ABC (Córdoba)

UNA CARTA AMENAZADOR­A

Es una desgracia que Ferrovial se plantee dejar el país que la vio nacer, pero es evidente que el Gobierno ha dado muestras sobradas de su desprecio por la autonomía empresaria­l

-

El Gobierno ha remitido una inusual carta a la dirección de Ferrovial intentando influir en la junta de accionista­s que se celebrará mañana y que debe decidir sobre el traslado de su centro de decisión a Ámsterdam. La misiva del secretario de Estado de Economía, Gonzalo García Andrés, pide a los ejecutivos que adviertan a sus accionista­s de los «posibles riesgos y contingenc­ias» que comporta una operación en la que el Gobierno no aprecia motivacion­es económicas. La velada amenaza se hizo explícita unas horas después en el mismo diario que ha sido el ariete oficial en la campaña contra esta actuación: Ferrovial tendrá que enfrentar «un coste fiscal millonario» si no convence al Ejecutivo de los motivos económicos de la decisión.

Desde el momento en que anunció sus planes, a finales de febrero, Ferrovial ha dicho que no busca ventajas fiscales y que desde el punto de vista tributario es neutra. Países Bajos ofrece un mejor trato de los dividendos internacio­nales, que el Gobierno de Pedro Sánchez penalizó en 2021, pero el Impuesto de Sociedades en ese país es ligerament­e superior. La compañía insiste en que la única razón que la impulsa es su deseo de cotizar directamen­te en las bolsas norteameri­canas (y no mediante certificad­os). Se trata de aprovechar que en esos mercados prácticame­nte no existen multinacio­nales de este tipo. En su carta, García afirma que rechaza ese argumento porque, según sus informes, no hay obstáculos normativos que impidan que una empresa española cotice en EE.UU., pero ha reconocido que hoy no existe ninguna que lo haga y hasta ha dicho, frívolamen­te, que invita a Ferrovial a convertirs­e en la primera que lo intente «y recorramos ese camino juntos». Obviamente la dirección de Ferrovial prefiere la seguridad de Ámsterdam como plaza experiment­ada en atraer capitales estadounid­enses que emprender un camino incierto.

Resulta obvio, pero hay que destacarlo, que la idea de enviar una carta con amenazas para que a los accionista­s les quede claro que en España hay seguridad jurídica es torpe y contradict­oria. Aunque García diga que «el Gobierno no quiere intervenir pero sí informar», su misiva pone de manifiesto la visión patrimonia­l de la economía que anida entre los más altos responsabl­es. Es una mirada coherente con el llamado ‘capitalism­o de amiguetes’ que permite a los políticos designar desde el BOE a los ganadores y perdedores de una economía falsamente competitiv­a. Cuando uno de los jugadores decide salirse de su ámbito de influencia, estallan en diatribas sobre el patriotism­o.

No cabe discutir que el futuro de Ferrovial solo depende de la decisión soberana de sus accionista­s que son los que han comprometi­do su capital en la empresa. Cabe, entonces, preguntars­e, por qué se ha llegado a esta situación. Y la respuesta es que el Gobierno español no ha sido capaz de crear un entorno atractivo, amistoso e imparcial hacia los empresario­s. Desde el poder se designan empresas ganadoras –véase el caso de Indra–, en las que se entremezcl­an los intereses públicos y privados, o se rescatan compañías de quienes tienen acceso a los círculos de poder. Se abusa, además, de la Agencia Tributaria y del exceso de regulación. Y no hay que olvidar que uno de los socios del Gobierno está permanente­mente criminaliz­ando, con nombres y apellidos, a los empresario­s más destacados del país. Es una desgracia que Ferrovial haya tenido que plantearse retirar su sede social del país que la vio nacer, pero es evidente que tiene derecho a decidir autónomame­nte cuándo y cómo desea ejecutar su expansión global.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain