ABC (Córdoba)

El FMI calcula que el déficit estará enquistado en el 4% aún en 2028

La institució­n mejora cuatro décimas la estimación de PIB de este año hasta el 1,5%

- DANIEL CABALLERO MADRID

La gran tarea que tiene por delante el Gobierno español para el próximo lustro es la de volver a encarrilar la sostenibil­idad de las finanzas públicas. El Fondo Monetario Internacio­nal (FMI) colgó ayer sus nuevas proyeccion­es de deuda y déficit públicos y dejan a nuestro país en situación de vulnerabil­idad no solo en el más corto plazo, sino también en un horizonte de más de un lustro.

La institució­n presidida por Kristalina Georgieva vaticina que en 2023 el déficit será del 4,5% sobre el PIB; del 3,5% en 2024; del 3,8% en 2025; y del 4% en los tres años siguientes. Es decir, el desequilib­rio en las cuentas públicas permanecer­á enquistado en el 4% todavía más de un lustro; por ponerlo en contexto, el límite que permitía Europa hasta antes de la crisis del Covid estaba un punto por debajo, aunque esto está llamado a cambiar una vez se aprueben las nuevas reglas fiscales comunitari­as.

Estos números suponen aumentar una décima el dato de 2023 y rebajar la estimación para los siguientes años. La novedad, esta vez, es que amplía el horizonte hasta 2028 y que para entonces el déficit aún seguirá en el 4%.

Asimismo, el vaticinio del FMI en cuanto al déficit se coloca por encima de lo que espera el Gobierno de Pedro Sánchez en todos los años, echando por tierra su optimismo. El Ejecutivo calcula que en 2023 será del 3,9%; del 3,3% en 2024; y del 2,9% en 2025, el final de su horizonte de previsión.

De entre las principale­s economías europeas, solo Francia tiene un horizonte tan negro como España a nivel de déficit. El país galo también acabaría 2028 con una cifra de déficit público del 4%. En el conjunto del área del euro lo que espera el FMI es que para entonces el dato sea de menos de la mitad de lo que registrarí­an España y Francia.

En el caso de la deuda pública el panorama no es mucho mejor. La organizaci­ón internacio­nal calcula que en 2023 España terminará con un endeudamie­nto del 110,5% sobre PIB. En 2024 quedaría en el 108,3%; en 2025, en el 107,9%... y a partir de entonces volvería a crecer. En 2028 la deuda pública estará en el 109,3%, según el FMI.

Estas cifras no hacen otra cosa que meter presión sobre el Gobierno para que diseñe ya un plan de consolidac­ión fiscal para atajar de verdad la deuda y el déficit. Algo que le ha reclamado con ahínco tanto el Banco de España como la Airef a nivel nacional, ya que consideran que niveles tan elevados de desequilib­rio en las cuentas suponen una grave vulnerabil­idad para España; además de dejar al país sin margen para futuras crisis.

Mejora del crecimient­o

Por otra parte, el FMI también actualizó ayer sus datos de PIB para España. Estima que crecerá este año más de lo que preveía en enero, pero no tanto como espera el Gobierno. La institució­n dirigida por Kristalina Georgieva revisó al alza, en cuatro décimas, su estimación de PIB para 2023 hasta dejarlo en el 1,5%; el dato que augura el Ejecutivo de nuestro país continúa siendo del 2,1%.

De esta manera, el FMI coloca su previsión económica para nuestro país en el centro del consenso del conjunto de los analistas, según el último panel de Funcas. La suma de casas de análisis e institucio­nes augura también un crecimient­o del 1,5% para este año. Y, precisamen­te, la cifra que calcula el Gobierno de Pedro Sánchez es el límite máximo por la parte alta.

Para 2024, en cambio, la organizaci­ón le resta cuatro décimas al crecimient­o económico español. En enero vaticinaba un alza del 2,4% y ahora en su última informe lo deja en el 2%. En todo caso, como se desprende del cuadro macro del FMI, nuestro país será el que más crezca tanto este año como el que viene de entre las principale­s economías del euro. Aun así, hay que tener en cuenta que España parte de un punto de partida más bajo ya que la caída durante el Covid fue mucho más acusada que la del resto y la recuperaci­ón aún no se ha completado, al contrario de lo que ocurre ya en casi todos los Estados miembros de la UE.

Así las cosas, el Fondo calcula que la economía mundial crecerá al 2,8% este año y al 3% el siguiente, lo que supone una décima menos en ambos casos en comparació­n al informe de perspectiv­as de enero. Se rebajan ligerament­e las expectativ­as, teniendo en cuenta las turbulenci­as financiera­s ocurridas en marzo.

«Con el reciente aumento de la volatilida­d de los mercados financiero­s y con múltiples indicadore­s que apuntan en diferentes direccione­s, la niebla alrededor de la perspectiv­a económica mundial se ha espesado. La incertidum­bre es alta y el balance de los riesgos se ha desplazado firmemente a la baja», teniendo en cuenta que considera el FMI que las dudas sobre el sistema financiero aún no se han disipado.

En todo caso, el Fondo tiene en la inflación su principal preocupaci­ón en estos momentos, pese a que suma varios meses a la baja por el descenso del precio de la energía. Sin embargo, la organizaci­ón sí que considera que la inflación subyacente supondrá un reto mayor hacerla bajar.

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