La herencia milenaria de La Judería
Las tres casas de la calle Maese Luis, en el barrio de San Francisco, abren boca para las de Judíos, Martínez Rücker o Céspedes
S Ila composición artística de Belmonte de la calle Martín de Roa, en el Alcázar Viejo de Córdoba, ya era popular, el concurso de los Patios de 2021, el del centenario, la va a elevar a fenómeno de masas. Un controlador de una de las tres casas de Maese Luis que participan en el certamen se esfuerza en buscar las palabras exactas en inglés para explicarle a un visitante nacido en Londres y que vive en La Carlota desde hace unos meses por qué la escultura es tan certera para reflejar la esencia de la fiesta reconocida por la Unesco. La joven señala a su mascarilla, donde está impresa la obra como en el resto de los cubrebocas oficiales de la cita de mayo.
«Esto representa la herencia de la afición por el adorno de las casas entre generaciones. El mensaje que lanza es que no hay que olvidarse de contarles a los niños lo importante que es mantener esta tradición», viene a decir la chica. El británico asiente, le hace una foto a la mascarilla de su interlocutora y pasa al patio alfarero del número 22 de la ancha calle que enlaza Diario de Córdoba con la espalda de la plaza de La Corredera.
El lunes 10 de mayo de
2021, de buen tiempo a diferencia del domingo, es tranquilo en San Francisco y La Judería, donde hay ocho patios. El que registra una cola más pronunciada es el Céspedes, a un paso de la Mezquita-Catedral. «Por favor, guarden la distancia de seguridad, está indicada en el suelo con unas marcas de macetas azules», pide una persona del dispositivo de la Cruz Roja.
La señal está también bien visible en el acceso al patio de Martínez Rücker, a unos minutos a pie. María de los Ángeles Plata es la propietaria de una de las siete viviendas de la casa, enclavada en la calleja de las Ahumadas. «Cinco familias vivimos aquí todo el año. Llevamos montándolo y presentándolo desde mediados de los años noventa», indica la mujer, que añade que la empresa municipal de vivienda (Vimcorsa) les prestó una ayuda económica para que rehabilitasen la estancia al descubierto del inmueble.
Basilia Bolaños se las arregla en cambio con sus hijas para sacar adelante el exorno de su hogar en el número 6 de Judíos. «Cuidado, que esa planta es carnívora», le advierte a un grupo de estudiantes franceses cuando se acercan a un centro de flores. Una guía le traduce el mensaje a los chavales, que dan un paso atrás. «Tranquilos, que no se come a nadie», sonríe Bolaños, que a continuación hace gala de sus raíces manchegas señalándole al grupo de extranjeros la reproducción de El Quijote con la que su patio deja claros los orígenes de su propietaria. «Lo he leído. Entero. Pero en francés. Mi objetivo es poder hacerlo en castellano en cuanto avance en el idioma», replica uno de los estudiantes que maneja el español con más maña.
Extranjeros hay alguno a esa hora, a la del mediodía, en el poyete de los muros de la MezquitaCatedral que recayente en el bar Santos. Un hombre de pelo cano le hace fotos con su cámara réflex a las tortillas del mostrador. El dueño se deja querer. «Vamos a salir en la prensa internacional», bromea. El guiri le guiña el ojo, apaga el aparato de retratar y pide dos cuñas. «Cuánto es», pregun
Visitantes en Samuel de los Santos Gener
Ángeles Plata: «Lo mantenemos vivos: aquí estamos cinco familias todo el año»
Basilia Bolaños, a un grupo de franceses: «Cuidado con la planta, que es carnívora»