ERC negocia con los comunes de Colau y Junts amenaza con repetir las elecciones
▶ Sànchez acusa a Aragonès de mentir, tergiversar sus palabras y provocar un accidente
«Aragonès ha llevado al límite la voluntad negociadora hasta el borde del precipicio, que nos puede llevar a un accidente provocando unas nuevas elecciones». A falta de quince días para que se cumpla el plazo por el que, si no hay un presidente de la Generalitat escogido por el Parlamento autonómico, se convocarán automáticamente unas nuevas elecciones, la relación de ERC y Junts para renovar el Govern entró ayer en una nueva fase: acentuación de la desconfianza mutua y ruptura casi total. Jordi Sànchez, secretario general de Junts, acusó a Pere Aragonès, candidato de ERC a presidir la Generalitat, de mentir y, en pocas palabras, de preferir pactar con los comunes antes que con sus socios independentistas.
El resultado inmediato de la ruptura de negociaciones, anunciada por Aragonès el sábado, es que ERC reanudó los contactos con ECP que controla Ada Colau y lidera en el Parlamento catalán Jéssica Albiach. Aragonès dijo ayer que su prioridad era, ahora, pactar con los comunes y la CUP –con los que ya tiene firmado un acuerdo de investidura y legislatura– y Marta Vilalta y Joan Mena, portavoces de ERC y ECP, respectivamente, confirmaron a la prensa que los contactos entre ambas formaciones se intensificaron el fin de semana.
En la tarde de ayer se reunieron los equipos negociadores en el Parlamento catalán.
Los números no dan
Pero los números no le dan a Aragonès. ERC, la CUP y los comunes, si finalmente llegan a un punto de encuentro, suman 50 escaños de un total de 135. Insuficientes para que los 32 diputados de Junts se abstengan en la segunda votación de una hipotética jornada de investidura, tras el fracaso del pasado 30 de marzo, pues PSC, Vox, Cs y PP suman 53 votos. En la segunda votación tienen que darse, al menos, más síes que noes. Así pues, Aragonès necesita, una vez que este descartó al PSC como socio y Salvador Illa a aquel como compañero de viaje, el visto bueno, total o parcial, de Junts. Es decir, si Aragonès quiere dejar la etiqueta de presidente autonómico en funciones, que asumió tras la inhabilitación de Quim Torra, deberá pactar con Sànchez.
La estrategia de ERC gira, por lo tanto, alrededor de que Junts les permita un gobierno, solos o con los comunes, y el apoyo de la CUP. Este lunes, Aragonès volvió a recordar que fue el mismo Sànchez, en una entrevista realizada a ‘La Vanguardia’ el pasado 4 de abril, quien puso sobre la mesa la posibilidad de que Junts facilite esta vía. Pero el lugarteniente de Carles Puigdemont, que mantiene un perfil bajo en público sobre este asunto, señaló que desde ERC se está haciendo una «utilización fraudulenta» de sus respuestas en la entrevista de abril.
El punto de no acuerdo entre ambos parece que sigue siendo el papel que debe jugar el Consell per la República (entidad privada registrada en Bélgica), que controla Puigdemont y de la que ERC recela. Aragonès insistió en
Aragonès quiere que Junts le regale cuatro votos para investirle y que salgan del Govern y entren los comunes
que nadie puede tutelar al presidente de la Generalitat, tan solo el Parlamento autonómico, y que la estrategia independentista no puede depender nada más que de los propios partidos: «No puede ser que yo espere a ver qué me dicen sobre cómo enfocar una negociación con el Estado». Pero Sànchez negó ayer, otra vez, que el Consell se quiera situar por encima de la Generalitat: «No existen tutelas. Las decisiones deben tomarse por consenso».
A punto de cumplirse tres meses del 14-F, la repetición electoral gana enteros. El plazo para la elección de un presidente acaba el 26 de mayo y el horizonte de que los catalanes vuelvan a las urnas a mediados de julio se acerca. En ERC se sienten «estafados» por Junts y estos advierten: «Si no hay acuerdo, haremos públicos los documentos de la negociación».
Con la entrada en escena de los comunes, tras el ensanchamiento de la grieta en la relación entre ERC y Junts, se abre otra guerra en el ámbito de la izquierda. Albiach, ayer, conocedora de que la suma de los votos de ERC, la CUP y ECP no es suficiente, no perdió la ocasión para exigir al PSC que no se ponga de perfil y apoye la investidura de Aragonès. Poco importa, parece, que el PSC ganase las elecciones.