ABC (Córdoba)

El pasado serpiente de Courtois

▶El Chelsea lo compró con 18 años, pero es uno de los jugadores más odiados por la afición ‘blue’, que le acusa de forzar su venta al Madrid y por eso le apoda ‘snake’

- RUBÉN CAÑIZARES MADRID Estadio:

El sueño de Thibaut Courtois era jugar en el Real Madrid. Él mismo lo confesó el día de su presentaci­ón, en agosto de 2018: «Cuando somos niños, siempre hay un club que te llama la atención. En el Madrid estaba Casillas, que me atraía por cómo afrontaba ser portero en este club, con la presión que supone». De hecho, a los 10 años, se hizo con la camiseta de Íker en un Madrid-Anderlecht de Champions jugado en 2002 y siempre que alguien de su entorno iba a ver un partido del equipo blanco le pedía que le trajera un regalo del Madrid. «A veces, cuando voy en el coche al Bernabéu, todavía me digo que no me imaginaba acabar aquí. Es una historia muy bonita, la de alguien que creció en un pequeño pueblo de Bélgica y terminó en el Real Madrid», insistía pocos meses después de su llegada a Valdebebas.

Embrión en 2014

Este amor ciego fue justo lo que no vio la afición del Chelsea, rival otra vez del Madrid en los cuartos de la Champions, y el club que le compró en 2011, con solo 18 años, y le ayudó a dar el paso definitivo para ser uno de los mejores guardameta­s del mundo, a caballo con el Atlético. El embrión de este odio tiene como protagonis­tas, precisamen­te, a ‘blues’ y colchonero­s. Es abril de 2014. El sorteo de la Champions depara unas semifinale­s Madrid-Bayern y AtléticoCh­elsea. Courtois jugaba cedido en el equipo rojiblanco, desde ese mismo 2011 que fue comprado por los londinense­s. Con Peter Cech en la cresta de la ola de su carrera, la entidad entonces propiedad de Abramovich considera sobradamen­te cubierta la portería. Por eso, entiende que lo mejor para Thibaut es hacerse adulto en un gran equipo de Europa, y de ahí la opción del Atlético. La trampa es que hay una cláusula en el préstamo que acaba montando el lío.

Tres millones de euros tenía que pagar el Atlético al Chelsea si quería que Courtois, entonces ya top mundial, jugara aquella semifinal. Thibaut considerab­a injusto ese acuerdo y presionó al club colchonero para que buscara una solución. Este la encontró con la connivenci­a de la UEFA, que anuló esa letra pequeña argumentan­do que iba en contra de la integridad de la competició­n y del fútbol. Aquel deseo mayúsculo de Courtois, de jugar contra el equipo al que pertenecía en propiedad, dejó la primera cicatriz en el club londinense.

Courtois volvió a Stamford Bridge en el verano de ese mismo 2014, con galones de titular y salario de ‘megacrack’. Borrón y cuenta nueva. O eso pensó Thibaut, pero la semilla de ese odio siempre estuvo bajo tierra, a pesar de sus buenas actuacione­s, que ayudaron al Chelsea a ganar dos Premier, entre otros títulos. La liga inglesa 2016-17 vino acompañada del Guante de Oro. Le restaban dos años de contrato y el Chelsea llevaba un tiempo presionánd­ole para que renovara, pero él se negó. Entendía que cinco años allí eran suficiente y, sencillame­nte, quería terminar su contrato, que coincidía con la finalizaci­ón del de Keylor en el Real Madrid, y cumplir el sueño de su vida. El Madrid le tenía marcado en rojo y Thibaut lo sabía de primera mano. Nada nuevo en este mundo del fútbol, pero eso nunca se lo ha perdonado la afición del Chelsea, incapaz de respetar el deseo de Courtois.

«Marina Granovskai­a –la directora ejecutiva del Chelsea– intentó convencerl­o en numerosas ocasiones, pero acabó por entender que no tenía nada que hacer y respetó su decisión», asegura a este periódico un exempleado del club inglés. Y eso hizo, además de mirar por las finanzas del Chelsea. En lugar de que se fuera libre en 2019, lo vendió en 2018 por 40 millones. Mejor eso que gratis, aunque la operación fue también brillante para el Madrid, que adquirió a uno de los mejores porteros del mundo por 22 millones menos de lo que estaba valorado en ese momento.

Quien nunca ha sido comprensiv­a es la hinchada ‘blue’, que ya mostró su enfado durante la última temporada de Courtois en Londres. Considerab­a que no estaba rindiendo al nivel que se le presuponía, para forzar su venta. Eso lo considerab­a una traición. Además, no entendía que quisiera cambiar el Chelsea por el Madrid, y cuando se consumó su traspaso, inundaron las redes sociales con el emoticono de la serpiente: «Si en Inglaterra llaman a alguien ‘snake’ le están tildando de ‘mala persona’», comenta este mismo exempleado.

Aquello dolió bastante a Thibaut, que se dejó siempre la vida por el Chelsea y creía que no merecía ese odio en su adiós. Un odio que sigue cinco años después. La pasada temporada, la primera vez que jugaba con el Madrid ante el Chelsea –con público en las gradas–, ABC fue testigo del feo recibimien­to que tuvo en Stamford Bridge. Decibelios a tope cuando su nombre sonó por megafonía, también cuando tocaba el balón con los pies, e insultos y menospreci­os de los hinchas detrás de cada portería. Ambiente irrespetuo­so y desagradec­ido. Hoy vuelve a medirse a su exequipo, y el próximo martes regresa de nuevo a Stamford Bridge. Es el pasado serpiente de Courtois.

Madrid-Chelsea, 21.00h. Movistar Champions, ida de los cuartos de final. S. Bernabéu. Árbitro: Letexier (Francia).

David Alaba Defensa del Real Madrid

«Sí, tengo la silla de la celebració­n contra el PSG en mi casa. Me la dieron como recuerdo»

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// AFP Courtois, en el centro de un rondo durante el entrenamie­nto de ayer en Valdebebas

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