ABC (Córdoba)

«El Covid favorece la vuelta a los pueblos»

Juanjo Manzano Director de Alma Natura ▶ Su organizaci­ón, con más de 24 años de experienci­a, traslada personas con un proyecto de vida de la ciudad a los pueblos

- ROMUALDO MAESTRE

28 municipios que hay aquí, el 85 por ciento pierde población. Esto que parecía que nunca iba a llegar y que era sólo un problema de Soria y tierras del Cid nos ha tocado. Como tenemos en Andalucía poblacione­s muy grandes, no nos dábamos cuenta, pero se venía arrastrand­o desde los años 50-60. Málaga tiene municipios con 160 habitantes, y además muy envejecido­s, en la Serranía de Ronda. El 90 % de los núcleos de Andalucía ya son municipios rurales con menos de 5.000 habitantes. Si lo comparamos con lo que llamamos la Laponia del Sur, Soria, Cuenca, Zaragoza y Teruel, donde hay menos de siete habitantes por kilómetro cuadrado, con pueblos de cien personas, allí la situación es límite y aquí acabamos

de entrar en el hospital.

—El que da ese paso, qué pide, ¿educación, casa, mínima cobertura sanitaria…?

—Los municipios selecciona­dos en ‘holapueblo.com’ tienen varios requisitos. Uno de ellos es que pierdan población en los últimos cinco años, que tengan centros de salud, un colegio público rural en el pueblo o como máximo a 30 kms. de él, que haya una tienda o supermerca­do donde se pueda comprar, fibra óptica o internet de calidad. Son criterios que los nuevos pobladores nos han demandado porque sin estos servicios mínimos no podemos contar con ellos.

—¿Cuales son los servicios que van desapareci­endo?

—Aquí en la Sierra de Aracena hay pueblos donde cierran cajas de ahorro. Al perder población hay menos horas de consultori­o médico y ya no hay atención todos los días, como por ejemplo Valdelarco.Y esto es como el pez que se muerde la cola. Entonces empiezan los argumentar­ios para decir me voy de aquí. No obstante, y eso lo hemos estudiado en Andalucía y en otras zonas de España, hay casos que tienen todos los servicios y siguen perdiendo población. Falta el concepto de arraigo rural.

Cumplidore­s e insolidari­os a miles de personas que no estaban citadas porque hicieron caso al bulo, alterando por tanto el sistema de control y registro del plan de vacunas y generando una discrimina­ción con los que confiaron y confían en que la Junta les llamará por un riguroso orden establecid­o. Raro, muy raro.

Es lógico que quien haya visto el concierto autorizado de Barcelona se pregunte por qué no le permitirán ir a los toros en Sevilla… Y así todo, porque la discrimina­ción genera desconfian­za en quien hace la ley.

Por las caracterís­ticas de las normas -algunas solo pueden ser recomendac­iones- es imposible controlar su general cumplimien­to, por eso hay que insistir en el reproche a los insolidari­os. Mejor haría la Junta en denunciar de oficio y públicamen­te a quienes se han colado en los listados de vacunados o en demostrar que las multas del estado de alarma no son papel mojado, porque parece que las restriccio­nes más que normas son un método disuasorio que pronto será ineficaz si de tanto listo la mayoría se harta de parecer tonta.

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