El islam paquistaní pone en su diana los intereses de China
▶ La bomba en Quetta, que dejó cinco muertos, buscaba al embajador de Pekín
relación con Rusia» y advirtió de una respuesta «asimétrica, rápida y severa» y de que «los organizadores de cualquier provocación lo lamentarán como hace tiempo no han lamentado nada».
En el frente diplomático, mientras la crisis por las expulsiones de empleados de las respectivas embajadas se recrudecía con la República Checa y se extendía esta semana también a Bulgaria, ayer fue Eslovaquia la que se incorporó a la gresca. Deportó a tres diplomáticos rusos de la Embajada en Bratislava. Lo dio a conocer el primer ministro eslovaco, Eduard Heger. Según
sus palabras, «tres representantes de la misión diplomática rusa deben poner fin a sus actividades en Eslovaquia y abandonar el país en un plazo de siete días». Heger dijo que se adoptó la decisión tras analizar lo sucedido en la República Checa, en donde supuestamente dos agentes rusos del GRU, la inteligencia militar rusa, sabotearon un arsenal checo en 2014. Rusia responderá seguramente con medidas similares. La República Checa expulsó a 18 diplomáticos rusos y Rusia hizo lo mismo con 20 funcionarios checos.
Los islamistas radicales de Pakistán noqueados a mediados de los 2000 tras la muerte de Osama bin Laden- han vuelto a mostrar que están de vuelta con el atentado perpetrado en la noche del miércoles contra un hotel de lujo en la ciudad de Quetta, donde se alojaba el embajador chino junto a una delegación de Pekín. Los kilos de explosivos en el aparcamiento detonaron diez minutos apenas antes de la llegada del embajador. Se registraron cino muertos muertos y una docena de heridos.
Desde hace años, la expulsión de China –a la que acusan de «expoliar los recursos naturales»– es uno de los objetivos del islamismo tanto político como terrorista paquistaní. Pekín ha aprobado la inversión de unos 42.000 millones de euros en la región paquistaní de Baluchistán en el marco de su macroproyecto de las Nuevas Rutas de la Seda. Los talibanes paquistaníes denuncian, a través de sus partidos políticos afiliados en Islamabad y sus grupos terroristas en el oeste, que la intención de China es expoliar los recursos energéticos y minerales de la pobre región de Baluchistán. Sin dejar nada a cambio, porque los trabajadores de sus proyectos son también chinos.
El ataque de Quetta contra el régimen de Pekín se suma a la campaña de los islamistas paquistaníes contra Francia para lograr la expulsión de su embajador. París e Islamabad libran desde hace semanas un pulso político a raíz de la recomendación de la Embajada francesa en Islamabad a sus nacionales y empresas de que abandonen el país ante la amenaza de sufrir atentados.