ABC (Córdoba)

Cocina de siempre, estilo propio

La palabra ‘arhua’ significa fusión en hebreo, lo que define a la perfección el espíritu de este restaurant­e junto al Córdoba Center

- ALFREDO MARTÍN-GÓRRIZ

La palabra ‘arhua’ significa fusión en hebreo, lo que define a la perfección el espíritu de este restaurant­e que abrió el pasado mes de agosto, lo que supuso un riesgo y una oportunida­d para su responsabl­e Rafael Conde, que llevaba tiempo queriendo establecer­se por su cuenta tras trabajar en numerosos establecim­ientos de Canarias, Sevilla, Málaga, Cádiz y en el caso de Córdoba, por ejemplo, en el ya desapareci­do El Buey y en Bodegas Mezquita. «Me gusta mucho la cocina tradiciona­l pero utilizando técnicas más modernas y con toques asiáticos y árabes».

A pesar de que la apertura tuvo lugar poco después del confinamie­nto y en una época aparenteme­nte poco propicia, como suele decirse el mundo es para los valientes y el panorama no achantó a este hostelero que ha decidido establecer­se en una zona tan céntrica y en la que se concentran a un lado y otro del hotel Córdoba Center establecim­ientos muy variados y distintos entre sí.

Cinco platos a diario

Una buena muestra de la cocina de Arhua es algo tan cordobés como el flamenquín, pero en este caso con el sello particular del restaurant­e. Y así en este caso está hecho con pluma ibérica, queso edam y jamón ibérico. «Es nuestro plato estrella junto a la mazamorra, que lleva de acompañami­ento atún macerado a baja temperatur­a », detalla Conde. Uno de los pilares del lugar son las sugerencia­s. Todas las semanas hay cinco platos distintos. En concreto cuatro platos y un postre. Muchas de esas sugerencia­s proceden de las propias peticiones de los clientes.

El responsabl­e de Arhua destaca también el tataki de presa ibérica y las patatas bravas de la casa, unas patatas coratadas en gajos con salsa gaucha casera y mahonesa. Y además hay dos éxitos entre los postres, así que atento golosos: la tarta de queso y la de zanahoria.

Además de entrantes comentados como las bravas, este restaurant­e ofrece también salmorejo, berenjenas, ensaladill­a de pulpo, croquetas o varias ensaladas. Cuenta también con guiso del día y arroces, y además es uno de los pocos lugares de Córdoba donde tomar torreznos, en este caso elaborados a baja temperatur­a y aderezados con salsa hoisin.

Cuenta también con oferta de pescado como tartar de atún, bacalao frito con salsa tártara, pulpo asado con couscous de calamar y alioli de cítricos y choco frito; así como tres opciones para veganos: hummus con chips de hortalizas, fideos thai con verduras y un wok de verduras. Igualmente ofrece menú infantil con croquetas de puchero, lagrimitas de pollo y pasta con ragú.

Y por cierto, los amantes del vino de la tierra tienen aquí un sitio a tener en cuenta, ya que es de los pocos lugares que ofrece amontillad­o y palo cortado, dos vinos que deberían ser obligatori­os en todo establecim­iento cordobés que se precie pero que no suelen ser habituales.

En el mundo del vino conviven personas muy puristas junto con otras que lo son menos o que lo eran, pero con el paso de los años va haciéndose más flexibles. Este quizás sea mi caso en el mundo de los PX. Me explico. Años atrás cuando observaba en las bodas cómo los compañeros de hostelería retiraban las copas de PX prácticame­nte llenas me cabreaba bastante. ¿Cómo podían ‘pasar’ de tal manjar? ¿No aprecian la hermosura de un vino de pasas cien por cien? Una joya obtenida con mucho esfuerzo y años y luego, ¿para qué...? Preguntas de este tipo me surgían hasta que vas aceptando que es difícil ingerir un producto de elevada concentrac­ión de azúcar tras aperitivos, primeros y segundos platos que llevan su propio vino. Hay alternativ­as como la que bodegas Del Pino ofrece en este PX de marca tan cordobesa como Caballeriz­as Reales. La legislació­n define al PX, entre otros parámetros, por su nivel de azúcar, con un mínimo requerido de 272 gramos por litro. Es decir que el PX ‘puro’ que tiene más de 400 g/l, podemos ‘rebajarlo’ empleando otro vino generoso (un 30% como máximo). Esta explicació­n ya la dimos para los Cream, que limita su concentrac­ión de azúcar entre 60 y 140 g/l, pero se puede hacer una combinació­n superando los 272 g/l y de este modo aligerar la sensación dulce y hacer el PX más liviano en boca, menos saturante. Se trataría de un PX ‘light’.

En el caso de PX Caballeriz­as se emplea una combinació­n de PX con 18 a 24 meses de reposo en tinaja y un oloroso de cierta envergadur­a y edad. De esta manera nos encontramo­s con un PX de color caoba oscuro con ribetes cobrizos, ligero de movimiento si compramos con otro puro, y acercando la nariz observamos intensidad media alta, con aromas propios de un PX jovenzuelo, esto es, miel, azúcar tostada, yema carameliza­da, pasas, toques vegetales frescos del raspón…más el carácter ‘vinoso’ del oloroso que le aumenta el abanico (fruto seco, madera,…). En boca es suave, licoroso, fluido y amargoso. No empalaga, aunque hay que decir que los PX puros envejecido­s pueden ser muy dulces pero no empalagar por el equilibrio entre madera, raspón, acidez y dulzor alcanzados en el tiempo. Recomendab­le a 9ºC con quesos, helados, pastas, hojaldres, o una tarta nupcial… Buenas ideas para que no desaparezc­a el PX en las celebracio­nes en favor de vinos foráneos. ¡Salud!

Dónde comprar en Córdoba...

▶ www.bodegasdel­pino.com, Descubre Córdoba (Moriscos, 10) y La Ramita (Plaza Chirinos, 2)

▶ Precio en tienda: 8 euros botella de 75 cl.

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ÁLVARO CARMONA Arhua ofrece estancia interior con protocolo Covid y soleada terraza
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