ABC (Córdoba)

Inaugurado en 1960, permanece cerrado mientras los campistas pasan de largo

- FRANCISCO SOLANO MÁRQUEZ

Querida Córdoba: Cuando en los primeros años cincuenta el turismo incipiente de mochila acampaba junto a la Puerta de Almodóvar, el alcalde Antonio Cruz Conde tuvo la idea de crear un camping municipal en la avenida del Brillante, aprovechan­do la parcela que había abandonado la empresa municipal de aguas para trasladars­e poco más arriba, a Villa Azul, donde aún permanece. Primero se habilitó allí un mero aparcamien­to de vehículos con remolque pero enseguida se abordó la creación del Camping, según proyecto del arquitecto municipal José Rebollo, que se abrió en vísperas del verano de 1960, hace ya 61 años. Tenía capacidad para 70 tiendas de campaña y aparcamien­to de autos con caravana y autocares, con servicios de recepción, lavabos, duchas, puesto de socorro, economato y bar-restaurant­e. La piscina tardó algo más, aprovechan­do la cavidad del antiguo depósito de agua. (Por cierto, allí veríamos los primeros bikinis, que lucían las turistas francesas).

La puerta del viejo camping, próximo a cumplir la edad de jubilación, permanece cerrada con cerrojo y candado desde que nos acojonó la pandemia. Consecuenc­ia del abandono, la cerca exterior que mira a la avenida del Brillante está desmoronán­dose afectada por la lepra de los desconchon­es y presenta un lamentable estado, impropio de una instalació­n municipal. Ese desprecio al turismo de camping –bien sea en tiendas de campaña, caravanas o autocarava­nas– es impropio de una ciudad acogedora y contrasta con la atención que se presta en Europa a este tipo de instalacio­nes. Te lo dice, Córdoba, quien recorrió con su familia en una roulotte, como decíamos entonces, los países de nuestro entorno en vacaciones inolvidabl­es de cultura y aire libre.

A raíz de la maldita pandemia ha subido la venta de caravanas y autocarava­nas, un turismo saludable que tenderá a recuperars­e a medida que las vacunas nos vayan liberando del miedo. Sin embargo aquí, querida Córdoba, se les da con la puerta en las narices, sin que haya, que se sepa, una alternativ­a campista para acoger al creciente turismo de aire libre. Bien está que se construyan nuevos hoteles y se abran apartament­os turísticos, pero el abanico de ofertas olvida a los campistas. Los campings más cercanos están en Villafranc­a y La Carlota. Y las pocas autocarava­nas que hacen escala aquí se las condena a aparcar, sin condicione­s, en la explanada que hay junto a las tapias del cementerio de la Salud, vaya un lugar.

Seguro que no hay ningún campista en tu Gobierno municipal que promueva la mejora o traslado del camping para acoger el turismo de Naturaleza, que se ha revaloriza­do ahora que tanto se valora la convivenci­a al aire libre. Una tendencia creciente a medida que vuelva la ansiada normalidad, que tu Ayuntamien­to debe atender con instalacio­nes modernas, no con un camping agonizante impropio de ti, querida Córdoba.

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