La extinción de la familia
El mundo ha llegado a un límite que, a mí, me deja estupefacto de ver como de un tiempo a esta parte, hemos llegado a extremos que podríamos ver como el entorno familiar se está desquebrajando, va en declive, no sé si llegaremos a ver, la desaparición de la familia, tal como la conocemos y la vivimos. Se nota en el ambiente y con esta pandemia creo que ha llegado a la extinción de la vida en familia. La pandemia les ha venido a los gobernantes, meto a todos, a unos por su ideología en cambiar todo a y a los otros por su silencio y aquiescencia a saborear sus pretensiones, sus ideologías, y sus careos contra la vida familiar y el bien común. Toda vez que, sus afinidades, no les basta con su identidad política; estamos viendo cómo, las directrices, alarmas y los miedos constantes a que hemos estado todos sometido, la casa familiar, la de los padres, la hemos convertido en cárcel. Los hijos, no sé porqué han ido perdiendo las visitas, lo mismo que los padres a sus hijos, bien por miedo a contagiar o, a que no sean contagiados. Las consignas dictatoriales y a veces arbitrarias, nos han confinado a cada familia en sus domicilios. Nos han metido en nuestra propia cárcel. Parece mentira, hace ahora poco más de un año, hubiésemos pensado que nos iba a ocurrir lo que estamos padeciendo en todos los sentidos. Hay familias que han perdido el olfato familiar. La vivencia que estamos viendo y la lejanía de esa familia, me creo en estos instantes que, la sabiduría médica y la clínica, mucho más, se ha quedado sin olfato, estamos viendo los vaivenes que nos traen las vacunas, la mano de Dios, Nuestro Señor, la cual, por mucho que le pidamos, nos está prolongando a esta agonía a la que está sometida la familia.
Una persona recibe la vacuna contra el Covid-19