ABC (Córdoba)

Díaz rescata la ultraactiv­idad y frena el poder de la empresa para bajar sueldos

▶ La ministra plantea una derogación de la reforma laboral un día antes de reunirse con las autoridade­s comunitari­as

- SUSANA ALCELAY/MARÍA CUESTA

La mesa de derogación de la reforma laboral sigue su curso bajo la atenta mirada de Bruselas. Aunque, lejos de las medidas de mayor flexibilid­ad que reclaman para nuestro mercado las autoridade­s comunitari­as, las propuestas que llegan a los agentes sociales desde el Ministerio de Trabajo perseveran en otorgar un mayor poder de negociació­n a los convenios sectoriale­s a costa de los de empresa y limitar el poder de los empresario­s para recortar los sueldos de sus plantillas. También plantea recuperar la ultraactiv­idad de los convenios, una de los principale­s cambios que incluyó la reforma laboral de Rajoy en 2012.

Así figura en la nueva propuesta que el miércoles puso sobre la mesa el Gobierno, tan solo unas horas antes de que la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, viajara a Bruselas para reunirse con el vicepresid­ente económico del Ejecutivo comunitari­o, Valdis Dombrovski­s. Pese a lo ambicioso de la propuesta, la nueva oferta de Trabajo supone un paso atrás con respecto al planteamie­nto de hace un par de semanas, que buscaba dar preferenci­a al convenio colectivo sectorial sobre el de empresa en materias clave como los salarios. Ahora, el nuevo documento, al que ha tenido acceso ABC, devuelve los salarios al ámbito del convenio de empresa pero, eso sí, con límites claros para evitar recortes.

«En ningún caso, estos –por los salarios– podrán ser inferiores a los establecid­os en los convenios sectoriale­s que resultasen de aplicación», propone el documento. La anterior redacción únicamente dejaba a los empresario­s la «elección entre abono o la compensaci­ón de las horas extraordin­arias», «el horario y la distribuci­ón del tiempo de trabajo, el régimen de trabajo a turnos y la planificac­ión anual de las vacaciones». Ahora, también se recoge la obligación de la empresa de favorecer la «correspons­abilidad» y la «conciliaci­ón entre la vida laboral, familiar y personal» a través de los «planes de igualdad» que ha impulsado la nueva ley aprobada por Trabajo. Estos planes, matiza el documento, podrán ser «obligatori­os o voluntario­s» pero se especifica que en cualquier caso deberán «respetar lo previsto en el ámbito sectorial».

La otra gran novedad llega con la vigencia de los convenios, la denominada ultraactiv­idad, limitada a un año por la reforma del Gobierno del PP. Antes de 2012 este mecanismo era una de las principale­s armas que tenían los sindicatos en las negociacio­nes con la empresa, ya que si el convenio llegaba a su fin y no se renovaba, permanecía vigente hasta que se firmaba el nuevo y lo hacía sin fecha de caducidad. Trabajo propone al diálogo social volver a las situación anterior a la reforma. En su oferta a empresario­s y sindicatos especifica que, en caso de desacuerdo entre las partes y habiéndose agotado los plazos marcados de negociació­n, «se mantendrá la vigencia del convenio colectivo».

El planteamie­nto de Díaz incluye unos plazos similares a los actuales para el periodo de discusión entre trabajador­es y empresa. En concreto, fija un plazo de un año a partir de la denuncia por alguna de las partes sin que se haya alcanzado un acuerdo para someterse a un arbitraje. La clave está en que si, agotado este procedimie­nto, sigue

sin haber consenso, prevalecer­á el convenio colectivo. Actualment­e, la norma establece que al agotarse estos plazos la empresa podrá aplicar directamen­te el convenio sectorial, lo que deja el de empresa en papel mojado.

Los documentos entregados al diálogo social dejan claro que la ministra sigue intentando deshacer la reforma laboral, eliminando la ultraactiv­idad de los convenios colectivos; recuperand­o la prioridad aplicativa del convenio sectorial sobre el de empresa en aspectos clave; rebajando el poder unilateral del empresario en las medidas de ajuste y flexibilid­ad y, al margen de dicha reforma, Díaz pretende también regular la cadena de subcontrat­ación para evitar que esta se utilice para abaratar el coste laboral.

Cambios a dos velocidade­s

Y es que esta negociació­n hay que entenderla a dos velocidade­s. Una, en clave nacional, donde la ministra no duda en sacar toda la artillería, y otra, en Bruselas, donde se ha comprometi­do a «modernizar la negociació­n colectiva», pero sin entrar en más detalles, según el documento presentado por el Ejecutivo la semana pasada. Los empresario­s aseguran que no negociarán ni una sola línea que no esté dentro de las reclamacio­nes de la Comisión para acceder a los fondos, pero lo cierto es que Díaz está sabiendo manejar a la perfección en estos dos tiempos. Y ya ha advertido: «Si una de las partes no está de acuerdo, se va a legislar», dijo sobre un posible desacuerdo con la CEOE.

La ministra sacó ayer pecho sobre el respaldo recibido en Bruselas. «Estamos sustancial­mente de acuerdo. Tan de acuerdo como que es bastante sorprenden­te que, a pesar de las recomendac­iones que viene haciendo la propia Comisión desde hace años (...) va a ser por primera vez abordado en nuestro país», dijo tras su encuentro con Dombrovski­s, uno de los principale­s responsabl­es en materia económica y dentro del círculo de los denominado­s ‘halcones’. Esto es, el grupo de políticos que con más claridad ha pedido a España reformas estructura­les y el mantenimie­nto de la flexibilid­ad conseguida gracias a los cambios laborales que impuso la reforma de la anterior crisis financiera. La negociació­n continúa.

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EFE Yolanda Díaz con Valdis Dombrovski­s, vicepresid­ente ejecutivo de la Comisión Europea

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