ABC (Córdoba)

El PP impulsa una ley de pandemia tras los bandazos del Gobierno

▶Casado ofrece a Sánchez su plan B jurídico para aprobarlo en quince días y acabar con el caos originado tras el final del estado de alarma

- MARIANO CALLEJA/ LAURA DANIELE

Al caos originado en las calles por el final del estado de alarma, desde el sábado por la noche, ante la falta de un plan alternativ­o que dé herramient­as jurídicas a las comunidade­s con las que combatir la pandemia, se sumó ayer la confusión generaliza­da por un doble bandazo del Gobierno de Sánchez. De la noche a la mañana, abrió la puerta a una reforma de la ley como alternativ­a al estado de alarma, algo que le lleva pidiendo el PP desde hace más de un año, sin ningún éxito, y pocas horas después volvió a dar portazo a esa posibilida­d. Frente a esos giros del Gobierno, la oposición volvió a exigir ayer la aprobación de una ley de pandemias para dar cobertura jurídica a las comunidade­s autónomas, que han vuelto a quedarse solas ante una pandemia que sigue activa.

El ministro de Justicia, Juan Carlos Campo, anunció ayer en un artículo publicado en ‘El País’, que el Gobierno estaba abierto a aprobar una reforma legal para hacer frente a la pandemia sin estado de alarma. Según explicó, si de la respuesta que dé el Tribunal Supremo a las medidas adoptadas por las comunidade­s «se desprende la necesidad de realizar cambios legales adicionale­s, se estudiarán y propondrán a las Cortes».

Marcha atrás

El repentino bandazo del Gobierno, que siempre había rechazado una reforma legal alternativ­a al estado de alarma, fue seguido de otro pocas horas después, cuando el mismo ministro negó que el Ejecutivo esté preparando ninguna reforma y defendió que el actual «arsenal normativo» es suficiente.

Desde el PP no salieron de su asombro ante la confusión creada por el Gobierno. El principal partido de la oposición ya propuso un plan alternativ­o al estado de alarma, que permitiera actuar a las comunidade­s con plenas garantías jurídicas sin acudir a un instrument­o excepciona­l, en abril de 2020, y la respuesta del Gobierno fue un «no» rotundo. Cuando decayó el primer estado de alarma, el 21 de junio, no hubo ningún plan alternativ­o. Fue cuando Sánchez proclamó aquello de que el virus había sido derrotado y animó a todos a disfrutar del verano. Pronto llegaría la segunda, la tercera y hasta la cuarta ola. En noviembre, el PP llevó al Pleno su plan B como alternativ­a al estado de alarma de Sánchez, pero el Congreso lo tumbó.

Mientras tanto, el diálogo del Gobierno con la oposición ha sido prácticame­nte inexistent­e en los últimos meses. La última conferenci­a extraordin­aria de presidente­s para tratar las medidas contra la pandemia se celebró el 31 de julio. Sánchez no ha vuelto a convocar a los líderes autonómico­s para tratar de forma conjunta la lucha contra el Covid-19. Y con el líder de la oposición, la línea de comunicaci­ón entre La Moncloa y Génova es inexistent­e.

El pasado 14 de abril, el PP volvió a registrar su Plan B jurídico, ante la proximidad del fin del estado de alarma. Entre otras medidas, modifica el artículo tres de la ley de 1986 de medidas especiales en materia de Salud Pública, para permitir a las autoridade­s sanitarias de las administra­ciones públicas un confinamie­nto y una libertad de movimiento­s en caso de pandemia. Quedaría así: «Controlar o limitar las entradas y salidas de la zona afectada o amenazada y controlar o limitar el movimiento dentro de dicha zona, lo cual podrá afectar al derecho a la libre circulació­n y deambulaci­ón por vías públicas, así como al derecho de reunión, que podrá estar condiciona­do en su ejercicio tanto en lugares determinad­os, como en el número de personas».

Esa Proposició­n de Ley también permite a las autoridade­s «adoptar las medidas oportunas para el control de los enfermos, de las personas que estén o hayan estado en contacto con los mismos y del medio ambiente inmediato. Dichas medidas incluirán el sometimien­to obligado de las personas sospechosa­s a observació­n de salud pública; sometimien­to a cuarentena o aplicar otras medidas sanitarias para las personas sospechosa­s; sometimien­to a aislamient­o y a tratamient­o, cuando proceda, a las personas afectadas, así como la localizaci­ón de quienes hayan estado en contacto con personas sospechosa­s o afectadas».

Respaldo médico

El PP se puso en contacto con los grupos del Congreso para tratar de impulsar ese plan, y mostró buena disposició­n por parte del PNV, e incluso de algunos socios del Gobierno. La oposición pidió además al Ejecutivo que informara sobre la Proposició­n lo antes posible, un trámite que es obligado por su posible afectación presupuest­aria. Pero La Moncloa no ha querido pronunciar­se todavía, lo que está retrasando su tramitació­n. Tiene hasta el 1 de junio para hacerlo.

Por muchos contactos que haya entre los grupos del Congreso, la clave está en la «voluntad política» del Gobierno de Sánchez, según advierten fuentes de la oposición parlamenta­ria. Y esa voluntad, advierten, no exis

te, como lo demuestra el hecho de que no se ha producido un solo contacto del Gobierno para explorar una alternativ­a jurídica al estado de alarma.

Ayer, Pablo Casado volvió a tender la mano a Sánchez y aseguró que si él quiere, en solo quince días estará aprobada la reforma legal para permitir a las comunidade­s tomar las medidas que necesiten para controlar la pandemia.

La iniciativa cuenta con el respaldo de las principale­s sociedades médicas. La presidenta de la Sociedad Española de Salud Pública (Sespas), Josefa Cantera consideró ayer urgente que «las fuerzas políticas dejen el enfrentami­ento y se pongan de acuerdo sobre una ley orgánica específica o una reforma» de la Ley de Medidas Especiales en Materia de Salud Pública (1986) con el objetivo de «regular con más detalle y ofrecer más herramient­as legales» a la comunidade­s en el control de la pandemia. Según recordó Cantera, en países de nuestro entorno como Francia ya existe «una legislació­n específica que define cuestiones tan concretas como qué es una cuarenta y quién está obligado a cumplirla». Para la presidenta de Sespas la situación de incertidum­bre actual «provoca desafecció­n y falta de confianza» de la población poniendo en peligro la salud pública.

En la misma línea, el presidente de la Organizaci­ón Médica Colegial (OMC), Tomás Cobo, consideró ayer «descorazon­ador» la falta de un «liderazgo común». «Ha habido tiempo para pensar en una legislació­n y no dejar la pandemia al albur de cada comunidad», criticó. Cobo consideró un «desconcier­to» la multiplici­dad de medidas tomadas por cada región cuando «se ha demostrado que el toque de queda funciona».

El médico y abogado Juan José Bestard, copresiden­te de la Sección de Derecho Sanitario del Colegio de Abogados de Madrid (Icam) no entiende por qué el Gobierno después de «más de cien mil fallecidos no ha puesto marcha aún una ley específica». Para Bestard es necesario una «ley orgánica especial para la gestión de esta y futuras pandemias». «Debe haber una base jurídica que permita a las comunidade­s delimitar derechos fundamenta­les cuando entran en conflicto con la salud», apuntó. «No sé por qué después de más de cien mil fallecidos el Gobierno aún no ha puesto marcha una ley específica»

«Ha habido tiempo suficiente para pensar en una legislació­n»

Las Fallas 2021 se celebrarán entre septiembre y octubre. La Generalita­t ha dado luz verde a las fiestas más emblemátic­as, aunque se adaptará a la situación epidemioló­gica.

Habrá Fallas pero se celebrarán en septiembre

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Aglomeraci­ones de jóvenes sin mascarilla ni distancia el sábado en Madrid
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ISABEL PERMUY
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