Los propietarios ultiman detalles con ilusión e interés en la seguridad
▶Los dueños de los recintos, que hoy abren sus puertas para el concurso, destacan la experiencia de octubre a la espera de más afluencia de público
Al mediodía las puertas están cerradas y los Patios están de chapa y pintura. Es verdad que a sus dueños les gusta tenerlos siempre perfectos, porque reciben durante todo el año a mucha gente y tienen que llevarlos al lugar de la casa que les provoca más orgullo, pero un domingo como el de ayer es de limpieza y algo de zafarrancho.
Antes de ser encarnarse en la buganvilla de un color tan intenso que parece irreal o en el tronco añoso de un limonero, quien mejor representa a los Patios de Córdoba puede ser María Ángeles Arquero.
Su patio, el de Marroquíes, es como un emblema para la fiesta que comienza hoy, pero el domingo está cerrado y ella recibe mientras está encima de una escalera, y contesta con una brocha en la mano repasando la pintura verde de uno de los faroles.
Casi da pudor mirar entre las calles y las viejas dependencias del mítico recinto. Ahora es entrar en casa ajena y hoy también lo será, pero al menos la visita estará un poco más justificada.
«Este año es tan especial que no podíamos no participar», dice sobre la presencia de su recinto en esta edición de 2021, la del centenario.
Porque Marroquíes, 6, no abrió el pasado octubre, en la edición especial que se organizó para sustituir a la de mayo, suspendida cuando apenas había comenzado la desescalada del confinamiento de primavera. «Esperemos que este año se pueda conjugar la calidad de la visita que puedan hacer las personas que vengan con la calidad de vida de las personas que están en los patios», dice mientras continúa con la tarea y se escuchan las conversaciones de muchas más personas que trabajan en la puesta a punto final.
El recinto tendrá colas a pesar de que es uno de los que más capacidad tiene. Sorprende cuando alguien entra en el letrero que está dispuesto: en tiempos del Covid puede haber 60 visitas de forma simultánea. Al principio, dice, pusieron veinte, pero el Ayuntamiento lo corrigió en uno de los cambios de la normativa sanitaria.
Preparativos
¿Hay miedo? No mucho, porque algunas de las personas más veteranas del emblemático patio, como el presidente, ya están vacunadas, así que afrontan la cita con seguridad. Huele a pintura y se van barriendo retos de pétalos secos que esta mañana, cuando la fiesta por fin empiece, no estarán para recibir a los primeros visitantes.
Sí se habla de miedo a pocos metros de allí, en la calle Chaparro. Si Marroquíes es una de las joyas de la arquitectura antigua, los vecinos de este rincón del barrio de Santa Marina han recreado el espíritu de la fiesta en arquitectura moderna que parece actual. Isabel Pérez recibe también en un ambiente de zafarrancho y de trabajos de última hora para que el recinto esté abierto, y es sincera: «Tenemos miedo y precaución por lo que pueda pasar». Eso sí, están abiertos, y el recinto también se pudo conocer en octubre. Reconoce que aquella experiencia de los Patios de Córdoba en otoño fue bastante buena, aunque ahora, dice, todo será distinto, porque mayo es el mes en que los recintos están más hermosos, con la mayor parte de las flores mostrando al mundo sus colores. «Antes se pudieron ver muchos verdes, pero no era lo mismo», dice.
Para esta edición del centenario, Isabel Pérez espera que por la calle Chaparro y por los 50 recintos que participan en el concurso tengan más colas y más gente que en otoño, aunque sólo sean andaluces. Tampoco serán, dice, las grandes aglomeraciones que se han visto en los años en que no había distancia social y ni precauciones para un coronavirus que no existía. La puerta se cierra y será la única mañana en que así permanezca en las próximas semanas.
En la calle Tafures también hay que llamar, pero, igual que en los demás, su dueña no pregunta hasta que está frente a quien ha pulsado el timbre. Invita a pasar a un patio pequeño, que recoge el espíritu de los antiguos recintos cordobeses y que ha cosechado muchos premios muchos años.
Francis Serrano no habla de miedo sino de ilusión. «Mucha ilusión, la misma que tienen los cordobeses de poder vivir los patios», dice.
En la calle Tafures, que también abrió en octubre, los visitantes podrán pasar de cinco en cinco, aunque con una cola larga que permita jugar con la estrechez de la calle que sale al sur de la iglesia de Santa Marina.
Francis Serrano tiene buen recuerdo de aquellos días en que la afluencia tenía que ser menor, y muestra los muchos detalles de un patio que concentra en poco espacio toda la esencia de la fiesta en las especies, en la arquitectura y en la propia manera de la dueña de mostrarlo, porque invita a fijarse en los detalles que lo hacen singular. Es algo que muchos de los propietarios esperan para estos días, en que se puede recuperar una fiesta que en parte se había perdido: la de quien llega y habla con el propietario para qué le explique por qué precisamente su recinto es especial. «Ahora se espera que haya más gente, pero seguro que van a organizarse bien», confía ante las visitas que hoy comienzan.
La calle Parras tiene tres patios y desde ahora las colas y las esperas se
Los propietarios tienen buenas sensaciones tras la edición otoñal que se hizo en 2020
Los drones para controlar aforos y aglomeraciones se extenderán en esta edición a Santa Marina
rán constantes, pero este domingo tiene la pinta de cualquier día festivo al mediodía, en el momento en que una gran parte de Córdoba parece dormida ante la evidencia de que ese día en concreto se ha creado para descansar.
El patio de la calle número 5 es de arquitectura moderna, pero sus dueños se esfuerzan en reproducir todas las señas de identidad de los recintos, desde las plantas hasta la propia condición de centro de la casa. Allí también hacen limpieza de última hora y lo ponen todo a punto.
«Esperamos que todo esté como el año pasado, en octubre, cuando salió bastante bien porque se cumplieron las normas», dice Pedro Montes, que atiende junto a un recinto lleno de colores como corresponde a mayo.
La receta, para él, es tan sencilla como sabe todo el mundo: «Gel, aforo limitado y distancia». En octubre, dijo, los propietarios hicieron «un esfuerzo» y la experiencia resultó bien, así que ahora espera la misma colaboración del público para que el resultado sea como entonces. Con todo, espera a que el segundo fin de semana, cuando se han conocido los premios y el final está próximo, la afluencia sea algo mayor.
Todos coinciden en que lo normal es que haya muchos visitantes andaluces, aunque sin llegar a las colas que se vieron en las ediciones anteriores a la pandemia, cuando los Patios se habían convertido en un gran atractivo fuera de la ciudad.
¿Han pedido más seguridad? Pedro Montes insiste en que el dispositivo actual es el adecuado y eso les permite estar «tranquilos». En la edición de otoño, la Policía Local estaba pendiente y preguntaba si era necesaria algún tipo de ayuda, y los controladores tomaban la temperatura e indicaban a todo el mundo que debían lavarse las manos. Por eso esperan que todo vaya bien en esta fiesta.
En cada edición se suman novedades tecnológicas y esta vez no será una excepción. Miembros de la Universidad de Córdoba (UCO) y la empresa UasBro ultiman la puesta a punto de los drones que vigilarán las zonas más concurridas del concurso de los Patios de Córdoba para evitar la excesiva concentración de personas y preservar así las medidas higiénico-sanitarias establecidas por la pandemia.
El Consistorio junto con la UCO van a desplegar 30 sensores en las dos principales zonas de atracción de los patios (el Alcázar Viejo y Santa Marina), que permitirán saber el aforo en el interior de los recintos, el tiempo que permanecen los visitantes y hasta los niveles de dióxido de carbono. En el exterior, también habrá dispositivos.
Todos esos datos se enviarán en tiempo real a la web oficial de los Patios para que den una fotografía instantánea de su situación. Permitirá conocer en cada momento qué zonas están saturadas para intervenir. Ya se implantó en octubre en el Alcázar Viejo y ahora se extiende.
Dos personas trabajan en poner su patio a punto