversaciones a buen puerto, esto supondría que Amazon habría de romper con sus actuales socios. En el caso de España, por ejemplo, la financiación de ciertas compras –no todas– corre a cargo de Cofidis. Las dos fórmulas que hay hoy día disponibles en el portal norteamericano son la de ‘Paga en 4’ y ‘Credit Line’, sin demasiada visibilidad para el propio Cofidis.
‘Paga en 4’ permite ahora abonar compras de entre 75 y mil euros en
Acuerdo
Santander y Amazon llevan meses en conversaciones. La intención es imitar a grandes rasgos el acuerdo que hubo en Chile a finales de 2018. Los mercados a los que abarcaría serían los principales del banco en Europa, es decir, España, Portugal, Reino Unido y Polonia. Aunque aquí también entra en juego la división de financiación al consumo de la entidad, Santander Consumer Finance, con presencia en todo el continente.
Negocio
El negocio de banca tradicional, el de sucursal, tiene fecha de caducidad. Ahora la banca en su conjunto apuesta por virar totalmente hacia el mundo online, y aquí cobra mucha relevancia poder captar como socio al gigante de comercio electrónico Amazon.
Digitalización
La tecnología, ya desde antes del Covid, era un ámbito prioritario para Santander. En 2019 anunciaron una inversión en esta rama de 20.000 millones de euros, a razón de 5.000 millones anuales durante cuatro ejercicios.
Compra de activos
El banco, pensando en su explosión tecnológica en Europa, adquirió hace pocos meses los activos tecnológicos del alemán Wirecard, que se declaró insolvente en 2020.
de la Comisión para que el 2021 sea el Año Europeo del Ferrocarril y promueva un medio de transporte verde y seguro.
La decisión, adoptada por el Consejo el 16 de diciembre, está muy relacionada con los esfuerzos de la UE para promover formas de transporte sostenibles y alcanzar la neutralidad climática
Contaminación
El transporte emite el 25% de los gases de efecto invernadero, pero el ferrocarril solo un 0,4%
ada día que pasa tenemos más y mejor información sobre la eficacia de las vacunas. El ritmo de vacunación ha cogido tracción y el número de personas que se han vacunado permite sacar algunas conclusiones. Las principales, sin duda, son la eficacia y ausencia de efectos secundarios de las vacunas ya aprobadas. Es un hito extraordinario que en tan corto periodo de tiempo se hayan desarrollado cinco –de momento– remedios que funcionen tan bien. La realidad de la vacunas supone el punto final a esta pesadilla. El cuello de botella ahora mismo está en la producción pero hay pocas dudas que es algo que está en vías de solucionarse.
Además de las prácticas de los países que van por delante en la campaña de vacunación se desprenden conclusiones valiosas. Por un lado, ya tenemos suficiente información sobre la eficacia relativa de la primera dosis. Con estos números, los países que vamos por detrás deberíamos al menos plantearnos la posibilidad de tratar de avanzar más rápido e inmunizar aunque sea parcialmente al mayor número de personas posible. Ese debate en Europa ni está ni se le espera. Todo lo contrario. Al ser este el camino que ha adoptado el Reino Unido todo son suspicacias no sé como de bien fundadas. Se trata de tener éxito, no razón.
Algo parecido sucede con al vacuna de AstraZeneca. La polémica sobre los retrasos en las entregas se ha traducido en dudas sobre su eficacia. En la mayor parte de los países europeos no la recomiendan para los mayores de 55 años. Y esas suspicacias de forma más o menos intencionada se están trasladando a al conjunto de la población sin causas justificadas más allá del exceso de celo con cierto tufillo revanchista de algunos países europeos. Hoy con las vacunas ya administradas hay suficiente información sobre la vacuna británica que disipa cualquier tipo de duda. Ahora, la por así llamarla cortedad de miras europea, se está traduciendo en un porcentaje mucho menor de personas de los grupos de riesgo vacunadas. Entiendo que todos somos conscientes de lo que está en juego. Está siendo más perjudicial la sombra que se ha proyectado sobre las vacuna británica que los retrasos en las entregas.
El retraso en la aprobación por parte de la agencia del medicamento europea de la vacuna de Johnson & Johnson es otro síntoma de la ineptitud que está demostrando Europa, la Comisión Europea y desde luego cada uno de los países miembros. Cómo puede ser que se vaya a probar casi un mes después que en otros países desarrollados. No somos conscientes de la situación de emergencia en la que nos encontramos. Y no solo eso. Una vez que se apruebe todavía tendrán que pasar varias semanas para que la compañía farmacéutica empiece a mandar vacunas. ¿No se ha podido trabajar en paralelo para que al día siguiente de la aprobación tuviéramos las vacunas? El garantismo mal entendido en el que se ampara la Comisión no está a la altura de las circunstancias.
Alguien debería hacérselo mirar. Los gobiernos –unos más que otros, sin duda– echan balones fuera. Y Bruselas se refugia en unos procedimientos que no están diseñados para gestionar una crisis. A más de cuatro meses de comenzar el verano y ya advierten de que puede que no estemos a tiempo para lanzar el pasaporte de vacunación. Vaya.