Florentino completa su emulación
El Madrid y su poder en Europa
Santiago Bernabéu fue uno de los impulsores de la Copa de Europa, que sirvió para desarrollar el potencial del club tras la construcción del estadio y el fichaje de Alfredo di Stéfano
Florentino Pérez impulsa la Superliga europea como Santiago Bernabéu la Copa de Europa. Es así, aunque con matices. La idea de la Copa de Europa no fue de Bernabéu, sino de los periodistas del diario ‘L’Equipe’. Gabriel Hanot, que como él había sido futbolista, escribió en 1954 un artículo proponiendo la creación de una competición europea de clubes. Era la respuesta de un francés al excesivo orgullo de los ingleses, que por entonces proclamaban campeón del mundo al Wolverhampton. Se hacía necesaria una competición que dirimiese la cuestión.
Ya hubo antes competiciones supranacionales de clubes: la Copa Latina, entre países mediterráneos, y la Copa Mitropa, en Europa Central. Los transportes e infraestructuras de entonces no permitían algo mayor.
Se habían dado los primeros pasos de la integración continental. En 1951, el Tratado de París crea la CECA, embrión de la Comunidad Económica Europea. En este contexto surge la Copa de Europa. ‘L’Equipe’ extiende la invitación a los clubes más importantes a través de sus corresponsales y por el testimonio del español, Carlos Pardo, sabemos que el Barcelona se mostró escéptico. Sus directivos estaban más interesados en recuperar el Campeonato de Cataluña. El Madrid, sin embargo, fue muy receptivo. Raimundo Saporta invitó a Madrid al corresponsal y Bernabéu se entusiasmó con la
La idea de la creación de la Copa de Europa fue de los periodistas del diario francés
idea. Tanto que la segunda reunión tras París se celebró en Madrid y Bernabéu fue nombrado vicepresidente del comité ejecutivo. Pérez es ahora el presidente. En los dos casos, por delante de la UEFA, aunque de modo diferente. En 1954 estaba recién creada como organismo, y si al principio no se interesó por el torneo, cambió en cuanto vio sus posibilidades y asumió la organización.
Había un interés de todas las partes por la competición: la UEFA se haría fuerte con ella, ‘L’Equipe’ recuperaría los lectores que perdía cuando acababa el Tour y los equipos obtendrían más ingresos. El entusiasmo visionario de Bernabéu era entendible. Tenía una estrella recién fichada, Alfredo di Stéfano, y un enorme estadio recién acabado. La Copa de Europa era el marco para desarrollar ese potencial, igual que en los años 20, como explica el historiador Ángel Bahamonde, el club había apostado por el salto del fútbol regional a la escala nacional.
En la propia Copa de Europa estaba el germen de la Liga Europea. La primera propuesta de Hanot ya era un sistema de liga, todos contra todos, rechazado por clubes y federaciones por problemas de calendario. Las apasionantes rondas fueron, por tanto, el resultado de esa imposibilidad. Pero la idea estaba latente. En 1961, el mismo Bernabéu se mostró partidario de una competición con ocho grupos de cuatro equipos en una primera fase, y otra segunda con dos grupos de cuatro de los que saldría la final. De los campeonatos nacionales ya se hablaba como algo que hacer compatible.
La Copa de Europa cambia en el año 1991, se convierte en Liga de Campeones,
Florentino Pérez, en la sala de trofeos del Bernabéu
y establece una fase de grupos que permite asegurar más partidos e ingresos a los clubes. Este cambio estuvo incentivado por las nuevas plataformas de televisión de pago y por las protestas de los equipos poderosos. Unos años antes, en 1986, la Juventus de Agnelli y el Madrid de Mendoza se habían enfrentado en segunda ronda. Era una final anticipada, la Juventus cayó eliminada y los italianos protestaron pidiendo un cambio en la competición. La vieja Copa de Europa apasionaba al espectador, pero no tanto a los clubes, que querían seguridad financiera para fichajes como Platini.
La Superliga llega en un entorno globalizado y de cambio tecnológico, y su propuesta es distinta: en 1954 se creaba una estructura de fútbol europeo a la que se sumaba la UEFA; ahora se excede el marco institucional. Florentino culmina con ello su emulación de Bernabéu: las estrellas, las Copas, el estadio, y una nueva competición donde desarrollar el club.