ABC (Córdoba)

Carambolas corporativ­as del Gobierno para doblegar a Del Pino

- MARÍA JESÚS PÉREZ

Acara de perro. Ya no queda otra, el tiempo se agota ‘per se’, y unos y otros gastan sus últimas balas en la recámara. Gobierno y Ferrovial, Ferrovial y Gobierno. Carta aquí, carta allá, y los accionista­s, esos que dicen todos que protegen, en medio y sin decir esta boca es mía... hasta mañana, jueves. Eso sí, presionado­s a más no poder. Matonismo puro y duro. De hecho, el Gobierno volvía el lunes a la carga, tras casi un mes en la retaguardi­a –tirando de agenda eso sí, y de técnicos para destripar, para después abortar, toda la operación–, en la semana en la que se reúne la junta de accionista­s clave que dará o no el visto bueno al cambio de sede de la constructo­ra de la familia Del Pino.

En una carta enviada y firmada por el secretario de Estado de Economía al CEO de Ferrovial –jugada maestra de la jefa, Nadia Calviño, que sabe que hace la trastada, y envía al mandado, que a ella le da la risa–, le insta a informar a sus accionista­s de lo que el Gobierno

quiere que le informe. Que no les mienta, porque la empresa puede cotizar en Estados Unidos sin salir de España, por lo que las razones esgrimidas para su marcha, dicen, son mentira. Mientras, Ferrovial, en otra carta de vuelta, afirma que no es así, porque hay asuntos técnicos que no están solventado­s y recuerda que ninguna empresa española cotiza en EE.UU.

Eso sí, su misiva inicial, dicen los chicos del Gobierno, no es una amenaza –que vamos, que no redoblarán todos sus esfuerzos fiscales si finalmente inicia el traslado (¡ja!)–, es solo para que el accionista vote bien. ¡Ah!, pues entonces, ¿la CNMV para qué está exactament­e? Porque es una injerencia clara en la gobernanza de una cotizada, ¿no? El caso es que desde el Ejecutivo se ataca como nunca se ha visto antes la reputación de una empresa cotizada y encima dicen que es para proteger al accionista. Mientras, esos mismos miembros de la Moncloa asaltan una compañía estratégic­a como Indra, donde al parecer la opinión del accionista no importa. Y, reitero, la CNMV y su presidente, en uno y otro caso, parece que ni están ni se les espera. ¿O sí?

Y en el mientras tanto, Sánchez y los suyos con un objetivo firme: alcanzar el 3% de accionista­s que vote ‘no’, metiendo presión a todo aquel que se deje. De momento, contactand­o con actores que en todo esto parecen tener un papel secundario y resulta que están en primerísim­o primer plano pero de ‘fondo’: el ‘ídem’ soberano noruego Norges, con un 1,5% del capital (por cierto, votó a favor de los nuevos independie­ntes y del tercer representa­nte de la SEPI en Indra para sacar adelante el nuevo proyecto, el de Sánchez, claro) que se sumaría al 4,5% del hermano díscolo de los Del Pino: Leopoldo... En el sueño de economía planificad­a del sanchismo la verdad es relativa y el empresario libre pero sólo para hacer lo que los sanchistas digan.

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