Una vez más
Hay cosas que están muy lejos de ser entendidas por unos catetos que sólo se miran el ombligo
Se trata de una cuestión recurrente. En Cataluña, con una frecuencia, se producen declaraciones o sucede algo que deja patente el concepto que en determinados ambientes se tiene de los andaluces. En la década de los años setenta del siglo pasado, en plena inmigración de cientos de miles de andaluces a Cataluña buscando un futuro mejor, que no encontraban en su tierra, y que crearon no poca riqueza en aquellas latitudes, el ‘Molt Honorable’, que luego resultó ser un defraudador fiscal y un presunto delincuente, al que lo acompañaba toda su familia, incluida la madre superiora, nos dejó por escrito esta perla: «El hombre andaluz —habría que preguntarle si esa expresión incluía también a las mujeres— no es un hombre coherente. Es un hombre anárquico, es un hombre destruido es generalmente un hombre poco hecho, un hombre que vive en un estado de ignorancia y de miseria cultural, mental y espiritual». Su libro, ‘La inmigración, problema y esperanza de Cataluña’.
En otro momento fue José Antonio Duran y Lérida, un aragonés, nacido en la localidad oscense de Alcampell, que catalanizó su apellido para pasar a llamarse Durán i Lleida, quien afirmó que mientras los laboriosos catalanes trabajan, los andaluces se pasaban el tiempo en las tabernas, percibiendo subvenciones que se pagaban con el dinero de los catalanes.
Una vez más, ahora en TV3, cadena de televisión catalana, de muy alto coste, pagada por la Generalitat y uno de cuyos objetivos es difundir el independentismo, ha dedicado un programa a hacer mofa de algunas costumbres andaluzas, relacionadas con las procesiones que, en Semana Santa, llenan las calles y plazas de nuestros pueblos y que para muchos andaluces son una de sus señas de identidad, más allá incluso de sus creencias religiosas. Un sujeto, disfrazado con una máscara de cuerpo entero que representaba a la imagen de la Virgen del Rocío, se ha divertido, junto a otros dos, ridiculizando uno de los iconos de la religiosidad andaluza y sus tradiciones, al tiempo que hacían burla del habla de los andaluces. Lo que ha hecho TV3 no es una sátira que lleva implícita la crítica, ha sido una injuria, vergonzosa, a las creencias de muchos andaluces, a su cultura y a sus tradiciones. En ese desprecio a lo andaluz del engendro retransmitido por TV3 es de suponer que incluyen la pintura de Velázquez, Murillo, Alonso Cano o de Picasso; la música de Falla o Turina; la arquitectura de Vandelvira, de Hurtado Izquierdo o de Aníbal González, el pensamiento de Séneca, de Maimónides o María Zambrano; la jurisprudencia de Salmerón o Victoria Kent, la literatura de Góngora, Machado. Juan Ramón, García Lorca o Aleixandre, la Gramática de Nebrija o a esos imagineros de la escuela andaluza que tallaron las obras de arte que procesionan por ciudades y pueblos de Andalucía como Martínez Montañés, Pedro de Mena, Juan de Mesa o la Roldana.
En los ambientes de Cataluña molestan y desprecian tradiciones y creencias de los andaluces, que algunos de los genios nacidos aquí han convertido en universales. Algo que está muy lejos de ser entendido por unos catetos que sólo se miran el ombligo.