Dos grupos humanos ante el Covid-19
Hoy están los hombres ¡ay! medio perdidos, un ser que no había y no se le ve ha llegado al mundo y puesto la vida ta patas arribas que es como un cuartel. Los hombres que siempren han sido sociables han de acostumbrarse ahora a caminar con más soledades y menos contactos, un bicho ha cambiado su ritmo normal. Por eso hay que plantarle a este bichito infernal la guerra más agresiva pues, sin duda, hay que frenar el que cause tanto mal. Los pilares esenciales para al bicho liquidar son aquellos que aquí nos gobiernan y otros que luchan muy cerca del mal. Ante estos me arrodillo pero los otros tengo que llorar. se lo pasan por el forro de la entrepierna. Como cristiano creyente que soy, jamás podré estar de acuerdo con leyes que lo único que persiguen es quitar de enmedio a los desahuciados y a los no deseados, y me recuerda y mucho a lo que Hitler hizo antes y durante la II Guerra Mundial, con todas las personas discapacitadas, y enfermos terminales, en una palabra, que se quitaba de encima a todos los que estorbaban. Derecho a morir, así tan eufónicamente han designado esta ley, ¿pero ¿qué es eso de derecho a morir?, por supuesto que morir nos vamos a morir todos, es lo único seguro que tenemos en esta vida. Pero esta barbarie de ley, la cual permite que un médico pueda acceder al testamento vital del enfermo y decidir sin consultarlo ni tan siquiera con los familiares, si se le práctica o no la eutanasia, es de verdadera locura. Este desgobierno y sus acólitos se abogan un derecho que ni ellos ni nadie ni tienen ni pueden tener, el único Ser que decide sobre la vida y la muerte es Dios, Él y solamente Él, tiene esa potestad. Nada ni nadie te golpea tan fuerte como la vida, todos quisiéramos tener una muerte dulce, pero eso es una cosa que no podemos elegir, lo mismo que tampoco podemos elegir donde nacemos y en qué familia. No nos engañemos, con esta ley, este desgobierno progresista (por las narices), lo único que pretenden es que las personas que por así decirlo estén desahuciadas clínicamente, puedan tener una muerte digna, y el que suscribe se pregunta ¿a qué le llamarán estos payasos de circo, derecho a morir dignamente?
El pasado domingo me pusieron la primera dosis de la vacuna Moderna en el hospital Isabel Zendal de Madrid y me han emplazado para la segunda dosis dentro de veintiocho días. La razón de ponerle estas letras es comentar la buena disposición de las instalaciones del hospital, cuyo objetivo primordial es atender epidemias y emergencias de personas con el Covid en la Comunidad de Madrid. Me he quedado impresionado por el buen hacer de sanitarios y enfermeras, siempre con amabilidad y buen trato. Muy criticado por la oposición y algunos grupos de sanitarios, el hospital me obliga a dar las gracias a todos los hombres y mujeres que hacen a diario una labor encomiable, salvando vidas humanas. Mi experiencia de vacunación ha sido impecable y quiero agradecerlo en público.