Derrota dolorosa en Estambul

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ANADOLU EFES

63

REAL MADRID

El Real Madrid cayó en su estreno de cuartos de final frente al Efes con una derrota dolorosa y contundente, que refleja la actual diferencia entre ambos equipos. El amplio marcador final dejó en nada el orgulloso inicio de partido de los blancos, que jugaron una buena primera parte para acabar cediendo con estrépito ante el potencial infinito del equipo turco. Mazazo que complica el pase a la Final Four, que sigue estando a tres victorias, pero ya con solo cuatro partidos por jugarse.

Dominó el Madrid de inicio, dirigido con acierto por Laprovittola. El argentino ha mutado desde que se hicieron públicos los fichajes de Heurtel y Henry. Como si quisiera exhibirse en un escaparate a la espera de ofertas. Es un Laprovittola sin complejos, certero en el tiro y muy inteligente en la dirección. Por ahí creció la ventaja del Madrid, que obligó a Ataman a pedir un tiempo muerto prematuro para frenar la sangría (0-8, min. 3).

Al técnico le bastó una mirada para cambiar el panorama. Puso en pista a Larkin y el choque se equilibró. Es lo que tiene contar con un banquillo repleto de talento, en el que cualquiera puede dar la vuelta a la situación. En el que no hay talento bisoño. Es presente puro este Efes, aspirante a todo en la Euroliga.

Quizá por eso tuvo más valor la primera parte del Madrid, descabezado a lo largo de la temporada, a cuyo desenlace ha llegado sin tres de sus referentes (Campazzo y Deck, en la NBA, y Randolph, lesionado). Mantuvo el tipo el equipo blanco por orgullo, asentado en ese Laprovittola sólido y en un Tavares gigante en la zona. La distancia del Madrid la enjugó poco a poco el Efes, muy bien en defensa y con Beaubois exhibiendo su calidad. El francés (19 puntos), uno de esos secundarios

El croata, un fijo

Solo había faltado a dos partidos esta temporada, frente al Granada y el Alcoyano en la Copa

de lujo que tiene a sus órdenes Ataman, se convirtió en una pesadilla para el equipo de Laso.

Aguantaba el Madrid, que llegó al descanso con vida, aunque dando la sensación de haberse exprimido para conseguirlo (44-40). Esos cuatro puntos se convirtieron en quince muy rápido tras el paso por los vestuarios (5843, min. 27). Hasta ese momento, el equipo de Laso solo había sido capaz de anotar una canasta (Tavares), evidenciando falta de ideas. La diferencia no dejó de crecer, pues solo los chispazos de Thompkins mantenían algo de tensión en los blancos, que bajaron los brazos como pocas veces antes. Mala señal para afrontar mañana el segundo envite de la eliminatoria, que comienza torcida para el conjunto blanco, obligado a ganar en Turquía al menos un partido si quiere estar en la Final Four.