ABC (Córdoba)

Los conciertos de verano, al 50 % de público y bajo el umbral de lo rentable

▶El IMAE y las productora­s privadas trabajan sin asistentes de pie y con la hipótesis de que no se endurezcan las restriccio­nes y acabe el toque de queda

- LUIS MIRANDA

L Acabeza funciona a través de recuerdos que aparecen cuando una palabra o un sintagma se pronuncia. Si alguien dice concierto de verano o Festival de la Guitarra la mente convoca de inmediato la fotografía de un recinto casi siempre al aire libre, iluminado sólo por el escenario, con muchos jóvenes de pie, cantando y bailando al son de un grupo o de un cantante.

En Córdoba sucedía así cada primavera: se presentaba el Festival de la Guitarra y se anunciaba un verano de conciertos para todos los públicos. El Covid ha cambiado mucho en la sociedad y sobre todo ha dejado temblando al mundo de la música en directo. Es uno de los sectores más golpeados y su realidad en este tiempo consiste en hacer planes para apenas tener rentabilid­ad, si es que la hay, y adaptarse a un cambio súbito de escenario.

El Instituto Municipal de las Artes Escénicas sacará en los próximos días a la venta las entradas para el 40 Festival de la Guitarra de Córdoba y por ahora tiene que trabajar con previsione­s de un escenario cambiante. Su gerente, Juan Carlos Limia, explica que se ha pedido a la Consejería de Salud de la Junta de Andalucía permiso para ocupar la mitad del aforo en los tres recintos municipale­s, pero esto no significar­á que se puedan ocupar la mitad de las localidade­s. «Con la distancia de 1,5 metros entre unos y otros, serán menos», cuenta. Eso significa

Concierto en la Axerquía en 2019, antes de la pandemia

que en el Teatro Góngora serán 250 personas, en el Gran Teatro más 500 que 550 y en el Teatro de la Axerquía, al aire libre, unas 1.500.

Todos son consciente­s de que las condicione­s pueden cambiar y por eso Juan Carlos Limia sabe que lo más difícil es gestionar un escenario que puede cambiarse. «Las entradas no se venderán todas en los primeros días, la gente dejará pasar un poco el tiempo», confía. Así se podrá reaccionar si al cabo del tiempo las condicione­s de la pandemia del coronaviru­s obligan a la Administra­ción a que se reduzca el número máximo de asistentes.

¿Qué pasaría si la reducción llegase cuando se habían vendido más entradas de las que permitiera una nueva normativa? Ahí ya habla Juan Carlos Limia de las «soluciones imaginativ­as» que se adoptaron en otro momento. Por ejemplo, en el concierto de Wim Mertens en el Gran Teatro en octubre. El músico accedió a partir su función en dos, más cortas, para que todas las personas que habían comprado su entrada pudiesen acceder. Para el futuro podría ser invitar a devolver las entradas a cambio del dinero abonado, pero por ahora la hipótesis es poder tener la mitad del aforo.

Y otra hipótesis es que no haya toque de queda. Al día de hoy todo el que

Riff ha hecho conciertos en San Sebastián con registro de asistentes para un posible rastreo

no tenga un motivo justificad­o debe estar en casa, como muy tarde, a las once de la noche, y en ciertos momentos ha sido a las diez.

Eso ha obligado a reordenar los horarios y a programar espectácul­os en el Gran Teatro a media tarde, pero con el Teatro de la Axerquía sería imposible. El IMAE trabaja allí con una previsión de que el toque de queda termine con el estado de alarma, previsible­mente a principios de mayo. «El verano pasado ya no hubo toque de queda», recuerda Juan Carlos Limia. Los conciertos al aire libre empiezan a las 22.30 y aquí no funciona el adelantami­ento: con las temperatur­as de julio, a las ocho de la tarde no es posible un concierto al aire libre en Córdoba.

Todo eso, expresa el gerente del IMAE, se hace sobre todo para mantener el sector de la música, para que puedan seguir con la actividad, porque los teatros públicos no necesitan tanto retorno como los privados. ¿Qué sucede con estos?

Regulación

La firma cordobesa Riff Produccion­es es una de las más importante­s de España y tiene programado­s conciertos para estos meses aunque coincide: a la mitad no es posible que los conciertos sean retables, como explica Cristopher Ortiz. «En el Reino Unido, no ha habido conciertos desde que empezó la pandemia, porque piensan que hasta el 85 por ciento de aforo no vale la pena», insiste. Ellos han trabajado con escenarios hasta del 50% e incluso del 75 en algunos recitales de Miguel Poveda, pero son consciente­s de que estos conciertos sirven para mantener la llama.

En todos ellos el público debe estar sentado. Aunque muchos asistentes saben guardar la distancia, la normativa obliga a que todo el mundo esté en su asiento numerado. Cristopher Ortiz relata que en el teatro Kursaal, en San Sebastián, incluso pudieron llevar un registro de todas las personas que asistieron para, si se hubiese dado el caso de algún positivo, rastrear en las personas que hubiesen estado cerca. Lo dice para mostrar cómo el sector de la música en directo ha luchado por ser seguro, y por eso insiste en que no se ha dado ningún caso de brote o contagio masivo en los conciertos que se han hecho hasta ahora. Ni siquiera en los más concurrido­s, como los protagoniz­ados por Love of Lesbian (que tuvo test de antígenos para todos) o el de Raphael.

En el escenario actual, eso sí, es casi imposible hablar de grandes giras internacio­nales. Los autores que salen por España son todos nacionales y, como recuerda Juan Carlos Limia, sólo han rebajado su caché a partir de lo que llama «clases medias». Los que tienen más aceptación del público continúan cobrando lo mismo aunque no pueda haber tanta asistencia.

M-Clan, en un recital

 ?? VALERIO MERINO ?? Público en el Teatro de la Axerquía para un concierto el verano pasado
VALERIO MERINO Público en el Teatro de la Axerquía para un concierto el verano pasado
 ?? ÁNGEL RODRÍGUEZ ??
ÁNGEL RODRÍGUEZ
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