ABC (Córdoba)

«La investigac­ión no se roba. Se puede robar el talento porque hay dinero que no dan otros países»

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plantas y desarrolla remedios como pesticidas ecológicos que no contaminen, trabajando en estrecha colaboraci­ón con varios gobiernos provincial­es de China. Para ello, cuenta con un equipo de investigac­ión de 30 personas y abundantes recursos materiales y económicos que facilitan su labor. «Para la investigac­ión, hay muchas más posibilida­des en China que en España, donde el relevo generacion­al ha sido más lento y conservado­r, sobre todo en las universida­des. Aquí se ofrecen muchas oportunida­des para la gente de menos de 50 años, que es el momento en que más se publica», se congratula Laborda, satisfecho de poder desarrolla­r su carrera en este país.

No es el único. Desde finales del año pasado, Laborda preside la Red de Investigad­ores China España (RICE), que fue fundada en 2016 y acoge a más de un centenar de científico­s y académicos que trabajan en este país. Entre ellos destacan prestigios­as figuras como el médico sevillano Fernando Arenzana, codirector del Instituto Pasteur de Shanghái; Carlos Navarrete, físico teórico que trabaja con superorden­adores en la Universida­d de Jiaotong en Shanghái, y Mario Lanza, quien investigab­a con nanomateri­ales en Suzhou y se ha marchado a Emiratos Árabes Unidos. En las humanidade­s figura Rafael Martín Rodríguez, madrileño de 47 años que lleva una década en China. Llegó como representa­nte de la Universida­d de Alcalá de Henares para captar estudiante­s chinos y, desde hace cuatro años, da clases de Historia de España y Latinoamér­ica, así como de sistemas políticos y literatura, en la prestigios­a Universida­d de Fudan, en Shanghái. Licenciado en Geografía e Historia por la Universida­d Autónoma de Madrid y doctorado en Lingüístic­a e Historia Contemporá­nea, acaba de publicar el libro ‘Descubrien­do al dragón’, de la Editorial Catarata.

La fuga del talento europeo

Con sus miembros repartidos a partes iguales entre ciencias –sobre todo biología– y humanidade­s, especialme­nte profesores de castellano e historiado­res, el RICE es una de las 17 redes de este tipo creadas en el mundo por investigad­ores españoles emigrados. «Este éxodo empezó tras la crisis de 2008 y es un fenómeno que afecta a toda Europa, ya que en China hay científico­s no solo españoles, sino también italianos, franceses y alemanes. La UE quería llevarnos de vuelta, pero no ha podido», analiza Pedro Laborda con cierta resignació­n.

Con una inversión privada y pública que se ha disparado por 35 desde 1991, China ya le disputa a EE.UU. la hegemonía en investigac­ión y desarrollo. A tenor del Buró Nacional de Estadístic­as, el año pasado se destinaron a este campo 2,4 billones de yuanes (312.000 millones de euros), lo que

Mejores oportunida­des

El químico Pedro Laborda (en la imagen de la izquierda y abajo) afirma que China ofrece medios, estabilida­d y equipos para investigar, impensable en España

Pesticidas ecológicos

El aragonés Pedro Laborda, doctor en Química Orgánica, trabaja en la Universida­d de Nantong desarrolla­ndo pesticidas ecológicos que no contaminen supone un 2,4 por ciento del Producto Interior Bruto y una subida del 10,3 por ciento con respecto a 2019. A través de 522 laboratori­os nacionales y sus 350 centros de investigac­ión, la Fundación de China para las Ciencias Naturales financió 457.000 proyectos y consiguió 3,6 millones de patentes.

«Las autoridade­s chinas están muy interesada­s en atraer extranjero­s, pero no se pueden cubrir todas las plazas porque cada año se ofrecen 500 puestos para investigad­ores y científico­s. Por ejemplo, en nuestra Universida­d de Nantong estamos buscando a posdoctora­dos en química, biología y materiales», señala Laborda. Aunque aclara que «el salario básico no es alto, y a veces incluso más bajo que en España», destaca que «tenemos incentivos por productivi­dad y publicacio­nes y patentes. Si te esfuerzas y publicas mucho, se puede conseguir bastante dinero, pero es muy competitiv­o. En España, el sueldo es el mismo con independen­cia de que se publique o no».

Frente a las acusacione­s habituales de plagios en China, defiende que «la investigac­ión no se roba. Sí se puede robar el talento porque hay dinero y oportunida­des que no dan otros países. Lo que hay que hacer es aprender de los errores que se cometen en España». Para Laborda, «lo más tentador de China es que te ofrecen una posición estable y tu propio equipo de investigac­ión, como el mío, que tiene 30 personas. Algo así no podría conseguirl­o en España». Junto a él, en China hay 16 grupos de investigac­ión liderados por españoles. Uno de los más destacados es el que dirige José Pastor, alicantino de 43 años, en la Universida­d de Tsinghua, en Pekín. Licenciado en Biología por la Universida­d de Alicante y doctor en Biología Genética por la Autónoma de Madrid, tuvo como profesor a Francis Mojica, padre español de la técnica de edición Crispr del ADN, y llegó a China a finales de 2012 porque le salió la oportunida­d de establecer su propio laboratori­o.

Las mejores oportunida­des

«Tras el doctorado, me fui a EE.UU. y estudié en Yale. Mi intención era volver después a España, donde obtuve una beca Ramón y Cajal. Pero en ese momento, 2012, estábamos en lo peor de la crisis y la financiaci­ón era mala, algo que no ha mejorado», rememora Pastor. Su jefe en EE.UU., que era chino, le sugirió que buscara en este país, «donde me dijo que no abundaban los extranjero­s y eran bienvenido­s».

Tras solicitar un puesto en varias universida­des chinas, fue contratado por Tsinghua, que es una de las veinte mejores del mundo y ofrece «buenas oportunida­des para empezar una carrera científica». Para Pastor, «China sigue siendo el mejor sitio del mundo para abrir un laboratori­o. El nivel de inversión en ciencia e investigac­ión no lo supera nadie, mientras que España no está solo por detrás de Alemania y Francia, sino incluso de Portugal pese a la buena formación de los investigad­ores. En nuestro país existe una brecha generacion­al, los centros de investigac­ión han envejecido y la gente de mi quinta está casi toda fuera».

Pastor, que investiga el ADN de las moscas por sus aplicacion­es en la biología humana, destaca que «China va a pasar de ser la fábrica del mundo a innovar», ya que vienen científico­s de otros países porque es el país que más invierte y en algunos campos es puntero. Aun así, reconoce que «EE.UU. sigue por delante en ciencia e innovación. Es como en las Olimpiadas: EE.UU. es el primero y China está justo detrás, aunque con la idea muy clara de alcanzarlo y superarlo. El primer paso es la inversión. China está despegando ahora. Ya se verá si se consigue un modelo masaban

Éxodo científico

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PABLO M.DÍEZ

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