Caso Nevenka Cuando decir «no es no» salía tan caro
▶En 2001 fue la primera mujer en denunciar a un político por acoso sexual. Ganó el caso, pero la sociedad la condenó y salió de España. Dice que ya no se va a esconder más
Han pasado casi 20 años desde que Nevenka Fernández se enfrentó públicamente a una de las personas más poderosas e influyentes de Ponferrada: el alcalde del Partido Popular, Ismael Álvarez, que ejercía el cargo desde las elecciones de julio de 1999. Nevenka formaba parte de su equipo como concejala de Hacienda en el ayuntamiento y había mantenido con él un breve vínculo sentimental. «En enero de 2000, tras decirle a
En marzo de
2001 Nevenka concejala y que anunció su dimisión llevaría a los como tribunales a
Ismael Álvarez
Ismael que no tengo claros mis sentimientos, la relación se acaba. A partir de ahí empezó un infierno para mí», decían las primeras líneas del extenso comunicado de dimisión que Nevenka leyó el 26 de marzo de 2001. Se le saltaron las lágrimas entonces y se le saltan ahora, cuando vuelve a leerlo para el documental que se estrenará en Netflix el próximo 5 de marzo. «Tengo 26 años y dignidad», manifestó Nevenka de manera rotunda. En ese mismo encuentro ante la prensa anunció que había presentado una querella criminal contra Ismael Álvarez por acoso sexual continuado, coacciones y lesiones.
El 30 de mayo de 2002, el alcalde de Ponferrada dimitió tras ser condenado por acoso sexual. La Sala de lo Civil y Penal del Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León le condenó a pagar una multa de 6.480 euros y a indemnizar a su víctima con 12.000 euros más. Días después, el 7 de junio, la gente de Ponferrada salió a la calle. Unas 3.000 personas –convocadas por nueve alcaldes pedáneos del PP– defendieron a Ismael Álvarez; y otras 300 –movilizadas por organizaciones de mujeres– apoyaron a Nevenka. Unos coreaban «Ismael eres el mejor» y otras «fuera acosador».
Nevenka fue la primera mujer en España que denunció haber sufrido acoso sexual en el ámbito laboral y político. Fue la primera en decir «no es no». Pero nadie lo tuvo en cuenta. Incluso con una sentencia que decía que el exalcalde era un acosador, el conflicto se trasladó a las calles como
«Mi hija lo pasó muy mal, llegó a pesar 36 kilos. Pero ahora vuelve a ser la Nevenka que perdimos»
un tema político. La violencia machista era lo de menos. Los votantes del PP calificaron la lucha de Nevenka como una pataleta de una niña consentida y despechada que intentó desacreditar a un alcalde cuya gestión consideraban impecable. La minoría del PSOE decía que eso le pasaba por ser del PP, y la apoyaron por ir en contra del partido mayoritario. A día de hoy sería impensable que el debate social tuviera tintes de cualquier signo, sobre todo con una condena en firme, que después ratificó el Tribunal Supremo. Pero a Nevenka su heroicidad, ser pionera al defender un caso de violencia machista, le costó el exilio. Al contrario de lo que le ocurrió al exalcalde, que cumplió su condena y sigue a día de hoy siendo un hombre querido y respetado en la ciudad. De hecho, en 2011 creó otro partido, se presentó a las elecciones y sacó cinco escaños, le votaron casi 6.000 personas.
En Ponferrada no se habla del caso Nevenka 20 años después. No ha habido demasiada reflexión al respecto, ni siquiera cuando la sensibilidad sobre estos temas ha evolucionado y movimientos como el MeToo y el 8-M han sentado un precedente en la lucha feminista. Los más jóvenes coinciden con la Asociación de Feministas Bercianas, desde donde condenan que el Ayuntamiento no haya reconocido el mérito que tuvo Nevenka
al hacer lo que hizo; ni haya reparado de alguna forma el daño que sufrieron ella y su familia.
«Nadie nos ha pedido perdón, pero tampoco lo necesitamos. Fue muy sangrante porque hubo una sentencia que condenó al alcalde, pero mi hija siguió siendo la mala y él la víctima», cuenta Francisca García, la madre de Nevenka, al otro lado del teléfono. Ella, Florencio Fernández –su marido–, y sus otros tres hijos fueron pilares de apoyo fundamentales para Nevenka. «Nosotros hicimos lo que teníamos que hacer. Hemos estado al lado de mi hija en todo momento y estamos muy orgullosos de ella», dice García. Recuerda aquellos años como «muy duros», pero ella y su marido están «muy contentos» porque para su hija ha sido «una liberación» participar en el documental: «Lo pasó muy mal. Llegó a pesar 36 kilos. Pero ahora vuelve a ser ella otra vez. Vuelve a ser la Nevenka que perdimos».
Cambio de aires
Tras ganar el juicio, Nevenka se mudó a Londres, donde vive ahora junto a su marido y sus dos hijos mellizos de 8 años. Comenzó trabajando en una empresa de congelados. Después tuvo varios empleos y ahora dirige el departamento de auditoría de una multinacional. «Dice que se ha pasado mucho tiempo escondida y que ya no lo va a estar más. Ahora es cuando se ha sentido con fuerzas para hablar. Quiere ayudar a otras mujeres que estén pasando por lo mismo», explica su madre, al tiempo que añade que Nevenka consiguió pisar Ponferrada por primera vez hace dos años. Hasta entonces, cuando iba a ver a sus padres no salía del pueblo donde ellos se refugiaron cuando todo pasó.
Desde el principio Francisca y Florencio fueron conscientes de que sufrirían los daños colaterales del calvario de su hija. «Del Bierzo no nos hemos movido porque no teníamos nada que esconder. Teníamos una cantera de pizarra con 56 empleados que en 2002 tuvimos que cerrar porque las subvenciones que teníamos pendientes se retrasaron porque el PP las congeló durante un tiempo. No les tembló el pulso», apunta Francisca. Una vez a la semana, se desplaza a Ponferrada para hacer recados. En alguna de esas visitas se ha encontrado con Ismael Álvarez: «Cambia de acera cuando nos cruzamos. Yo no agacho la cabeza, en todo caso la tiene que agachar él». ABC se ha puesto en contacto con él, pero no ha querido hacer ninguna declaración sobre el estreno del documental. Sí mantiene lo que hace unos meses declaró a un medio local, donde dijo que la motivación de Nevenka con el documental era económica. La familia niega que haya cobrado un euro.
Una sentencia pionera
En junio de 2002, días después de la dimisión del alcalde tras conocerse el fallo del Tribunal Superior de Justicia, Nevenka reconoció que la sentencia le pareció «muy benévola». «Sí estoy satisfecha en un sentido: creo que en
España se han abierto unas puertas y que la gente por fin empieza a hablar sobre esto. Y ese es el camino», exclamó. Tanto ella como Álvarez recurrieron al Tribunal Supremo, que respondió en noviembre de 2003 con un escrito cuyo ponente fue el magistrado Julián Sánchez Melgar, quien llevaba tres años en la Sala de lo Penal. Contactado por ABC, el juez asegura que «volvería a dictar la sentencia en los mismos términos» y que, aunque el Caso Nevenka fue muy mediático, los jueces tienen la obligación de despegarse emocionalmente de lo ocurrido y aplicar la ley partiendo de los hechos probados a través del relato histórico.
Otras fuentes jurídicas consultadas aseguran a ABC que fue una de las primeras veces que el Supremo entraba a dictar doctrina legal sobre el artículo 184 del Código Penal, que tipifica el acoso sexual, por lo que «fue una sentencia avanzada a su época porque el delito de acoso sexual –aunque ya se había introducido en el Código Penal– no se había aplicado hasta ese momento».
Nevenka ha permanecido callada 20 años y dice que ya no se va a esconder más. Quiere que su testimonio ayude a otras mujeres. Pero antes de esconderse, antes de dejar Ponferrada y de cambiar de país, ya dio un paso enorme para todas las que veníamos detrás.
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