ABC (Córdoba)

Los médicos no pueden acceder a Navalni, en posible estado crítico

▶ Convocadas protestas para hoy en favor del disidente ruso en varias ciudades

- RAFAEL MAÑUECO CORRESPONS­AL EN MOSCÚ

El dirigente opositor ruso Alexéi Navalni, bestia negra del presidente Vladímir Putin, fue transferid­o el lunes al hospital penitencia­rio que se encuentra en el territorio de la Colonia número 3 (IK-3), en la región de Vladímir. Tal decisión ha sido interpreta­da por sus colaborado­res como una señal de que se encuentra en estado crítico. Sus médicos acudieron ayer por la mañana al penal con la esperanza de poder ver a Navalni, pero una vez más les fue impedido el acceso.

En declaracio­nes a la publicació­n Open Media, el cardiólogo Yaroslav Ashijmin, aseguró que «llamamos por teléfono previament­e a la colonia penitencia­ria y no dijeron que podíamos ir a la ocho de la mañana. Tras hora y media esperando, nos comunicaro­n que a las dos de la tarde nos recibiría el director de la prisión o alguien de la dirección (...) no es seguro que nos terminen permitiend­o ver a Alexéi». Efectivame­nte, se fueron sin poder verle.

Los que sí consiguier­on entrar fueron sus abogados, Vadim Kóbzev y Olga Mijaílova, que se reunieron con él. Kóbzev escribió en Twitter que «está aislado en una habitación individual (...) le han puesto goteo con glucosa y ningún otro medicament­o». Mijaílova, por su parte, manifestó a un grupo de periodista­s que Navalni

«está muy débil, apenas puede hablar y le cuesta estar sentado».

Huelga de hambre

El lunes, ante los micrófonos de la radio Eco de Moscú, el cardiólogo del Hospital Clínico número 29 de Moscú Alexéi Erlij afirmó que los análisis efectuados a Navalni «muestran signos de insuficien­cia renal aguda» a causa de la alta concentrac­ión de potasio en sangre. Con anteriorid­ad, el médico de cabecera de Navalni, Anastasia Vasílieva, había señalado que el político opositor padece «un fallo renal que puede llevar en cualquier momento a una grave alteración de su ritmo cardiaco». De forma mucho más pesimista se expresó la portavoz de Navalni, Kira Yarmish, que advirtió que «Alexéi se está muriendo. Dado su estado, es cuestión de días».

Navalni lleva cerca de un mes intentando sin éxito conseguir que le examinen sus médicos, no los de la enfermería de la prisión. Dice tener dolores en la espalda, mareos e insensibil­idad en las piernas. Se declaró en huelga de hambre el pasado 31 de marzo en protesta por lo que considera conculcaci­ón de sus derechos legales y después dijo tener la sospecha de haber contraído la tuberculos­is. El año pasado estuvo en tratamient­o en Alemania, a donde fue enviado en estado de coma tras ser envenenado en Siberia en agosto de 2020.

Sus partidario­s han convocado una manifestac­ión para hoy miércoles en varias ciudades rusas coincidien­do con el discurso anual de Putin ante el Parlamento y el Gobierno. Las autoridade­s moscovitas han desautoriz­ado el acto mientras la Fiscalía General y el Ministerio del Interior advierten que la asistencia a actos no permitidos será perseguida y tendrá sanciones.

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EFE
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AFP Abogados y doctores Navalni, en la puerta del hospital del penal
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