Verbolario
Exaltado, Encantado de defender en tiempo real lo que le conviene a cualquier otro.
ADA comunista, como cada ángel según santo Tomás, es el único miembro de su especie, y Pablemos promete a los madrileños una educación afectivo-sexual a la altura de la lengua o las matemáticas.
—¡Cuántas ganas tienen los jóvenes de hacer el amor! –dice a Ullán el mejicano Juan Soriano–. Pero después no quieren reconocer que eso sólo consiste en darse panzazos en la oscuridad.
Del más fútbol y menos latín de Solís pasamos al más pajillas y menos algoritmos de Pablemos, que lleva en el sexo el cerebro de sus instintos: «Simplificado el corazón, pienso en tu sexo,/ ante el hijar maduro del día./ Palpo el botón de dicha, está en sazón./ Y muere un sentimiento antiguo/ degenerado en seso».
Entre azotar a Mariló y memorizar a Vallejo, ¿qué elegirá el educando comunistable?
—Zanetto, lascia le donne e studia la matematica –dice a Rousseau una puta veneciana a la que, bizca de pezones, hace ascos el llorón ginebrino.
Nuestro Rousseau de Galapagar, que viene de la corrupción que supone enseñar como teoría de Newton la teoría de Einstein en una universidad pública, ni siquiera tiene la gracia de Luce Irigaray, para quien E=mc² es una ecuación sexualizada, o de Sandra Harding, para quien los ‘Principios matemáticos’ de Newton son un manual de violación.
—Los tópicos seudocientíficos de todo eso que se dice ‘educación sexual’ –tiene escrito Bergamín– matan la niñez, precipitando su madurez en corrupción anticipada: haciendo al niño hombre antes de tiempo, por forzar el tiempo, por robárselo desde fuera, como si explicándole a un niño el ‘mecanismo de la sexualidad’ le libertaran de algo, sin pensar que es todo lo contrario... Porque no es el sexo el que debe dominar al amor, sino el amor al sexo... Verdad perogrullesca cada vez más desconocida de la ignorante y corruptora y socialmente peligrosísima pedagogía actual que se llama a sí misma progresista.
¿Cómo adivinar que el hombre nuevo de ese fascismo del pobre que es el comunismo sería el ‘homo masturbans’?
A pandemia está siempre aproximándose al final curiosamente cuando hay unas elecciones cerca. Lo anunciaba Aló Sánchez justo antes de las elecciones de Galicia y País Vasco; por segunda vez, justo antes de las de Cataluña; y, vuelta la burra al trigo, una tercera vez el pasado martes, ahora que estamos a las puertas de las elecciones en Madrid. En algún momento llegará el final, no lo duden, lo que no está tan claro es que coincida en vísperas de otros comicios por mucho que lo desee el presidente del Gobierno español. Más bien dependerá de que seamos capaces de tener cuanto antes vacunada al cien por cien de la población, hoy algo que según el ‘presi’ también está más próximo. Si no, olvídense de que la economía se vuelva a reactivar. Pues... veremos, lo malo es que ya será a toro pasado, y los madrileños ya habremos votado.
Pero hay cifras, pasadas sí, que justificarían que al ritmo que vamos no nos permitan ser tan optimistas ni nos creamos la que podría ser otra promesa incumplida de Sánchez. De momento, según su nuevo calendario guionizado para la ocasión, para el 3 de mayo –coincidiendo con la jornada de reflexión de las elecciones madrileñas–, habrá cinco millones de personas vacunadas, lo que significa que en un mes se debe vacunar a 2,1 millones para tener la pauta completa, cuando desde que España comenzara el proceso han pasado tres meses, y en este tiempo se ha vacunado a 2,8 millones de personas. Una cifra, la de mayo, que se doblaría, hasta los diez millones la primera semana de junio; que se triplicaría hasta los quince millones en la segunda quincena; y 25 millones para el 19 de julio, de modo que, a finales de agosto, el 70% de la población, 33 millones de españoles, estén inmunizados.
¿Y si no se cumple? En el mismo guion viene fijo: no será porque él no se haya comprometido a que sea posible sino porque como el proceso de vacunación es responsabilidad de las comunidades –toda vez que la Sanidad es competencia autonómica– pues para entonces la candidata Ayuso, en el caso de Madrid por ejemplo, será la responsable. Eso sí, si se logra, es porque él contrató más de 87 millones de dosis «para recibir entre abril y septiembre». De ahí la espinita que se le atragantó a Sánchez tras conocer que el Gobierno de la capital estaba negociando para traer vacunas de Rusia porque el tiempo y la economía apremian.
No lo olviden ante las urnas: hechos consumados frente a los que estén por venir, que serán más de lo mismo. El presidente hoy se atribuye el éxito de las vacunas que aún no se han puesto pero no el compromiso incumplido de vacunar al 80% de los mayores de 80 años antes de terminar marzo. Coincido plenamente con Ana Pastor: «Lo bueno es mío, y lo que salga mal, de las CC.AA. o la UE».