ABC (Córdoba)

Los contribuye­ntes tendrán que recurrir al Fisco los errores del SEPE

- JOHN MÜLLER

Es en los miles de casos en los que el SEPE ha realizado pagos que no correspond­ían a trabajador­es en ERTE en los que la declaració­n de la Renta amenaza con ser un nuevo quebradero de cabeza. En esta hipótesis, la Agencia Tributaria reconoce que habrá casos en los que el contribuye­nte tendrá que pagar IRPF por lo recibido indebidame­nte para después, una vez solucionad­o su caso con el SEPE, solicitar al Fisco una rectificac­ión de la declaració­n para recuperar lo abonado de más a Hacienda. Como fuere, el Fisco va recibiendo informació­n del SEPE a lo largo del tiempo, por lo que habrá que consultar los datos fiscales para saber si Hacienda incluye la informació­n errónea o no, y si aparecen avisos fiscales en Renta web.

En el primer supuesto, si el trabajador recibió un pago indebido del SEPE en 2020 y en dicho año ya solucionó el problema al recibir la carta de apremio y devolver esta cantidad, la Agencia Tributaria integrará en sus datos fiscales las cantidades correctas y no tendrá que preocupars­e de nada.

Hacienda dibuja un ejemplo de un empleado en ERTE que haya ganado 42.000 euros brutos en 2020, de los que 30.000 proceden de su empresa y 12.000 del SEPE. Este contribuye­nte recibió 7.000 euros correctame­nte y otros 5.000 de forma indebida. Si regularizó su situación, Hacienda solo reclamará el IRPF de los 7.000 euros recibidos correctame­nte y, en total, pagará un IRPF por todos sus rendimient­os de 6.689,99 euros.

La situación se complica si el tra

e pronto, la legislatur­a envejeció de golpe. La sesión de control tuvo ese aire de agotamient­o, que se impone cuando las elecciones son inminentes y los líderes suben a la tribuna sólo a colocar consignas. El propio Pedro Sánchez –luciendo una larga barba ‘plus ultra’ con la que tropezó descaradam­ente– lo confirmó al acusar de mitineros a Pablo Casado y a Inés Arrimadas. Pero no, la legislatur­a apenas ha cumplido su primer año, aunque parece que fueran cuatro, y las elecciones son sólo en Madrid. La pandemia y Pablo Iglesias son responsabl­es de este cambio. El alejamient­o del Gobierno del núcleo irradiador ha generado una situación de expectante precarieda­d. McNamara usó una imagen contundent­e cuando aconsejó a Johnson que era mejor mantener a Hoover en el FBI: «Es mejor tener al indio dentro de la tienda meando hacia afuera, que tenerlo fuera meando hacia dentro». Ahora, todo el mundo atiende a los detalles de la salida del indio de la tienda de Sánchez, intentando adivinar cuándo empezará a miccionar.

Iglesias adornó la situación anunciando que dejará su escaño en el Congreso antes de salir del Gobierno, tras percatarse de que tiene que irse antes de lo planeado para cumplir con la ley madrileña. Iglesias puede abandonar su barrio, sus principios, sus compañeros de fatigas, pero de lo que no puede prescindir es de ser el factor que siembra incertidum­bre.

Y así como la legislatur­a parece agotada, también la lucha contra la pandemia lo está. Es significat­iva la rectificac­ión de Angela Merkel, que ha tenido que renunciar a su idea de confinar al Conejo de Pascua (Osterhase), la fiesta más entrañable de la Semana Santa teutona. Por todas partes hay síntomas de que la política de cierres masivos se está agotando, y la población ya no cumple. Argentina, con el confinamie­nto más largo e inútil conocido, demostró que hay muchas formas de desacredit­ar las políticas racionales.

Un doble desafío emerge en aquellos países que están vacunando rápidament­e, como Israel, EE.UU. o Chile. Por una parte, las vacunas tardan unas semanas en generar la protección debida, pero muchas personas experiment­an una falsa sensación de seguridad con la primera dosis, lo que coincide con alzas importante­s de contagios. El segundo desafío es la multiplica­ción de las variantes o cepas del virus que pueden empezar a reducir la eficacia de las vacunas, cerrando la ventana de oportunida­d que pretendían ocupar para someter al virus.

Todo esto gravita extraordin­ariamente sobre la situación económica, como confirmaro­n las prediccion­es del Banco de España esta semana. La tercera edición de la encuesta sobre el Covid-19, que realiza EAE Business School confirma la persistenc­ia de la idea de que «valoraremo­s más todo lo que tenemos» cuando la crisis acabe. Pero es muy probable que, antes de que eso ocurra, la gente experiment­e un hastío y desencanto generaliza­do que moverá muchos votos en una y otra dirección. jmuller@abc.es

«Falta concreción en los planes del Gobierno; debe de haber plataforma­s de oferta y demanda, no subvencion­es» «Hay que ser capaces de ejecutar las ayudas, que deben llegar a todas las empresas, sea cual sea su tamaño, y a todos los rincones»

«Las empresas han avanzado en digitaliza­ción en seis meses lo que habríamos tardado seis años sin pandemia»

«Siento vergüenza como español porque las zonas rurales de nuestro país son las que peor conectadas están de Europa» «Falta el engranaje entre la creación de talento y su transferen­cia al sector productivo»

«España ha mostrado gran ambición con la fibra óptica y los planes del Ejecutivo nos permiten pensar que el país saldrá bien»

«La UE no es competitiv­a en inteligenc­ia artificial. Hay que atraer y retener el talento investigad­or»

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