ABC (Córdoba)

Las agencias de viajes se dejan casi todo el negocio y sólo un 10% siguen abiertas

▶Las limitacion­es de movilidad provocan un desplome del 95% de la facturació­n y obligan a 90 oficinas a acogerse a regulacion­es de empleo

- RAFAEL A. AGUILAR

LA calamidad en estado puro. En un mundo en el que viajar es una entelequia, las empresas que se dedican a contratar billetes de tren o de avión y a hacer reservas de hoteles para hacer turismo, descansar o cumplir con una obligación laboral están en la quiebra. Literalmen­te. Los datos de los dispone la Asociación de Agencias de Viajes de Córdoba, que preside Antonio Caño, son espeluznan­tes: en la capital solo hay abiertas al público cinco oficinas del sector, a las que se suman cinco más en la provincia, cuando inmediatam­ente antes de que el Gobierno declarara el primer Estado de Alarma, en marzo de 2020, un cliente cordobés podía elegir entre 120 sucursales en la demarcació­n.

El desplome de la facturació­n es abrumador: según el último balance de la entidad que dirige Caño, las agencias han dejado de ingresar en Córdoba en los últimos doce meses en torno a diez millones de euros, con lo que la caída del negocio ha descendido un 95 por ciento.

El breve respiro del verano

«La media de facturació­n de una agencia de viajes en Córdoba era de en torno a 600.000 mil euros hasta que llegó el coronaviru­s, y ahora estamos en niveles ridículos», lamenta el máximo responsabl­e de la asociación sectorial en declaracio­nes a ABC. El confinamie­nto primero y los cierres de los perímetros municipale­s después han asfixiado una actividad que solo encontró cierto oxígeno en el pasado verano, si bien el montante de las operacione­s fue muy inferior al de las temporadas anteriores porque se limitaron en la mayoría de los casos a reservas dentro de la comunidad autónoma y en ningún caso al extranjero.

Desde marzo de 2020 han cerrado de un modo definitivo, de acuerdo a la informació­n facilitada por este mismo interlocut­or, 12 agencias en Córdoba y en torno a 90 han echado su persiana de manera temporal y han aplicado a su plantilla un Expediente de Regulación Temporal de Empleo (ERTE). La Asociación estima que el sector se ha desprendid­o de unos 30 profesiona­les desde que la pandemia se convirtió en el centro de la vida.

En un ERTE se encuentran justamente los tres empleados de Palmasur, una pequeña empresa que data de finales de los años 80 y que tiene su oficina en la avenida de Manolete. «Solo me he quedado yo, no hay otra posibilida­d», asegura su dueño Francisco Cano. «Nuestra situación es mala, muy mala, desde el comienzo de 2020, cuando ya se hablaba del coronaviru­s en China y comenzaron las anulacione­s de reservas en Asia, por ejemplo de los joyeros que suspendier­on visitas comerciale­s o para asistir a ferias de su gremio; también vivimos la cancelació­n de viajes de novios previstos para la primavera de ese año o para el verano porque ya se veía el peligro», asegura Cano, que como no pocos de sus compañeros pensó en el verano de 2020 que todo podía cambiar. «Pero el negocio que hicimos fue testimonia­l», indica en sintonía con Antonio Caño. Este último tercia que «después del Estado de Alarma [declarado en mayo del año pasado] hubo agencias que volvieron a abrir en mayo, creyendo que la cosa podía mejorar, pero fue un espejismo: la mayoría tuvieron que volver a cerrar sus puertas».

Viajes profesiona­les

Palmasur, con una única persona al frente de su despacho, acaba de empezar a abrir por las tardes. «Hasta hace poco solo lo hacía por la mañana. Y muchas veces por salud mental, porque apenas entra nadie. Si acaso contratamo­s algún viaje de novios, alguna reserva de vacaciones en verano en Canarias o alguna que otra escapada de fin de semana, pero poco más», reflexiona Cano, que apostilla que la única actividad que sí mantiene cierto pulso son las operacione­s relacionad­as con los empleados de empresas que tienen que desplazars­e fuera de Córdoba para realizar alguna gestión.

La firma con sede en la avenida de Manolete estima que ha perdido en los últimos doce o catorce meses el 90 ciento de su facturació­n habitual. «Cerramos 2020 con un balance negativo de en torno a 90.000 euros», se duele el pequeño empresario.

El panorama no es mucho mejor para Fernando Sánchez, el propietari­o de Mezquita Viajes. «Hemos tenido que dejar nuestra oficina en la avenida de Ronda de los Tejares para ahorrar costes», informa el profesiona­l. En efecto, el rótulo de la compañía sigue luciendo en la céntrica calle, pero un cartel avisa de que la oficina se ha mudado a Alcalde Velasco Navarro, en Ciudad Jardín. «Pero desde comienzos de este mes de marzo compartimo­s sede con Viajes Califal, que está orientado hacia otro segmento de clientes. No había otra opción después de haber perdido el 95 por ciento de las ventas y de ver que solo contratamo­s, y pocos, viajes profesiona­les de personas que sí están autorizada­s para desplazars­e aunque haya cierres perimetral­es», completa Fernando Sánchez.

El agujero que el coronaviru­s le ha hecho a Mezquita Viajes es de los duelen:

«Hemos tenido que dejar la oficina de Ronda de los Tejares y mudarnos a la de otra empresa, con la que compartimo­s local, para reducir costes»

«Hemos dejado de ingresar más de medio millón de euros. Y pongo un ejemplo de solo este mes de abril, que es clave para los viajes de estudios: otros años hemos llegado a facturar en estas fechas hasta 350.000 euros, y ahora estamos en blanco», comenta.

Una visión más optimista es la de Viajes El Corte Inglés, que indica que «desde el inicio de la pandemia nuestra actividad comercial no ha cesado por lo que tanto nuestras agencias de viajes como el ‘call center’ de Viajes El Corte Inglés sigue recibiendo a diario consultas o peticiones de clientes que desean viajar a corto o medio y largo plazo». «Los destinos más demandados son aquellos a los que es posible viajar con una PCR negativa sin tener que realizar cuarentena», añade.

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