ABC (Córdoba)

«Hay una parte cercana de Gala que estaba tras el personaje»

José María Gala Director de la Fundación Gala Sobrino del laureado dramaturgo y novelista, José María Gala gobierna la Fundación de su tío desde hace ya 20 años. «He tenido la suerte de ayudarlo a ponerla en marcha», asegura

- ARISTÓTELE­S MORENO

E nel convento del Corpus Christi gobierna un silencio sepulcral poco antes del almuerzo. Dos becarios de la Fundación Gala leen en calma sobre sus pupitres en la acogedora biblioteca. Otros dos trabajan al alimón en el taller de pintura de la segunda planta. Un quinto ha salido a tomar el aire al recoleto jardín de los cipreses. José María Gala nos acompaña por las galerías en penumbra de un edificio portentoso de principios del siglo XVII, que en 1992 amenazaba ruina. Es el director de la Fundación que creó su tío hace ya veinte años. Un día lo llamó por teléfono y José María Gala colgó los hábitos del periodismo. Hasta hoy.

—¿Y qué hace un periodista como usted en una Fundación como esta?

—Yo trabajaba en medios de comunicaci­ón. Antonio estaba publicando entonces novelas cada año con un gran éxito editorial. Tenía esta idea desde que era un niño y yo había hablado mucho con él sobre esto. Me llamó, me fui a Madrid y me dijo que era el momento de ponerla en marcha. Quería una reunión con el Ayuntamien­to y Cajasur. Organicé la reunión. Estuvo también Teodulfo Lagunero. Todos se entusiasma­ron.

—¿Y sueña con titulares a cuatro columnas?

—No. Ha pasado mucho tiempo. Me gusta el periodismo, pero no lo echo de menos. Veo muchos periódicos todos los días y, cuando miro un titular, pienso: «Yo hubiera titulado de otra forma». Tengo un vicio profesiona­l. Abro una página y se me va la vista a las erratas.

—¿Qué es más aconsejabl­e: tener a Antonio Gala de tío o de jefe?

—Yo lo tengo de las dos cosas. No he podido elegir. He convivido mucho con él. Viví unos meses en su casa cuando trabajé en Madrid. He tenido la suerte de ayudarlo a poner este proyecto en marcha. Antonio es muy exigente porque se exige mucho a sí mismo. ¿Estoy contento de tenerlo de jefe? Sí. ¿Me he llevado

La Fundación Gala enfila la recta final de la 19 promoción. El Covid ha obligado a reacomodar las plazas de residentes por razones de seguridad sanitaria. Este año hay solo diez. Y proceden de Marruecos, Alemania, Cantabria, País Vasco, Huelva, Murcia, Madrid, Cádiz y Córdoba. Los jóvenes artistas administra­n a su antojo su relación con las musas de la creativida­d entre los centenario­s muros de este bello convento. Solo deben someterse a tres reglas sencillas. La primera es que a las 9 de la mañana deben estar sentados a la mesa del desayuno. El almuerzo y la cena también son pautas ineludible­s. Todas las semanas hay una o dos sesiones de trabajo con los tutores para rendir cuentas de su proceso creativo. Y las presentaci­ones culturales también son de obligado cumplimien­to. El resto del tiempo les pertenece. La Fundación presenta sus cuentas con luz y taquígrafo­s. La última certifica que gastó 476.000 euros. Es el precio de ayudar a una docena de jóvenes a levantar el vuelo del arte. alguna bronca? También.

—Desde fuera da un poco pavor. Cuando lo entrevisté hace años venía pensando en los dardos que me iba a tirar.

—Sí. Es una persona con rapidez de ideas y un manejo del lenguaje certero. No puedes ponerte a su nivel. Da un poco de miedo. Es verdad. Yo lo entrevisté una vez para un periódico. Iba a sacar una novela nueva y tuve las galeradas antes que ningún periodista de España. No me atreví a firmarla con mi apellido por pudor.

—Los psicólogos aconsejan «matar al padre» para crecer como persona. Usted lo tiene más difícil con su tío.

—Yo no tengo ninguna duda sobre mi crecimient­o como persona. A mi tío tengo la suerte de poder verlo todos los días. Hace meses decidió dar un paso a un lado y no estar implicado en el día a día de la Fundación. Es presidente de honor pero ya no interviene.

—La Fundación tiene un lema del Cantar de los Cantares que dice lo siguiente: «Ponme como un sello sobre tu corazón». ¿El corazón de Córdoba tiene el sello de Gala?

—Yo he ido por la calle en Córdoba con Antonio muchas veces y no recuerdo ninguna que alguien no se haya parado a pedirle un beso, saludarlo o decirle unas palabras.

—¿Y Gala responde?

—Según le pilles. Antonio es un genio y los genios tienen esas cosas. Cuando están de buenas, están muy de buenas; pero cuando están de malas, están muy de malas. Incluso, cuando ha rechazado que una persona se acerque, lo hace con una gracia muy especial.

—¿Y cómo es ser sobrino de un genio?

—Antonio tiene una parte imprevisib­le que depende de cómo se encuentre, si está cansado, ha dormido mal o tiene una mala salud de hierro, como dice él. En los últimos años, yo le he encontrado una parte cercana y cariñosa, que antes estaba más escondida detrás del personaje. Un personaje que, a lo mejor, había creado para proteger un poco su intimidad. Hubo una etapa en que estaba muy expuesto.

—¿Quedan agitadores intelectua­les de su talla?

—Ha tenido esa personalid­ad tan arrollador­a y tan expuesta en los medios de comunicaci­ón. Yo he conocido en la Fundación a Antonio Muñoz Molina, que es patrono. Y es un sabio. Pero tiene una forma de ser radicalmen­te diferente. Incluso se expresa con timidez.

—¿Cómo se fragua un artista?

—¿Nosotros qué intentamos descubrir en el proceso de selección? Primero, el proyecto. ¿Qué quieres hacer? ¿Qué ideas? ¿Qué bases? ¿Qué influencia­s? Y, después de calibrar todo eso, pasamos a la fase de entrevista personal. Y buscas ver si está capacitado para convivir y para sacar adelante el proyecto.

—¿De esta casa salen chispas… de genialidad?

—Chispas de genialidad, a veces.

—¿Y de las otras?

—Pocas veces. Hay gente joven, artistas, que, en ocasiones, pueden tener un concepto elevado de sí mismos. Pero lo normal es que siempre impere el respeto. Las sesiones de trabajo en grupo en las que uno abre su punto creativo y pide consejo a los demás, y se expone a la alabanza o la crítica, impregnan carácter. Tiene mucho que ver con el sello en el corazón del lema de la Fundación.

—¿Qué ha aprendido de los artistas?

—Muchísimo. He tenido la suerte de convivir durante meses con gente que ha ganado premios importantí­simos de literatura, artes plásticas o música.

A Antonio le hacía mucho bien mezclarse con los jóvenes. Le daba el ímpetu de la juventud.

—¿Se puede crear en horario de oficina?

—No. La creación viene cuando viene. Y, cuando viene, te tiene que pillar trabajando.

—¿Cuántas obras maestras se han cocinado aquí?

—Muchas. La casa está llena de obras maestras creadas por gente muy joven. En los últimos meses, residentes de esta Fundación han ganado el Biblioteca Breve. Y la semana que viene presentamo­s el Premio Primavera de Espasa que lo ha ganado un chico que estuvo aquí hace poco. El último Premio Emilio Prados de Poesía es un residente de esta Fundación. Y aquí se han pintado muchos cuadros que han sido el inicio de una carrera pictórica grandísima.

—¿Córdoba tiene una agenda cultural a su medida?

—Creo que tiene una buena agenda cultural, más allá del Covid. Hay mucha gente que con pocos medios está haciendo mucho. En la Fundación tenemos una exposición permanente dedicada a Gala y otras temporales abiertas durante todo el año. Hacemos presentaci­ones literarias y conciertos. Y la Fundación tiene una orquesta de cámara con el nombre de Antonio.

—La Fundación ha superado ya dos grandes crisis: la del crack de 2008 y esta del Covid. ¿Cómo lo hace?

—Fundamenta­lmente por la voluntad de su creador. Antonio Gala es el principal sostenedor de la Fundación. Y tenemos un patronato muy potente, con patronos que afortunada­mente ejercen. En el ámbito cultural y en el institucio­nal.

—Casualidad­es de la vida, el patrono nato de la Fundación, Teodulfo Lagunero, ya lo fue del PCE en la transición democrátic­a.

—Sí. Presentó aquí unas memorias suyas y estuvo todo el PCE de Córdoba. Antonio tiene una amistad con Teodulfo desde hace muchísimos años.

—Gala le dijo a los residentes hace cuatro años: «Sed felices, hacednos felices».

Cultura

«Tengo la suerte de convivir con gente que ha ganado premios importantí­simos de literatura, artes plásticas y música»

Becarios

«Aquí son felices. Todos los años, cuando llega el momento de irse, se ven muchas lágrimas»

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