Biden endurece por decreto el acceso a las armas que se montan en casa
▶El presidente de EE.UU. lanza una tímida cruzada contra las armas de fuego, pues argumenta que es el Congreso el que debe actuar
Joe Biden puso ayer tiritas en una herida abierta por la que se desangra su país. El presidente de EE.UU. se presentó con pompa en la Rosaleda de la Casa Blanca para presentar sus planes contra la violencia por armas de fuego. En esencia, su propuesta es presionar y llamar al orden al Congreso para que actúe, porque las acciones ejecutivas que anunció son pasos mínimos para contener lo que él calificó como la «epidemia de violencia con armas», que supone un «bochorno de cara al mundo».
Biden habló pocas horas después de que un exjugador de la NFL, la liga profesional de fútbol americano, acabara con la vida de cinco personas en Carolina del Sur. Biden habló menos de un mes después de que EE.UU. recibiera la sacudida de dos matanzas multitudinarias en menos de una semana: la de Atlanta (Georgia) del 16 de marzo, con ocho muertos; y la de Boulder (Colorado) del 22 de marzo, con diez fallecidos. Biden habló el mismo día en el que, según las estadísticas, morirían cien personas por arma de fuego. Ese es el ritmo de víctimas que lleva esta lacra en lo que va de año.
Entre quienes fueron invitados a la presentación estaban familiares de víctimas de matanzas, como un padre de una niña que murió en la del instituto de Parkland, en Florida, en 2018; o la exdiputada Gabrielle Giffords, que fue herida de gravedad en otro tiroteo masivo en 2011. Su presencia recordaba la gravedad y la urgencia del asunto, que contrastaron con la modestia de las medidas que anunció Biden: endurecer la regulación de las llamadas ‘armas fantasma’, que se compran por piezas y se montan en casa, sin número de serie ni exigencia de revisión de antecedentes (han sido utilizadas en tiroteos y por organizaciones criminales); recuperar los informes oficiales sobre tráfico de armas en el país; exigir que las pistolas modificadas con un estabilizador y mayor cargador se traten como armas de mayor calibre, que están sometidas a una regulación más estricta; facilitar a los estados el establecimiento de leyes por las que se puede solicitar a los jueces que retiren las armas a alguien por considerarse peligroso.
«Epidemia de violencia»
Biden quiere parar la «epidemia de violencia con armas», que supone un «bochorno de cara al mundo»
El presidente también anunció el nombramiento de David Chipman como director de la Oficina de Alcohol, Tabaco, Armas de fuego y Explosivos (ATF), una agencia que llevaba sin responsable fijo desde los tiempos de Barack Obama. Chipman es un veterano de ATF, donde pasó dos décadas, y se ha posicionado como un defensor del control del acceso a armas. «Esto es solo un comienzo», defendió Biden, que transfirió la responsabilidad de aprobar reformas significativas al Congreso. «Se necesita hacer mucho más».
Es probable que cualquier decreto presidencial con un mínimo de ambición para cortar la sangría de la violencia por armas embarre en los tribunales. Le ha ocurrido incluso a su predecesor, Donald Trump, muy contrario a limitar el acceso a las armas, pero que promovió un pequeño cambio después de la matanza de Las Vegas de 2017, la mayor perpetrada por una sola persona en la historia de EE.UU., con 60 muertos y más de 400 heridos. Trump prohibió el uso de un artefacto que convierte los fusiles semiautomáticos en automáticos y el mes pasado un juzgado federal de apelación bloqueó la orden.
Alusión al Congreso
Biden tiene experiencia personal en regulación del acceso a armas. Durante sus años como senador, fue muy activo en normas como la que estableció un veto de diez años a las armas de asalto. «Voy a usar todos los recursos a mi disposición como presidente para mantener a los estadounidenses a salvo frente a la violencia por armas de fuego», dijo Biden. «Pero el Congreso
Biden critica a los republicanos
«Ofrecen muchos pensamientos y oraciones, pero no aprueban leyes para reducir la violencia con armas»
puede hacer mucho más en esto», dijo.
De momento, la Cámara de Representantes, con mayoría demócrata, aprobó el mes pasado dos normas para reforzar los controles de antecedentes a los compradores de armas. Ese esfuerzo naufragará con mucha seguridad en el Senado, donde la mayoría exigua demócrata no es suficiente para el umbral de 60 votos que se exige para la mayoría de propuestas legislativas.
«Cada vez que hay un tiroteo, montamos este teatro ridículo en el que este comité se junta y se proponen un montón de leyes que no hacen nada para detener esos crímenes», criticó el senador republicano Ted Cruz el mes pasado en una reunión del Comité Judicial de la cámara alta.
Biden atacó a la bancada republicana por su inacción ante el problema. «Ofrecen muchos pensamientos y oraciones, pero no aprueban leyes para reducir la violencia con armas de fuego», dijo sobre la reacción de los legisladores cada vez que se produce una matanza. «Basta de oraciones, es el momento de actuar».
Biden exigió que el Congreso vaya más allá del refuerzo en los controles de antecedentes. Pidió que recuperar el veto a las armas de asalto y los cargadores de alta capacidad. «No hay razones para que alguien necesite un arma de guerra con cien balas en el cargador», dijo Biden , que aseguró que con el anterior veto se redujo el número de tiroteos masivos.
El presidente también pidió que se elimine la inmunidad de la que goza la industria de las armas frente a demandas legales por daños, una decisión que cambiaría por completo el problema.
Biden sabe que esas peticiones tienen un recorrido casi imposible en un Congreso dividido y con una polarización política al máximo. «No importa cuánto tardemos, vamos a aprobar estas medidas. No nos vamos a rendir», aseguró. Pero no dio pistas sobre qué planes tiene para mover de sus posiciones a los republicanos. Sin eso, su discurso se quedará, como en tantas ocasiones similares en el pasado después de matanzas, en intenciones.
Biden quiere acabar con la inmunidad de los fabricantes de armas ante las demandas legales
Muertes por disparos, 1999 a 2017
Últimos datos disponibles / Variación en porcentaje