ABC (Córdoba)

La flor divina de los Patios

Las siete monjas de clausura del cenobio jerónimo de Santa Marta ayudan en el montaje de su estancia de recibo, que se presenta este año al certamen popular

- RAFAEL A. AGUILAR

CUANDO nadie las ve, cuando están en lo suyo, que es rezar, sin que nadie las moleste, ellas van de maceta en maceta como saltan de salmo en salmo en la capilla. Son siete las integrante­s de la comunidad de monjas jerónimas del convento de Santa Marta, que arrastra una condición económica más bien precaria y que no alcanza el número para tener una priora que la gobierne.

«Cuando seamos más, esperamos que pronto, haremos un capítulo y nombraremo­s a una superiora», dice sor María de Gracia, una de las religiosas de clausura que pasará, como sus hermanas, a la historia del certamen centenario de los Patios de Córdoba, que comienza este lunes 3 de mayo, por estar al cuidado del único recinto al aire libre de un cenobio que concurre a la cita que el Ayuntamien­to ha preparado con esmero. Hay que hacer una precisión: las monjas están atentas a su patio de recibo, que es el que entra en concurso, pero a su manera. «Nosotras somos de clausura, ¿entiende usted?, así que no podemos cruzar el patio nada más que cuando no hay más remedio», indica la mujer de Dios.

El mes de mayo es una excepción. Y será muy especial para la comunidad, no porque vaya a recibir a cientos o miles de personas en breve, sino porque el día 13 está previsto que el convento viva la profesión de una novicia. «Será una

Sor María de Gracia «Colaboramo­s por complacer a las personas que tanto nos quieren y que tanto nos cuidan»

ceremonia solemne que presidirá el obispo de Córdoba, Demetrio Fernández», informa en este punto Antonio Varo, vinculado con las religiosas como hermano de la Misericord­ia, la cofradía que auxilia a las jerónimas de Santa Marta desde hace tres décadas a través de su obra social. Ese día, el patio lucirá como nunca. En ello se afanan al menos veinte personas de la hermandad de San Pedro, que llevan trabajando en la zona descubiert­a del inmueble desde hace semanas para que todo esté a punto cuando arranque el festival popular.

José María Maqueda es el hermano mayor de la Misericord­ia y recuerda que «las monjas son miembras honorífica­s de la cofradía, les tenemos mucho cariño». Él está al frente de las labores de preparació­n de la estancia al aire libre en el que ya lucen algunos objetos que las jerónimas han sacado de su casa para que embellezca­n el exterior.

«La gente no sabe todo lo que hay dentro de un monasterio: han sacado un juego de bandejas del siglo XIX, utensilios de cocina de principios del siglo XX hechos de latón, braseros y luminarias. Todo está ya preparado en el patio, que data de mediados del siglo XVI: estamos hablando del primer convento que se fundó en Córdoba, en 1.511», apostilla Maqueda.

De Laudes a Completas

«Colaboramo­s por complacer a las personas que tanto nos quieren y nos cuidan», tercia Sor María de Gracia. José María Maqueda da fe de que quienes mantienen el cenobio vivo con sus plegarias de Laudes a Completas ponen de su parte todo lo que está a su alcance, que no es poco. «Ellas tienen muchos patios en el edificio y han sacado al de la entrada, el que se va a exponer, helechos y cintias, por ejemplo, que se suman a las plantas que tiene de por sí esa zona que va a participar en el festival, como son damas de noche, calas, parras, naranjos, ficus y una esparrague­ra. Nosotros hemos plantado petunias, rosas y surfinias», apunta el hermano mayor. «Nos hemos encargado también de pintar las macetas para que queden bonitas y llamen más la atención a los visitantes», agrega.

Además del deleite de los sentidos, la idea de presentar el patio de Santa Marta al concurso, que ha partido de la cofradía, persigue dos finalidade­s más. Una es acercar a los ciudadanos el patrimonio espiritual de los conventos de clausura, o en otras palabras, recordarle al común de la gente que hay mujeres —y hombres— que eligen para su vida el rezo como única ocupación, o como ocupación principal. El segundo objetivo es económico y tiene que ver con el coronaviru­s. Sucede que la Misericord­ia solía dedicar una parte sustancial de los ingresos que obtenía con su cruz de mayo al auxilio de la comunidad jerónima. Pero este año, como el pasado, las circunstan­cias no permiten que esa fiesta se celebre, con lo que no habrá fondos extras para ayudar a las monjas. La idea de la cofradía es que el dinero obtenido por la participac­ión en el festival de los Patios vaya de un modo íntegro a las arcas del convento.

Patios de Córdoba 2021

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Hermanos de la Misericord­ia coordinan el cuidado del patio

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