El vuelo de la princesa y el aterrizaje del aviador
Dirección: Pietro Marcello. Intérpretes: Raphaël Thierry, Juliette Jouan, Louis Garrel...
Adaptación muy cuidada y sensible de la novela juvenil ‘El velero rojo’, de Alexander Grin, que pone en escena Pietro Marcello, director muy valorado desde que firmó la aún más (sobre)valorada ‘Martin Eden’. Es la historia de Juliette, huérfana de madre a la que recogerá su padre a la vuelta de la Gran Guerra, y esas primeras escenas del retorno bélico del padre, llenas de frío lirismo, soledad y pérdida, le dan forma al tono de fábula del relato. El director se ocupa de que los tiempos, su paso, absorban también ese peso de cuento que transcurre; la niña crece, la niña cambia, la niña se convierte en la protagonista de una parábola en la que el personaje principal es el padre, un hombre al que no le cabe una cualidad más y que interpreta con toda la peculiaridad de su físico el actor Raphaël Thierry.
El trabajo de Pietro Marcello es visualmente un prodigio: de encuadre, de grano, de temperatura y de voluntad, pues alterna sin disputa estética lo cotidiano y lo fantástico, incluso lo aparentemente documental, otorgándole al conjunto belleza, simpleza, realidad y ensueño. Y supera con personalidad y estilo el gran escollo de tropezar, incluso caer, con la cursilería, puesto que el cuento no renuncia a lo esencial de ellos, lo de la doncella, el príncipe, el pueblo villano, las hadas casuales y los sueños cumplidos, pero todo ello con un entrecomillado muy atractivo.
Sobre el cuento de hadas y sueños sobrevuela una realidad dura, astillada por la época y el lugar, con un ligero sabor amargo de la causa femenina y la libertad. La gran interpretación es la de ese padre tosco y finísimo, Raphaël Thierry, pero también destaca la frescura debutante de Juliette Jouan y la frescura habitual de Louis Garrel, aquí un aventurero como sacado de las páginas de Antoine de Saint-Exupéry.