ABC (Córdoba)

Un error en la causa vinculó al general Espinosa con el caso Cuarteles

- I. VEGA / A. CABEZAS

No sólo hay fe de erratas en la prensa. El Servicio de Asuntos Internos de la Guardia Civil ha presentado un informe a la juez de Tenerife que investiga el caso Mediador en el que subsana un fallo en la transcripc­ión de un audio que obraba ya en el sumario y que relacionab­a al general de División Francisco Espinosa, en prisión provisiona­l por este asunto, con otro que se investiga en Madrid, el conocido como caso Cuarteles.

Cuarteles se investiga en el Juzgado de Instrucció­n número 3 de la capital. Persigue una presunta prevaricac­ión así como falsedad documental en la adjudicaci­ón de obras menores al contratist­a Ángel Ramón Tejera de León, alias ‘Mon’, que habría estado facturando con sobrepreci­o o dejando inacabados los proyectos por orden del teniente general de la Guardia Civil Pedro Vázquez Jarava, en comandanci­as de toda España.

Entre esas comandanci­as está la de Tenerife, a la que los investigad­ores han requerido a lo largo de la investigac­ión ingente documentac­ión sobre esas obras de reforma. Y al frente de la comandanci­a estaba el coronel José María Tienda que no está imputado en ninguna de las causas, pero fue cesado de manera fulminante el pasado mes de marzo por el ministro del Interior. Se daban en ese momento dos circunstan­cias. La principal, la cantidad de obras adjudicada­s durante su jefatura a Tejera de León, que es canario.

La otra, pero no menor, un audio que había aflorado en el caso Mediador.

La grabación fue captada por Antonio Navarro Tacoronte en un encuentro con el general Espinosa, otro empresario imputado y el propio Mon. Es 4 de noviembre de 2020 y van en coche a una comida. Según el primer informe de la Guardia Civil, Espinosa va hablando de que no le gustaría vivir en Cabo Verde, aunque es consciente de que «viviendo allí eres el rey, capitán general, un marajá, con cuatro negras que te la chupen tres veces al día». Recibe en ese momento una llamada del coronel Tienda, «el cual le indica que los suyos están buscando los papeles» y le emplaza a hablar un rato después con un tal Luis.

La cuestión es que «salvando un error», los investigad­ores han corregido esa transcripc­ión. No era Espinosa quien hablaba de Cabo Verde, y no fue él quien cogió el teléfono al coronel Tienda, como tampoco la persona emplazada a una conversaci­ón posterior sobre unos «papeles» que, por las fechas, pudieran ser los contratos de obras bajo sospecha. Fue Mon, el contratist­a imputado en el caso Cuarteles quien atendió a la llamada del coronel tinerfeño. Se había producido «un error de mecanizado al nombrar a los intervinie­ntes» en aquella charla, según el informe al que tuvo acceso ABC.

El error no es baladí. Por un lado, porque saca, al menos de momento, a Espinosa de la ecuación del caso Cuarteles,

minimizand­o la vinculació­n entre ambos procedimie­ntos. Y, por otro, porque revela relación entre el coronel Tienda y el contratist­a, uno de los principale­s investigad­os en ese procedimie­nto. La corrección se ha incorporad­o hace unos días al sumario.

Trama canaria vs. europea

Espinosa está en prisión provisiona­l desde que fue detenido por orden del Juzgado de Instrucció­n número 4 de Santa Cruz de Tenerife el pasado 14 de febrero. En dos ocasiones su defensa ha pedido la puesta en libertad y en dos ocasiones, la titular del juzgado se lo ha negado en espera de la práctica de una serie de diligencia­s clave para definir su situación. La primera, una averiguaci­ón patrimonia­l que pasa por analizar a golpe de cooperació­n jurídica internacio­nal si tiene bienes ocultos en el extranjero. De momento, sólo ha contestado Bélgica, donde el mando tenía una cuenta bancaria, acusando recibo.

La segunda, la declaració­n de dos testigos que fueron citados el 31 de marzo pero finalmente, quedaron emplazados a mañana, 13 de abril. Se trata de dos amigos del general, la mujer a la que pretendían contratar para que influyese en terceros a fin de vender las placas solares de un empresario de la trama –se referían a ella como «chocho volador»– y un directivo de una empresa con la que también habrían buscado relaciones comerciale­s.

Se bucea así en los hechos que afectan al general en lo relacionad­o con el presunto tráfico de influencia­s en la trama canaria, donde se le imputa el cobro de dádivas canalizada­s a través del mediador.

Mientras, está en barbecho la parte relacionad­a con una batería de contratos concedidos a otro de los empresario­s, un fabricante de drones igualmente investigad­o, en el proyecto GAR-Si que Espinosa lideraba en el Sahel. La Fiscalía Europea, a instancias de la juez, está analizando si habida cuenta de que esa iniciativa de la entidad pública Fiiapp se financia con fondos comunitari­os, la investigac­ión de los contratos es de su competenci­a. En ese caso, se desgajaría de la causa en Tenerife y acabaría en la Audiencia Nacional.

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