«La rabia nos convierte en niños y nos quita la razón»
▶ El premio Alfaguara publica ‘Enrabiados’, un libro de relatos feroces en un mundo pospandemia
En los seis relatos que conforman este libro, el escritor mexicano Jorge Volpi se comporta como un dios desquiciado y guasón. Ocurre de todo en ‘Enrabiados’ (Páginas de Espuma): un personaje de ficción escribe una declaración de principios para insultar a su autor; Creonte se convierte en un alto directivo de empresa; un extravagante investigador, especialista en la rabia, se transforma en un animal rabioso cuando entra en las redes sociales y un coro anónimo recita una retahíla de tuits, mientras apedrea a gente que no conoce. Pero hay más, mucho más,
Cada cinco líneas, incluso puede que menos, explota una bomba de cólera y rabia. Su violencia es hiperbólica, absurda y claustrofóbica, como si en sus páginas Jorge Volpi hubiese embutido los peores días de la pandemia y los que siguieron a nuestro desconfinamiento. Hay humor negro acerca de casi todo: las causas ecologistas, el robo de información, el lobby informático, los desencuentros familiares y, aún peor, los que ocurren entre desconocidos.
Si ya el premio Alfaguara 2018 apuntaba maneras en ‘Días de ira’, un libro de cuentos publicado por Páginas de Espuma en 2011, en ‘Enrabiados’ desarrolla un manual de la ira y planta al lector ante el esperpento de su tiempo. Sobre estos relatos, que se presentan el próximo viernes 14 en la librería Alberti (Madrid), habla Jorge Volpi en esta entrevista.
—¿Es este un libro pospandemia?
—Fue escrito y reescrito en la pandemia. Obedece a esta época en la que la rabia es la emoción que domina. Es algo que está en todos los seres vivos, sobre todo en los mamíferos, y que el ser humano exacerba. Esa exacerbación produce muchos otros sentimientos: la envidia, el miedo, la avaricia y la ira, que está presente.
—¿Por qué predomina la idea de lo falso, del impostor?
—Esta es una época donde se nos obliga y aceptamos ser exhibicionistas y voyeristas. Esa exhibición en redes y plataformas es siempre una deformación. Mentimos todo el tiempo sobre quiénes somos.
—¿Se ha quedado a gusto desmontando algunas militancias, no?
—Todos los relatos, o casi todos, son satíricos. Nuestra tradición en lengua española nace de la picaresca y, sin embargo, lo mantenemos al margen. Tratamos todo de manera solemne y dramática. Quise burlarme de la sociedad y de nosotros mismos, a través de esta exacerbación. La sátira es un espejo deformado donde mirarnos.
—«Uno de los mayores expertos en la rabia, se metamorfosea en un animal rabioso en las redes», escribe.
—Esa es la intención: que el lector termine igualmente rabioso, pero dándose cuenta de lo absurda que es la rabia y de cómo nos vuelve niños y adolescentes. La rabia es de las emociones más difíciles de controlar, nos quita la razón.
—Si sus personajes pudieran insultarlo, ¿cuál sería el más feroz?
—Creo que estarían igualmente enfadados, por ser tan desdichados. Todos los relatos derivan de alguna situación que me han contado, he vivido o leído. Cada cuento tiene juegos formales distintos: el primero es un obituario y el monólogo interior de un alumno, además de una relación de pareja enrabiada; el segundo está basado en la tragedia griega; el tercero es un hilo largo de tuits donde todos los personajes son anónimos; el cuarto, ‘Sustentabilidad’, es una novela reconcentrada y este último al que haces alusión, es una metaficción para burlarme de la autoficción.
—¿Qué tienen en común ‘Días de ira’ y ‘Enrabiados’?
—Nunca me propuse que los dos libros de cuentos, en la misma editorial, tuviesen el mismo sentimiento. ‘Días de ira’ son tres relatos largos. Viene de la misa de muertos. Es ira divina. En este caso, son iras humanas, provienen del ámbito político, redes sociales, relaciones amistosas, creación artística…
—Ha estado en México hace poco.
—Un país lleno de rabia... —¿Y España?
—También, y los Estados Unidos, y cualquier otro. Sobre todo cuando se acercan épocas electorales.
—¿Sigue Manuel López Obrador enrabiado con España?
—Ha cambiado de temas, pero no de ideas. Sigue pensando lo mismo. En la reunión entre España y México iba todo muy buen hasta que le preguntaron en la Mañanera. Y por supuesto, con el tema Iberdrola también.
—¿Cuánto ha cambiado la relación de España con América Latina en los últimos veinte años?
—Creo que ahora es mucho más visible la presencia latinoamericana en España, tanto intelectual como de personas que vienen a trabajar. Se palpa en el día a día. Eso genera fenómenos de hibridación, pero, inevitablemente surge la discriminación y el temor y ha favorecido que aparezcan fenómenos como Vox, un partido nativista y nacionalista.