ABC (Córdoba)

Las constructo­ras avisan: «Los peajes son ya un compromiso con Bruselas»

▶Las empresas del sector temen que el Gobierno se eche para atrás o, incluso, gestione las tasas a través de una compañía pública a partir de 2024

- GUILLERMO GINÉS

La decisión del Gobierno de incluir en el Plan de Recuperaci­ón, Transforma­ción y Resilienci­a enviado a Bruselas la tarificaci­ón de la red de alta capacidad (autovías y autopistas) en 2024 ha generado un gran rechazo por parte de partidos políticos, transporti­stas e incluso asociacion­es de consumidor­es. Pero no todo el tejido productivo está en contra de esta medida. Las grandes constructo­ras y concesiona­rias llevan años pidiendo estas tasas, y ahora aplauden que el Gobierno las incluya en su agenda reformista.

Pero desde la patronal del sector, Seopan, también lanzan un mensaje al Ejecutivo, al que recuerdan que si la Comisión Europea aprueba el Plan de Recuperaci­ón, Transforma­ción y Resilienci­a –tiene dos meses para hacerlo– España deberá cumplirlo. Es decir, no se podrá echar atrás en su propuesta de implantar peajes, porque esto podría desencaden­ar una serie de penalizaci­ones por parte de la Comisión Europea.

«Son compromiso­s formales que representa­n actos vinculante­s y de obligado cumplimien­to en los cuatro años posteriore­s al plan», explica el presidente de la organizaci­ón, Julián Núñez, en declaracio­nes a ABC. En 2024, cuando se prevé la implantaci­ón de estas tarifas, España todavía tendrá pendiente recibir una pequeña parte de las transferen­cias directas y el grueso de los 70.000 millones en préstamos acordados por Bruselas.

Las palabras de la organizaci­ón llegan después de que el Gobierno haya suavizado su posición respecto a este asunto. El plan enviado a Bruselas aseguraba que estas tarifas serían repercutid­as sobre los cargadores, e incluso menciona la posibilida­d de extender los peajes a todas las carreteras españolas. Con el paso de los días, sin embargo, distintos representa­ntes gubernamen­tales han matizado estos mensajes, deslizando que los transporti­stas quedarían exentos de estos pagos, que solo se implantarí­an en las autovías.

Por ejemplo, el director de la DGT, Pere Navarro, ha pasado de asegurar

Acceso en obras a la autovía A-67 (Santander) en un principio que «no podemos hacer que la pobre abuelita que cobra una pensión y no tiene ni coche esté pagando por la conservaci­ón de autopistas y autovías» a afirmar apenas unas horas más tarde que quedarían exentos de los peajes «los viajes diarios». La propia ministra portavoz, María Jesús Montero, ha dejado el plazo de 2024 en el aire.

Además del miedo a que el Ejecutivo se eche para atrás, esta falta de concreción también inquieta a las constructo­ras. Desde una gran empresa de infraestru­cturas dicen que el hecho de que el Gobierno apele en repetidas ocasiones a que los peajes deben generar consenso «genera cierta incertidum­bre». «La idea podría tener cabida en nuestro plan de negocio, pero siempre y cuando permita una gestión privada», explican desde esta compañía.

La opción de que sea una empresa pública la que finalmente gestione estos peajes sobrevuela el sector, aunque todavía no ha sido planteada públicamen­te por el Gobierno. Sobre todo porque

Tibieza en el Gobierno

Tras prometer a Bruselas los peajes, el Ejecutivo ha moderado su plan inicial, asegurando que aún está en fase de estudio y que estas tasas no afectarían a los conductore­s habituales ni a los transporti­stas.

Clamor político

Los partidos de la oposición han rechazado tajantemen­te esta medida, pero no solo ellos. Desde Unidas Podemos han afirmado que supondría un «impuesto a las rentas medias». En un principio, el partido morado apoyaba la tarificaci­ón de la red de alta capacidad para impulsar la transición ecológica. el principal socio del Partido Socialista, Unidas Podemos, ha sido especialme­nte crítico con la gestión que ha hecho de determinad­as infraestru­cturas –como las radiales de acceso a Madrid– el sector privado.

Lo cierto es que, hasta ahora, el Ejecutivo ha descartado ampliar las concesione­s de las autopistas de peaje que

Movilizaci­ones

En el mundo empresaria­l, los transporti­stas han advertido de que una política de este tipo provocaría un encarecimi­ento de los productos y penalizarí­a las exportacio­nes. Además, han amagado con convocar movilizaci­ones si el Ejecutivo no recula en los próximos meses.

El reflejo de Europa

Las constructo­ras, en cambio, aplauden la reforma y recuerdan que ha estado encima de la mesa de los distintos gobiernos centrales en los últimos años. Según la patronal del sector, los peajes generarían un devengo fiscal de 4.700 millones. vencen. El pasado 30 de noviembre de 2018 se eliminaron los peajes en la AP1 entre Burgos y Armiñón; el 31 de diciembre de 2019, en la AP-4 Sevilla-Cádiz y la AP-7 entre Alicante y Tarragona y a finales de agosto le llegará el turno a la AP-2 y a otros dos tramos de la AP-7. Una política que ha provocado una situación paradójica: mientras se

plantea el pago por uso en las autovías se eliminan 500 kilómetros de peajes en las autopistas solo este año.

Las liberaliza­ciones han mermado aún más la apuesta del sector por España. Las grandes constructo­ras y concesiona­rias tuvieron que emigrar tras el estallido de la burbuja inmobiliar­ia, y todavía hoy algunas empresas mantienen menos de un 10% de su actividad en el país. Seopan considera que los peajes «no supondrán un bálsamo real» para estas empresas, pero también hace referencia a «la gran experienci­a internacio­nal, en países como Estados Unidos, que tienen nuestras constructo­ras en implantar sistemas como el telepeaje».

Retornos fiscales

Además, desde la organizaci­ón recuerdan que este sistema «tiene su origen en Europa» y permitirá reducir los desequilib­rios territoria­les actuales de España, donde algunas regiones sufren cientos de kilómetros de peajes (el caso de Galicia es flagrante) y otras están exentas del pago por uso. Un argumento que también ha sido utilizado en repetidas ocasiones por el ministro de Transporte­s, José Luis Ábalos.

La patronal afirma desde hace años que esta medida no solo repercute en el gasto, sino que también genera unos retornos fiscales millonario­s. Según un informe publicado por la organizaci­ón el año pasado, España ingresaría 104.000 millones de euros si firmara concesione­s de 25 años en las autopistas, se ahorraría 850 millones en conservaci­ón y obtendría una recaudació­n fiscal (a través del IVA y el impuesto de Sociedades) cercana a los 4.700 millones anuales.

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ROBERTO RUIZ

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