El candidato socialista sugiere al líder de Unidas Podemos que replantee su postura sobre la subida fiscal
Ángel Gabilondo y Pablo Iglesias están condenados a entenderse. Al menos, si quieren tener alguna posibilidad de arrebatar a Isabel Díaz Ayuso la presidencia de la Comunidad de Madrid el 4 de mayo. Pese a que se necesitan mutuamente, desde que empezó la campaña electoral, el candidato socialista juega al difícil equilibrio de posicionarse como alternativa de izquierdas al tiempo que toma distancia de los postulados de su homólogo de Unidas Podemos.
Cuanto más radicaliza Iglesias su mensaje para frenar el auge de Más Madrid en su terreno, más alejado dice Gabilondo que se encuentra su partido. «Yo no planteo un programa para derrotar ideologías, no hablo del fascismo ni el comunismo (...) No comparto cómo plantea el señor Iglesias estas elecciones, espero que cambie», expresó Gabilondo, en un desayuno informativo organizado ayer por Europa Press, en alusión a las proclamas lanzadas por Díaz Ayuso e Iglesias desde que el ya exvicepresidente del Ejecutivo entró de lleno a batallar en la arena regional.
A medida que se publican las sucesivas encuestas que marcan una trayectoria ascendente del PP y a la inversa en el PSOE, más se esfuerza el candidato socialista en criticar los extremismos para atrapar votos por el centro. «No es tiempo para hacer planteamientos interesantes de ideologías del siglo XIX de las que hablan esos libros que todos hemos leído. Tenemos que movernos lejos de extremismos y negacionismos. Queremos sumar, no restar ni dividir. Para mí ser progresista es luchar a favor de los ciudadanos. Ojalá un día podamos hablar con serenidad y sin extremismos», insistió en referencia a Iglesias en varias ocasiones durante el coloquio.
Contra la ministra Montero
Ante la falta de empuje del candidato «soso, serio y formal» –que en 2019 ganó las elecciones, pero que ahora los sondeos le sitúan por debajo de los 37 escaños logrados entonces–, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, no ha tenido reparos en involucrarse de forma personal en la campaña con el objetivo de tratar de agitar al votante de la izquierda. Sin embargo, su implicación así como la de algunos miembros de su Ejecutivo ha forzado a Gabilondo a llevar la contraria a, por ejemplo, la ministra de Hacienda. María Jesús Montero anunció para el año que viene subidas del Impuesto sobre Sociedades, Patrimonio y Sucesiones y Donaciones. Un aumento de la presión fiscal que va dirigido de forma expresa a Madrid, donde está bonificado al 100%. Ante esta iniciativa del Gobierno central, Gabilondo se esforzó ayer en desligarse una vez más de esta postura e incluso llegó a sugerir a Iglesias que desista también de ello.
«Coincido con la ministra Calviño: no es el momento de tocar la fiscalidad, es el momento de la recuperación», declaró antes de volver a jurar y perjurar que no tocará «los impuestos ni la fiscalidad». «Los madrileños no tendrán que pagar ni un euro más en un momento excepcional», reiteró una vez más, dando su palabra de que será así si alcanza la presidencia de la Comunidad.
Para Iglesias, sin embargo, endurecer la política fiscal es un elemento clave en su campaña, una postura sobre la que Gabilondo le ha invitado a «pensar un poquito al respecto». «No digo que no lo haya pensado, pero tendrá que ver si tienen que modificar su posición. Nuestra propuesta es abierta. Yo puedo acordar con las dos manos pero no con extremismos», subrayó, de nuevo.
Sobre la presencia constante de Sánchez desde los actos de la precampaña, Gabilondo defendió su independencia y trató de demostrar que la participación de su secretario general en los mitines no le eclipsa, sino que funciona como un revulsivo a su proyecto.