«No es fácil identificar el maltrato si no te pone un ojo morado»
para elevar la autoestima y no depender del agresor.
En 2004 la violencia de género se empezó a llamar por su nombre y eso ha permitido identificarla. «De ahí que se denuncie más», apunta Eduardo Ramón, vicedecano de la Facultad de Derecho de la Universidad balear (UIB), que coincide en que liderar las denuncias de maltrato no implica que en Baleares haya más, sino que «la gente sabe que esto está tipificado como delito» y que cada vez «la conocemos más». El especialista en Criminología, Derecho Penal y doctor en Derecho Público advierte que es más fácil visualizar la violencia física, mientras que la psíquica «no existe». «A una mujer que no le han dado una hostia o no recibe amenazas es casi imposible que se la identifique como víctima penal de violencia de género», expone el profesor Ramón, que considera que los fiscales y jueces todavía no ven claro aquel tipo de maltrato «que no deja rastro físico». Por eso, ve necesario que el maltrato psicológico «vaya colando en el imaginario jurídico colectivo».
Las mujeres víctimas de violencia machista en Baleares fueron 5.506, con un descenso del 2,8% sobre el año anterior, según el Observatorio. De estas denunciantes, 2.468 víctimas eran de
Lo conoció un día tomando un café. Era amable y atento. Ella creyó que era el hombre ideal. Al cabo de un tiempo, se fueron a vivir juntos y empezaron los problemas: «Me di cuenta de que algo no iba bien: no salíamos a ningún sitio, me decía que no hacía falta quedar con gente, me controlaba el móvil. Así me fue aislando». A sus 53 años Marta Onrubia rememora en qué momento de aquel año de relación empezó a sospechar que era víctima de violencia de género. «No es fácil verlo si no sales con un ojo morado o si no te mata», denuncia sobre la invisibilidad que existe aún para identificar el maltrato psicológico. Marta cuenta su historia a cara descubierta para despojarse de esa vergüenza que la tuvo paralizada. Al fin se ha dado cuenta de que el problema lo tenía él. «Que es él quien tiene que avergonzarse», afirma.
Para esta administrativa afincada en Mallorca, la violencia verbal, los celos y el control al que le sometía su maltratador eran peores que una bofetada. «Te paraliza, te sientes cada vez más pequeña y humillada». Un día él se enfadó por algo. Otro día más. Se giró hacia ella y la empezó a insultar. «Puta, que eres una puta, me repetía en plena calle». Se sintió tan mal que salió corriendo y puso una denuncia. No volvió nunca a casa, ni para recoger sus cosas. «Me fui a un hotel y llamé al 016. Me atendieron, me preguntaron si estaba con él, si necesitaba un techo...», explica con temblor en la voz. Cuando habló con la psicóloga entendió que su pareja era un maltratador.
Antes de denunciar habían tenido muchas discusiones, incluso rompieron
Mujeres víctimas de violencia de género
Tasa por cada 10.000 mujeres
Baleares
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Castilla - La Mancha
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La Rioja
País Vasco
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Aragón
Castilla y León
Observatorio del Poder Judicial una vez anterior y ella se marchó de casa. «Me buscó y me encontró. Prometió que cambiaría y se me ablandó el corazón... siempre le ponía alguna excusa para justificarlo», se lamenta. Ahora hace terapia para superarlo y ayuda a otras mujeres como voluntaria. «Mi error fue pensar que a mí eso no me podía pasar. Todas somos vulnerables, independientemente del estrato sociocultural y económico», recalca sobre el falso prototipo de mujer maltratada.
Ahora la vida sin él es vida, aunque la sigue molestando con llamadas. Marta lo bloqueó. «He recuperado mi autoestima pero aún tengo miedo de salir por la puerta y que esté él».
MIEDO «Recuperé mi autoestima, pero temo salir por la puerta y que esté»
una niña africana sordo-ciega y con escasa movilidad que tenían en acogida para que la joven viviese la experiencia. «Fue algo inolvidable y emocionante. Estos animales tienen un sexto sentido y saben muy bien lo que tienen que hacer». Al no poder ni ver ni oír, «para ella el sentido del tacto fue increíble. Le hicieron sentir el mundo de otra manera», apunta Lirio. Por su parte, Mónica Morales, enfermera de atención primaria de Huelva comenta que «fue una experiencia inigualable. Pudimos ver, tocar y estar con muchos de ellos».
Para poner en pie esta iniciativa han contado con el asesoramiento de María Jesús Arque, psicóloga clínica y especializada en bienestar emocional. El ‘bosque-hospital’ es un concepto milenario de gran tradición en Japón, donde se conoce como ‘shinrin yoku’ (Baño de bosque) y que se lleva a cabo en más de 50 espacios arbolados del país del sol naciente. En el bosque de Doñana «son las terapias con burros las que marcan la diferencia, además de la especialización en patologías y situaciones de cada colectivo», comenta Mariño.
Ver y tocar con el animal «La experiencia fue inolvidable y emocionante, estos animales tienen un sexto sentido»
ALICANTE
El presidente de la Generalitat valenciana, Ximo Puig, ha planteado por carta al Comité de Regiones de la Unión Europea liberar patentes de las vacunas contra el coronavirus para incrementar la producción de forma que se agilice todo el proceso, que sigue por debajo de las previsiones recomendables para atajar la pandemia.
Tras mantener contactos con responsables de regiones europeas, Puig propone una actuación conjunta para «la búsqueda de soluciones que permitan revisar los mecanismos de protección intelectual y de patentes», en un escrito dirigido al presidente del
Comité Europeo de las Regiones, Apostolos Tzitzikostas, y que apremia también a las principales instituciones comunitarias.
«Hay que abrir ya este debate» y buscar «bien la suspensión temporal de patentes para tratar o prevenir el Covid o bien habilitar una tercera vía entre la independencia total de los laboratorios y la inseguridad jurídica», consideró el presidente valenciano. Por ejemplo, habilitando «fórmulas de compensación». Ante situaciones extraordinarias, se necesitan soluciones extraordinarias», dice. «Ni el mercado ni la burocracia pueden ser un obstáculo a la ciencia y a la salud ante una pandemia global», apostilla.